Los centros de retención y deportación de inmigrantes son guetos anti derechos que Meloni quiere imponer en Italia y Úrsula von del Leyen evalúa para la Unión Europea (UE). La justicia italiana los ha puesto en cuestión, pero el proyecto no está descartado sino en modo prueba piloto. La barbarie capitalista imperialista sólo puede ser derrotada con la movilización, un mundo socialista y sin fronteras.
Por Rubén Tzanoff
Intentan crear guetos externos
Hace un año Italia pactó con Albania enviarle migrantes rescatados por naves oficiales para que permanezcan en dos centros de retención y deportación en Shengjin y Gjader, a la espera que se determine sí tienen derecho a recibir asilo en la UE o si deben ser repatriados a sus países de origen. Las instalaciones tendrán capacidad para recibir 36.000 personas al año. En ejecución del proyecto, la primera ministra italiana Georgia Meloni envió los primeros dieciséis hombres -egipcios y bangladesíes- desde Lampedusa a Shengjin.
Modelo en exposición
Posteriormente, en Bruselas, Meloni ha reunido a once líderes comunitarios para que conozcan las “bondades” de su plan y lo adopten como propio. Entre ellos había representantes de Dinamarca y Países Bajos -también patrocinadores del evento-, Grecia, Austria, Polonia y Chequia, con expresiones políticas de ultraderecha, derecha y socialdemócratas. También estuvo la presidenta de la Comisión Europea Úrsula von der Leyen, quien ratificó su voluntad de endurecer las normas de ingreso más allá del Pacto de Migración y Asilo y expresó: “Hemos hablado de modos innovadores para luchar contra la inmigración irregular y de distintas opciones, desde revisar el concepto de países terceros seguros y de la idea de los centros de devolución de migrantes”. Lograron consensuar un texto que considera “nuevas vías para prevenir y contrarrestar” la inmigración y pedir tanto acciones como leyes para “aumentar y agilizar” las expulsiones.
Critican pero aplican
Hubo expresiones discordantes y cínicas al mismo tiempo, como la del canciller Olaf Scholz, que ya ha endurecido los controles fronterizos y para quien las medidas de Meloni “no son la verdadera solución para un país tan grande como Alemania”. Y no podían faltar los señalamientos del presidente “progre” de España Pedro Sánchez, cuya gestión ejecuta expulsiones “en caliente”, incluso de menores y protagonizó la Masacre de Melilla en tándem con Marruecos.
Revés inicial, modo ensayo
El sondeo por los centros sufrió un primer tropiezo cuando dos de los hombres enviados a Albania tuvieron que regresar por ser menores, dos por ser vulnerables y la justicia italiana dictaminó el retorno de los doce restantes por la “imposibilidad de reconocer los estados de origen de los detenidos como países seguros”. Sin embargo, el proyecto sigue en modo ensayo ya que el Ministerio del Interior italiano recurrirá la decisión, el Consejo de Ministros hizo un decreto para establecer por ley en el Parlamento su propia lista de “países seguros” y Von der Leyen también se está moviendo para redefinir el concepto de “país seguro”, a partir de sacar “lecciones prácticas” del caso albanés y de considerar que para quienes necesitan protección “no es necesario que esa protección sea en Europa sino que puede ser en países terceros seguros”.
Ascenso ultraderechista, racismo imperialista
Hace dos años las posturas de Meloni eran miradas con recelo en Bruselas, pero con el tiempo se ha normalizado su presencia como paso previo a la adopción de algunas de sus posturas más horrorosamente anti derechos humanos. Con el ascenso de la ultraderecha europea, el debate en las alturas ha involucionado: antes era imposible hablar de verjas y ahora no sólo se levantan sino que se evalúa la implementación de centros externos. Encima, el próximo comisario de Interior de la UE será Magnus Brunner, ministro de Finanzas de Austria, uno de los países con línea migratoria más dura.
Por un mundo sin fronteras y socialista
Semejantes expresiones no pueden menos que motivar el rechazo movilizado de los sectores democráticos, progresistas y de izquierda diciendo: No a los centros externos, papeles, derechos democráticos y sociales para todos. En las antípodas del racismo imperialista el Congreso Panafricano de la Liga Internacional Socialista (LIS) planteó “El drama humano de la inmigración hacia Europa”: “La explotación, la opresión y el racismo son intrínsecos al sistema capitalista imperialista, bajo cuyo dominio perduran rasgos del pasado más retrógrado. Para derrotarlo, hace falta una movilización sostenida y organizada superando los límites nacionales. Por eso, la Liga Internacional Socialista (LIS) y las organizaciones que la integran, están al servicio de impulsar una lucha intercontinental coordinada, que una en un solo puño las acciones progresistas europeas con las africanas y las de otros continentes en reclamo de la libre circulación con plenos derechos. Ante el destino de barbarie hacia el que conduce el sistema capitalista imperialista es necesario organizarse y luchar en forma independiente, por un mundo sin fronteras, sin explotación ni opresión, en el que se respeten los derechos sociales y humanos; es decir, por un mundo con un sistema socialista”.