Mientras el costo de la vida y del pasaje suben, la alcaldía de Bogotá solo refuerza las medidas anti colados
Por Grupo de Trabajadores Socialistas e Impulso Socialista.
Con la llegada del nuevo año, en nuestro país se ha ratificado el alza de diversos servicios y bienes necesarios para la clase trabajadora, como siempre, la respuesta de las clases dirigentes ha sido aludir a la necesidad de ponernos la mano en el corazón y entender la necesidad de sortear el dilema de la inflación haciendo nuestro mejor esfuerzo por sostener a nuestras familias con el reducido aumento al salario mínimo, que, en este año aumentó un 13,5%. ¿Sera eso suficiente para cubrir las necesidades de una familia colombiana en el marco de la crisis capitalista actual?
Es en este contexto, en que el gobierno distrital en cabeza de la alcaldesa Claudia Nayibe Lopez, anunció el alza al costo del pasaje de Transmilenio, el impopular sistema de transporte masivo que, pasará de costar 2650$ a 2950% pesos COP. En ese sentido, la medida se justificó diciendo que el sistema tenía bastantes perdidas por los colados, se iba a mejorar el sistema y brindar mejores condiciones de seguridad en el sistema ¿Sera esto cierto?, a continuación, pondremos en duda algunos de estos puntos, para entender porque es justo movilizarnos por un transporte verdaderamente público, de calidad y adecuado con respecto al costo de vida y la capacidad adquisitiva de los sectores populares de la capital.
¿Transmilenio realmente pierde dinero?
Partamos por la cuestión económica, pues ante la opinión pública, la alcaldía distrital, como mencionamos antes, suele victimizarse diciendo que Transmilenio asume masivas perdidas por cuenta de los colados, y no se limitan a eso, también en repetidas ocasiones, tras los múltiples escenarios de protesta que se han dado en la capital, los medios hegemónicos han hecho hincapié en las altas sumas de recursos públicos que deben invertirse en la reparación de las estaciones vandalizadas por los manifestantes.
Sobre todo, Enrique Peñalosa (político burgués), quien fue el que introdujo este sistema, y se ha visto beneficiado de la concesión con las empresas privadas que hoy operan el sistema. En su última alcaldía rechazó los hechos de vandalismo presentados durante las manifestaciones en 2019.
En ese sentido, según Caracol Noticias (reconocida cadena de la prensa burguesa): “Por cada $100, $90 son para dueños de buses, $5 para recaudadores y $5 para el distrito” por lo cual podemos decir que si bien, la ciudad asume las perdidas por la infraestructura de las estaciones, y además tiene que prestar uniformados de la policía y hacerle mantenimiento a la maya vial, quienes verdaderamente se lucran del transporte público en Bogotá son las familias dueñas de las empresas que operan Transmilenio.
Así, se ratifica una de las reglas del capitalismo, en tanto y cuanto que las pérdidas son colectivas pero las ganancias particulares, en ese sentido, podríamos imaginarnos, si Transmilenio fuera realmente público ¿Cuánto dinero de lo que se recauda con los pasajes no se podría recuperar en programas sociales o verdaderas mejorías al sistema? Si nomás con el costo de los pasajes podemos imaginarnos irrisorias cifras de recaudo sumémosle el hecho de los múltiples ingresos por publicidad que tiene el sistema además del uso que otras empresas privadas hacen de los portales. ¿Por qué tenemos que seguir sosteniendo las ganancias de los ricos?
Al ser el transporte público, un interés común, el Estado debería garantizarlo, pero lo que hace realmente es garantizar las ganancias de los ricos, los privados que operan el sistema, lo cual es ridículo, teniendo en cuenta que las necesidades básicas no deberían ser fuente de enriquecimiento en la sociedad, pero el sistema capitalista poco a poco nos ha enseñado a normalizar esta situación aberrante.
Un sistema de transporte inseguro e ineficiente.
Para hablar del funcionamiento del sistema primero debemos partir de otra pregunta ¿Quiénes son las personas que utilizan Transmilenio? Por tanto, debemos considerar que son principalmente las personas de la clase trabajadora y los sectores populares quienes en determinados horarios hacen uso del transporte masivo para recorrer grandes distancias para llegar a sus zonas de trabajo, dado que, la ciudad está distribuida de tal forma de que las clases populares habiten la periferia, pero tengan trabajos en el nororiente y centro de la ciudad.
En ese sentido, existen múltiples testimonios de personas que se gastan de 3 a 2 horas y media de su vida tan sólo en el transporte público, pues aquí no solo estamos ante un problema de Transmilenio sino también del modelo de vida que impone la ciudad y el capitalismo, por lo cual, el uso de este medio de transporte es obligatorio, por ser la única alternativa, para miles de trabajadores y trabajadoras, quienes tiene que soportar estos extenuantes trayectos después de sus jornadas laborales.
A esto, sonémosle que día a día se reportan un sinnúmero de atracos violentos, riñas, casos de acoso a mujeres y hurtos en el sistema, lo cual resulta contradictorio con respecto al mensaje que manda la alcaldía con su intención de poner más policías y celadores en las estaciones para asegurar la seguridad de los usuarios, dado que, al parecer estos cumplen más con la función de impedir que las personas se colen en el sistema, más que prever por su seguridad, a esto sumémosle que han implementado funcionarios como el “regulador” que tienen exclusivamente el objetivo de impedir que la gente se cole, estos últimos en diversas ocasiones recurren al hostigamiento de personas “sospechosas”.
Por un sistema de transporte justo para el pueblo, organización y lucha.
En cuanto la medida del alza del pasaje se hizo oficial el pasado 10 de enero del presente año, nuevamente se hizo el llamado a colarse en el sistema, saltando los torniquetes, cómo una expresión de rebeldía en contra de esta medida que claramente va en contra de las necesidades de nuestra clase, con lo cual, podemos decir que es una acción completamente valida que refleja el malestar de quienes contribuimos a este sistema.
Sin embargo, esta acción no puede ser efectiva si solamente la hacemos de forma individual en nuestra cotidianidad y no organizamos una respuesta por parte del movimiento de masas que presione al gobierno distrital para conseguir una serie de reivindicaciones, por tanto, cómo socialistas consideramos que es momento de organizarnos y luchar por:
- La estatización del sistema de transporte con participación de trabajadores y usuarios, para que lo privados no sean quienes ganen a costa del derecho a la movilidad de la clase trabajadora y sectores populares.
- Disminución del precio del transporte, de $2.950 a $1000 COP.
- Un sistema de transporte de libre de violencias de género y contra las mujeres.
- Gratuidad para adultos mayores, personas con discapacidad y tarifa diferencial para estudiantes.
¡Es momento de movilizarnos!