Reportaje al compañero Alejandro Bodart. “Enfrentar a la ultraderecha y reagrupar a los revolucionarios”

Compartimos, a continuación, uno de los trabajos realizados para la edición impresa mensual de Alternativa Socialista, publicación del MST en el FITU (Sección argentina de la LIS) que fue publicada el día 10 de julio. En este caso damos a conocer la entrevista a Alejandro Bodart, coordinador de la LIS, realizada por Pablo Vasco.

Aprovechamos un alto en su gira política por Europa, para conversar con el coordinador de la Liga Internacional Socialista sobre varios temas relevantes de la actualidad política mundial.

En las recientes elecciones legislativas europeas el dato saliente fue el crecimiento de las fuerzas de ultraderecha. ¿Te parece que en Europa se avecinan gobiernos o regímenes fascistas?

Yo creo que hablar de fascismo hoy, confunde. Porque si bien estamos ante un ascenso no sólo europeo, sino internacional de la ultraderecha, para hablar de fascismo, estos nuevos gobiernos y nuevas fuerzas políticas que están surgiendo tendrían que lograr derrotas históricas de la clase obrera. Y en la actual etapa de la lucha de clases no parece ser eso lo más probable, por lo menos en lo inmediato. Entonces, si bien no tenemos que minimizar el ascenso de la ultraderecha, que agrupa a todos los fascistas habidos y por haber, tampoco es bueno maximizarlo porque todavía está por verse si se van a poder consolidar y ser algo parecido a lo que fue el fascismo antes y durante la Segunda Guerra Mundial.

Yo creo que estamos ante un fenómeno muy preocupante, que no hay que minimizar, que hay que enfrentar. Es importante también explicar por qué ha surgido este fenómeno. Tiene que ver con la enorme crisis capitalista, que es una crisis sistémica que se abrió en el 2008 y que pulverizó a los viejos partidos políticos que surgieron después de la Segunda Guerra Mundial, a los partidos conservadores y socialdemócratas. Y que dio origen, en un primer momento, a nuevas expresiones reformistas de izquierda que tuvieron una oportunidad enorme de cambiar la cosas, pero por su programa reformista y por su estrategia de conciliar con el capitalismo y su negativa a tomar medidas anticapitalistas, terminaron decepcionando a los sectores de masas que creyeron en ellos. Me estoy refiriendo en Europa a Syriza en Grecia, a Podemos en el Estado español, al Bloco de Izquierda en Portugal, a Die Linke en Alemania, pero que también tuvo una expresión similar en Latinoamérica con el nacionalismo de izquierda, el bolivarianismo y también con expresiones como la del kirchnerismo en Argentina o Lula en Brasil.

Por la profundidad de la crisis y la decepción de todas estas direcciones reformistas y el espacio que quedó vacante, es que surgen estas expresiones de extrema derecha en un mundo donde todo está cuestionado, donde la hegemonía imperialista está cuestionada, todo lo tradicional esta cuestionado. Estas fuerzas, alrededor de un discurso simplista, atacando a los inmigrantes como los responsables de la pobreza del conjunto de la población, y planteando mano dura y medidas autoritarias para poner orden y un discurso nacionalista, se han ido posicionando y hoy tenemos un gobierno de Meloni en Italia; un triunfo muy importante en las europeas de Le Pen en Francia, que ahora se ha consolidado en la elección legislativa; una segunda fuerza como Alternativa por Alemania, que en la principal potencia europea defiende lo que hizo el nazismo; en el ascenso del Partido de la Libertad en los Países Bajos. En prácticamente todos los países europeos estamos viendo que crecen fuerzas como Vox en el Estado español, como Chega! en Portugal, los Orban en Hungría, los Duda en Polonia.

Pero es un fenómeno político que excede la Unión Europea. Porque hemos tenido un Trump, que ha gobernado y que posiblemente vuelva a gobernar. Hemos tenido un Bolsonaro, que tiene una fuerza organizada que se mantiene intacta, pese a que perdió las elecciones. Tenemos un Milei en la Argentina, tenemos un Modi en India. Es decir, es un fenómeno mundial. Y tenemos a lo que yo sí me animaría a decir que es lo más parecido al fascismo hoy, que son Netanyahu y el Estado sionista de Israel, que desde hace 76 años viene provocando una limpieza étnica antipalestina y que ahora lleva adelante un genocidio en Gaza.

Por eso a estas fuerzas no tenemos que minimizarlas. Discutir cómo las vamos a enfrentar. Cómo aprendemos de los errores que permitieron todo esto, para que no se vuelvan a repetir. Y cómo apostamos a que la lucha de la clase obrera los derrote, partiendo de que tiene una gran debilidad la clase obrera, que es el otro polo de un mundo muy polarizado. Es que las luchas que se están dando, que son fuertísimas, como la que estamos viendo en Kenia y hemos visto a lo largo de estos años en prácticamente todos los países, en Francia, o con la enorme resistencia frente al genocidio palestino en países centrales como Estados Unidos e Inglaterra, carecen de una dirección revolucionaria. Esa es la gran tarea que tenemos los revolucionarios. Enfrentando al fascismo con la movilización, ir construyendo una dirección revolucionaria para realmente derrotarlos y abrir camino a la única alternativa, al único sistema frente a la barbarie del fascismo y del mundo que nos propone la ultraderecha, que es el socialismo.

La guerra entre Rusia y Ucrania continúa, mientras en todo el mundo crece la tendencia al armamentismo. ¿Cómo se posiciona la LIS frente a la amenaza de mayores conflictos entre los imperialismos, inclusive conflictos armados, guerras?

La decadencia del imperio norteamericano y de Europa, del imperialismo occidental, y el surgimiento de nuevos imperialismos con China a la cabeza, pero con Rusia la primacía, ha creado una situación muy inestable en el mundo y la perspectiva cierta de que en algún momento esto puede evolucionar hacia una tercera guerra mundial. En lo inmediato esta cuestión no parece estar planteada, pero no podemos dejar de ver la perspectiva porque cada vez se desarrollan más tensiones.

La guerra entre Ucrania y Rusia es evidente que hoy es uno de los puntos de mayor tensión. Pero ahora hay también otros, como el Medio Oriente, el mar de China, Corea, tensiones que en cualquier momento pueden evolucionar para peor. Nuestra posición es bien clara: mientras defendemos el derecho a la autodeterminación de los pueblos frente a las agresiones militares por parte de cualquier imperialismo, si la situación evolucionara a un enfrentamiento armado entre potencias imperialistas, nosotros claramente estamos por el derrotismo de ambos bandos. Y hoy, aunque no se da todavía esa situación, estamos por la disolución de la OTAN y por la retirada de las tropas rusas de Ucrania, y contra toda medida que aumente el armamentismo de las potencias capitalistas.

La LIS caracteriza la situación global como de polarización social y política. ¿A qué se debe la evidente desigualdad entre el ámbito social y político dentro del polo combativo?

Sobre esta pregunta, algo anticipé en la primera respuesta. El polo que tiene a los trabajadores, a las mujeres, a la juventud al frente, viene obstaculizando con sus luchas y rebeliones, los planes del imperialismo y de las burguesías. Un gran ejemplo de este potencial lo estamos viendo ahora en Kenia, cómo la movilización popular ha logrado desbaratar los planes del FMI y está poniendo en jaque al gobierno de Ruto. Como lo hemos visto en otras regiones de África, sacándose de encima a una potencia usurpadora de décadas como es Francia. O en Latinoamérica, en la infinidad de movilizaciones. En Europa misma hubo y hay fuertes luchas de los trabajadores y la juventud. En Estados Unidos la clase obrera y la juventud están protagonizando procesos que no se veían desde hace décadas.

Pero la gran debilidad de este polo, del polo que combate en las calles, se moviliza, se rebela, es la dirección. La izquierda reformista defraudó cuando gobernó y seguirá defraudando mientras no surjan direcciones revolucionarias con peso en las organizaciones de los trabajadores y entre las masas. Ayudar a construir esa dirección es la tarea fundamental y urgente. Desde la LIS estamos ayudando en este terreno, impulsando el reagrupamiento de los revolucionarios en base a un programa político principista y a un método sano de funcionamiento. Los avances que se vienen materializando en un crecimiento de la LIS muestran que existe espacio para dar pasos firmes en este sentido y para ello es fundamental discutir desde cuáles son las mejores tácticas y posicionamientos frente a los principales hechos de la lucha de clases hasta el modelo de internacional revolucionaria que hace falta construir en esta etapa.

Frente a una crisis del capitalismo tan generalizada y compleja como la que hoy estamos atravesando, ¿cuáles son las principales tareas que están planteadas para las corrientes de la izquierda revolucionaria?

La izquierda revolucionaria tiene una primera tarea que es reagruparse en el plano internacional, ya que no se puede dar pelea genuina contra el imperialismo, contra la burguesía, desde el plano nacional. Es muy importante el reagrupamiento de los revolucionarios en base a un programa de transición con el norte en el gobierno de los trabajadores y el socialismo. Hay que huirle tanto al sectarismo como al dogmatismo y el oportunismo, que han sido liquidacionistas en las décadas pasadas. Necesitamos poner en pie una gran organización internacional, pero también reagrupar nuestras fuerzas a nivel nacional. Y frente a una extrema derecha que avanza y que nos plantea que la salida prácticamente es la barbarie, es necesario levantar, con más fuerza que nunca, que la única alternativa para para evitar que la barbarie siga avanzando, es ir a una sociedad socialista, para lo cual la gran tarea que tenemos planteada es la revolución.

Por ejemplo, no hay ninguna posibilidad de solucionar el drama del pueblo palestino y de las masas pobres del Medio Oriente, sin una revolución socialista en toda la región, que arrase con los gobiernos burgueses árabes que han sido cómplices del imperialismo y del Estado de Israel para mantener la situación que hoy está yendo a un genocidio. No hay ninguna posibilidad de sacar de la pobreza y las garras del imperialismo de África, sin avanzar en un panafricanismo revolucionario y socialista, que unifique las fuerzas para sacarse de encima a todos los explotadores y levantar a los oprimidos. No hay ninguna posibilidad de avance social en Latinoamérica, sin sacarse de encima al imperialismo y a las burguesías nacionales cómplices para ir hacia una América Latina socialista. Y lo mismo en Europa, donde la única orientación posible es una Europa socialista.

Socialismo significa que las riquezas, las enormes riquezas que tienen nuestros pueblos, sirvan para industrializar a nuestros países y terminar con la especulación, para garantizar una salud y educación públicas de calidad, acceso a la cultura, al esparcimiento y una vida digna para todo nuestro pueblo, con todas las necesidades básicas cubiertas y tiempo libre para disfrutar de la vida. Para lo cual deben ser los trabajadores los que democráticamente controlen, debatan, decidan y dirijan la economía y cada uno de los resortes de la sociedad.

En el gobierno se han ido alternando ya todas las variantes del capitalismo, liberal, neoliberal, populista, y también todos los tipos de gobierno, militares, de derecha, de centroizquierda, ahora algunos de ultraderecha, pero la crisis va de mal en peor para la clase trabajadora y el pueblo. Sin socialismo no hay solución: sólo hay destrucción de la humanidad y de la naturaleza, cambio climático, extractivismo y contaminación, guerras, hambrunas, migraciones forzadas. Socialismo es una sociedad libre de explotación y opresión, solidaria, igualitaria.

Por supuesto, nuestro modelo de socialismo nada tiene que ver con el desastre que fue el stalinismo, totalitario, burocrático, patriarcal y además funcional al imperialismo y a la restauración capitalista. Nuestro modelo de socialismo es internacionalista, con igualdad de género, Estado laico, sin privilegios y con democracia para las mayorías y mecanismos de control social en todos los ámbitos: la economía, la gestión de gobierno, la justicia, la seguridad, todo.

Estás regresando a la Argentina después de una intensa gira política por Europa: Francia, Italia, Portugal, el Estado español… Te pedimos que nos pongas al tanto de los principales intercambios y novedades de la LIS.

La gira actual ya está llegando a su fin. Ha sido muy productiva porque nos ha permitido empezar a discutir, con organizaciones con los cuales tenemos acuerdos muy importantes, y que nos empezó a unir la lucha de clases y procesos fundamentales como el de Ucrania o como el de Palestina, y empezar a discutir la posibilidad de fortalecer la Liga Internacional Socialista en el Viejo Continente con la incorporación de compañeros y compañeras de varios países, sumado a quienes ya son parte en Francia, el Estado español o, en condiciones mucho más difíciles, en Ucrania. Esto es clave desde el punto de vista de la perspectiva de construir una gran organización internacional.

Nos hemos reunido en Italia con los compañeros del Partido Comunista de los Trabajadores, que a su vez son parte de una organización, la Oposición Trotskista Internacional, ITO según sus siglas en inglés, que tiene trabajos en otros países y que está en un proceso de unificación también con la Quinta Internacional, que es una fuerza que tiene un importante trabajo en Alemania y compañeros en Gran Bretaña, Estados Unidos y otros países y con los cuales también nos planteamos avanzar. Con ellos hemos elaborado un protocolo muy auspicioso que en unos días vamos a socializar. He podido discutir con los compañeros del Movimiento Alternativa Socialista de Portugal, que vienen de tener un éxito muy importante alrededor de la construcción de un sindicato clasista y democrático como es STOP, con los que estamos en un proceso muy avanzado en su integración a la LIS.

Es decir, esta gira nos ha permitido fortalecernos y enraizarnos más en Europa, y estoy convencido de que esto va a abrir una nueva perspectiva para la LIS, así como hemos avanzado en el Asia, en el África, en Latinoamérica, en el Este europeo, este avance en el corazón de Europa, de concretarse, nos va a permitir transformarnos en un pequeño polo hacia todos los que buscan una alternativa revolucionaria en el mundo. Hacia todos aquellos que han ido sacando conclusiones a partir de las distintas crisis de las grandes corrientes que surgieron en la posguerra y que mantuvieron el programa del trotskismo, el programa revolucionario en pie, pero que por sus orientaciones políticas y modelos equivocados de construcción y funcionamiento han terminado en crisis y retrocediendo.

Tenemos la posibilidad concreta de levantar una nueva y dinámica organización internacional que sea una síntesis de distintas tradiciones y que, con un programa y un método sano, pueda abrirles las puertas a todos aquellos que están buscando una salida distinta para enfrentar a la ultraderecha y a este sistema capitalista-imperialista que nos está llevando a la barbarie.