Notas sobre las nuevas rebeliones árabes

El proceso de la Primavera Árabe desarrollado entre el 2011 y el 2013, fue una revolución que comenzó en Túnez y rápidamente se extendió a Egipto, Yemen, Bahréin, Libia y Siria. Con distintas intensidades y ritmos abarcó 14 países del Norte de África y Oriente Medio. Fue la primera gran oleada de rebeldía del mundo árabe del Siglo XXI.

Los reclamos para poder comer, trabajar y salir de la pobreza sincronizaron con la necesidad de derrumbar gobiernos y regímenes dictatoriales, enquistados en el poder durante décadas. La situación se hizo insoportable para las grandes mayorías.

En Túnez cayó Ben Alí, en Egipto Hosni Mubarak y en otros países hubo cambios y concesiones limitadas. Sin embargo, en la mayoría de los casos la oleada no culminó con la caída generalizada de gobiernos, regímenes, la conquista de libertades democráticas y derechos sociales. A la par dejó enseñanzas y una muestra de la indómita fuerza del movimiento de masas. De la enorme dificultad de los poderosos para derrotar definitiva y categóricamente a los que luchan en el mundo.

Los gobiernos y regímenes que no cayeron ante los embates populares retomaron la iniciativa. Reprimieron al pueblo en general y a las minorías en particular. Explotan y empobrecen a los más necesitados con la venía cómplice de las grandes potencias. Existen verdaderos dramas humanitarios de inmigración masiva y refugiados, como es el caso de la guerra de Siria, bajo el gobierno del brutal dictador Bachar al Asad.

Las imágenes de la voluntad de cambio de los pueblos árabes recorrieron el mundo como un gran ejemplo de lucha. Sin embargo, se toparon con una limitación cualitativa: la ausencia de direcciones revolucionarias consecuentes encabezando los procesos, que volvió a colocar blanco sobre negro la gigantesca contradicción entre la existencia de movimientos heroicos que obtienen resultados limitados.

Interrogantes

A finales de 2018 y principios de 2019 se han movilizado masivamente los pueblos de Túnez, Argelia y Sudán, hay crisis política en Egipto, los regímenes de otros países se encuentran socialmente cuestionados y la situación económica se hace insostenible para millones de personas. Hay un cóctel político y social que comienza a levantar nuevamente temperatura.

Ante esta realidad cabe preguntarse ¿Se trata de un nuevo momento de la Primavera Árabe en el que los pueblos retoman la ofensiva? ¿O estamos en presencia de un proceso nuevo? Repasaremos la coyuntura de algunos países para opinar sobre la actualidad y la perspectiva.

Argelia, frente al poder “eterno”

En 1999, tras el final del gobierno de Liamine Zéroual, se presentó AbdelAziz Bouteflika como candidato independiente a las elecciones presidenciales. Lo hizo con un programa de reconciliación nacional con los islamistas y obtuvo el apoyo del FLN, se impuso con más del 75,9% de los votos.

Con el tiempo, Bouteflika se aprovechó del crédito popular actuando como sí todo le fuese permitido. Se facultó para reformar la Constitución y perpetrarse en el poder, cercenó libertades democráticas con represión y cárcel. A su amparo los más privilegiados tomaron el control absoluto de las riquezas del país para depredarlas y despilfarrar el producto de saqueo. La descarada corrupción gubernamental se hizo moneda corriente, la mafia en el poder y los mandatos del FMI causaron estragos en el pueblo trabajador. En las instituciones comenzó a regir el criterio de “Enriquecerse rápidamente y reinar por mucho tiempo”. Lo público ha sido destruido y la sociedad descuidada, principalmente a partir del tercer mandato de Bouteflika.

Luego de 20 años de gobierno, afloró el hartazgo y las grandes movilizaciones. Mientras Bouteflika, de 82 años, se encontraba internado en el Hospital Universitario de Ginebra, miles y miles de personas, principalmente estudiantes, salieron a las calles y se convocó a huelga general, generando grietas en los aliados de gobierno. El régimen está más débil que nunca. 

Por el momento el Gobierno no cayó, pero, acusando el golpe de la movilización, ha anunciado que el presidente no se postulará a su quinto mandato. La medida está plagada de trampas para mantenerse en el poder. Ha prometido la convocatoria de una conferencia nacional “inclusiva e independiente” encargada de poner en marcha el “proceso de transformación” con un proyecto de nueva Constitución, pero las elecciones para el 18 de abril fueron aplazadas sin nueva fecha de realización y con la formación de un Gobierno integrado por miembros de esa conferencia nacional.

La lucha sigue, incluso ya tiene repercusiones en Francia, viejo amo imperialista, donde Macrón pretende ser el enfermero de Bouteflika clamando por una «transición de una duración razonable» 1. cuando el pueblo argelino plantea Fuera Bouteflika ya!

En la página WEB de Anticapitalistas en Red hemos publicado dos notas sobre Argelia: “Cuando un pueblo se levanta” 2 y “El movimiento de masas en Argelia, la cuestión del programa” 3

Túnez, reiniciando

El 17 de diciembre de 2010, el joven Mohamed Bouazizi, se quemó a lo bonzo luego que la policía le confiscara el carro de frutas con el que sostenía a su familia y lo dejara en la pobreza más extrema. Fue el inicio de la caída del tirano Zin el Abidín Ben Alí y de la Primavera Árabe.

En diciembre de 2018 se repitió el drama cuando se inmoló Abderrazak Zorgui, de 32 años , periodista en situación laboral precaria. Previamente escribió en las redes sociales: “Estoy harto de las promesas incumplidas”, “Hay gente que no tiene absolutamente nada. Hay regiones sin un duro. Hay gente que está muerta, aunque estén vivos”, “Voy a protestar solo. Me voy a inmolar y si alguien llega a encontrar un trabajo gracias a mí, estaré encantado… Quizás el Estado va a reaccionar”.

Expresó la situación de una generación de jóvenes sin expectativas de futuro. Hasta noviembre de 2018 se produjeron 434 suicidios o intentos de ello, de hombres de entre 26 y 35 años. “Este es un suicidio de protesta. Sin la atención o el apoyo del Gobierno, los partidos políticos o los sindicatos, muchos jóvenes se sienten completamente desamparados y consideran que su cuerpo es su único recurso para la protesta”, señaló el sociólogo Abdesattar Sahbani. La pobreza y el desempleo son un cáncer estructural del capitalismo.

No es casual que se haya repetido el drama del suicidio ni que volvieran a tomar intensidad las protestas. Luego de los acontecimientos del 2011 se inició una “transición democrática” que vio pasar siete gobiernos. Bien, no ha cambiado casi nada en cuanto a las necesidades básicas insatisfechas de los tunecinos, de los jóvenes desempleados en particular. Un ejemplo son los llamados diplomés chomeûrs (licenciados en paro), que pasan años sin empleo o con trabajo precario.

Esto también se expresa a las reiteradas protestas de abogados, maestros, transportistas, trabajadores estatales y otros sectores sociales que tienen cercado al gobierno de Joussef Chahed, en medio de una crisis social y política profunda. Además, hay manifestaciones por la igualdad de género y en defensa de la comunidad LGTBIQ, ya que mediante el artículo 230 del Código Penal se castiga la homosexualidad con hasta tres años de cárcel.

Desde el 2012 el poder adquisitivo de los trabajadores se fue achicando año tras año, los aumentos de sueldos fueron irrisorios, siempre muy por debajo de la inflación. El sueldo de un maestro oscila entre los 900 y los 1.300 dinares (entre 265 y 380 euros). La polarización se ha expresado en el ámbito educativo donde hubo padres que se manifestaron contra las movilizaciones y huelgas docentes.

En 2016 el FMI le otorgó a Túnez un préstamo por casi 2.500 millones de euros, bajo exigencia de reducir el déficit público, es decir, la masa salarial destinada a los trabajadores estatales. Así cesaron las contrataciones, los aumentos y se aplicaron rebajas salariales. Los principales damnificados son unos 3.000 interinos, cuyo sueldo apenas supera los 250 dinares al mes (unos 75 euros). Para los que tienen una plaza fija, el salario asciende a entre 265 y 380 euros, congelado durante los últimos años, con una inflación que se acerca al 8% anual y la devaluación del dinar tunecino. En 2019 el Fondo endureció sus condiciones agravando las necesidades básicas de la población. Los usureros internacionales son los protagonistas de muchos de los grandes dramas sociales que han sufrido distintos pueblos del mundo.

El sindicato UGTT de un millón de afiliados, es el más poderoso del mundo árabe y se ha convertido en el principal opositor, llamando a movilizaciones y huelgas.

Ante la falta de una fuerte alternativa de izquierda revolucionaria, el sindicato también se postula políticamente, es visto como defensor de los trabajadores y de sectores populares. Aunque la UGTT se pasó meses pidiendo la dimisión del Gobierno, ahora pide un cambio de rumbo económico y se plantea participar en las próximas elecciones. Sus dirigentes apoyan abiertamente al presidente sirio Bachar el Asad. Este poder sindical es uno de los datos de la realidad.

Los problemas económicos y la pobreza de las grandes mayorías se profundizan en el marco del capitalismo y los planes de ajuste ordenados por los usureros internacionales.

Desde el gobierno se reprime a los trabajadores, se limitan severamente las libertades democráticas y de género. Sobran los motivos para un reinicio de la Primavera Árabe tunecina.

Sudán, pan y libertad

Sudán sufre una inflación del 70% y una pobreza extrema. Pasó de exportar productos agrícolas a sufrir una fuerte dependencia externa. En 2011 se quedó sin tres cuartas partes de sus reservas de petróleo tras la independencia de Sudán del Sur.

En el marco de una pésima situación para la supervivencia de los sudaneses cayó la gota que derramó el vaso. Durante varias semanas hubo escasez de pan y el 18 de diciembre el Gobierno de Omar al Bashir decidió aumentar el precio: de una a tres libras sudanesas (6 céntimos de euro).

Al otro día de conocerse el decreto estalló una ola de manifestaciones contra la carestía y por la renuncia del mandatario en el poder desde hace 30 años por un golpe de Estado. Para poder comer y tener democracia, necesidades elementales, es necesario realizar grandes rebeliones.

El estallido comenzó en Port Sudán y en Atbara, se extendió como un reguero de pólvora a Omdurmán, Jartum (capital), Al-Gadaref, Dongola y otras localidades, en las cuales los manifestantes quemaron sedes del partido Congreso Nacional. Incluso llegó a la región de Darfur, donde un largo conflicto ha provocado más de 300.000 muertos y 2,4 millones de desplazados.

En 2013, con la Primavera Árabe como telón de fondo, se habían producido grandes manifestaciones encabezadas por el movimiento estudiantil. En la actualidad estudiantes y jóvenes también participan activamente, pero ha ganado protagonismo la Asociación de Profesionales Sudaneses, integrada por médicos, ingenieros, profesores o mecánicos a quienes se han sumado grupos de la oposición perseguidos por la represión gubernamental.

El Gobierno decretó el toque de queda en las ciudades afectadas, desplegó al Ejército y a la policía. Sólo en las primeras 24 horas la represión causó la muerte de ocho personas. El Gobierno reconoce al menos 30 muertos, 381 detenidos; mientras que la oposición denuncia más de 50 muertos y de 800 detenidos. Como será de brutal la represión que el propio Al Bashir que la ordenó, salió cínicamente a pedir a los agentes un uso moderado de la fuerza.

Cabe recordar que está acusado de crímenes de guerra y contra la humanidad por la Corte Penal Internacional, por el conflicto de Darfur. A nivel internacional, el régimen es criticado moderadamente por el bloque imperialista de la Unión Europea y cuenta como aliados con Rusia, China, Siria, Qatar y Egipto, entre otros.

La represión tiene complementos tramposos. El presidente ha afirmado reiteradamente que no dejará el poder, criticando duramente al movimiento que considera una nociva nueva Primavera Árabe. Para lograr su continuidad, se aferra al apoyo de las Fuerzas Armadas y los engaños políticos de apertura y diálogo.

Desde un discurso realizado a mediados de febrero ha planteado: «Anuncio la imposición del estado de emergencia en todo el país durante un año y la disolución del Gobierno de Consenso Nacional y la disolución de los Gobiernos de los estados.» Propuso la formación del nuevo Gobierno, sin fecha, con «un proceso de diálogo» y que el Parlamento posponga las enmiendas constitucionales que le permitirían ser candidato en abril de 2020.

Lo cierto es que hasta ahora no ha logrado frenar la nueva oleada primaveral ni con represión ni con engaños. La Asociación de Profesionales de Sudán respondió planteó: «El discurso de Al Bashir no nos interesa. Es el segundo de la salvación. Nuestro único objetivo es la caída del régimen y entregar la autoridad a un Gobierno nacional inmediatamente». Destacó que no se van a retirar de las calles «hasta que se cumplan los puntos» de sus demandas, el primero “la retirada de Omar al Bashir y su régimen sin condiciones». Y llamó a volver a las calles para manifestarse porque “el régimen está colapsado».

La oposición ha elaborado un plan de transición de cuatro años que “comienza con la salida del poder de Al Bashir y la puesta en marcha de un gobierno de unidad nacional con el objetivo de la reconciliación y la firma de la paz con los diversos grupos armados que se enfrentan al régimen de Al Bashir. Dicha transición debe conducir a una reforma de la Constitución y la celebración de elecciones libres y transparentes”.

El martes 5 de marzo comenzó con una huelga general de 24 horas como parte de la “resistencia pacífica” al gobierno. Como es costumbre cuando el pueblo protesta, el poder acusa que las protestas son obra de potencias extranjeras “malignas”, y ha jurado detenerlas. La lucha sigue su curso.

Puntos destacados

Por el momento, el impulso movilizador llega a tres de los 14 países que protagonizaron la Primavera Árabe del 2011, ya se verá hasta dónde llega. Mientras tanto, es válido realizar algunas observaciones que ayuden a elaborar una política revolucionaria.

Relación. Entre las movilizaciones de 2011 y las actuales hay puntos en común relacionados con la pobreza extrema a la que el capitalismo y sus gobiernos someten a los pueblos, subordinados a las órdenes del FMI y a las políticas de las grandes potencias mundiales. Y también existe un correlato en las tiranías, las libertades democráticas y los derechos humanos, gravemente cercenados.

De la prehistoria. Además de los trabajadores y los pobres, otro blanco de ataque permanente son las mujeres y las minorías sexuales. Sus derechos de género se encuentran vulnerados al extremo, víctimas de una violencia institucional con legislación arcaica basada en preceptos religiosos.

Garrote y zanahoria. En la mayoría de los casos hay gobiernos y regímenes dictatoriales, independientemente de que hayan llegado al poder mediante votaciones o golpes. Y pretender perpetuarse en el poder por la fuerza o modificando la Constitución para ser “reelectos”, al amparo de las Fuerzas Armadas, proscripciones y persecuciones que impiden la realización de elecciones democráticas y transparentes.

No está dicha la última palabra. Las luchas de Sudán, Túnez y Argelia están en curso y sus resultados no están determinados de antemano. Ya se verá si el reverdecer primaveral se extiende o no, sabiendo que el malestar social y político excede a los países mencionados, con lo cual no se puede descartar un efecto de contagio. Se hace indispensable apoyar a los pueblos sublevados con acciones y campañas internacionales de solidaridad, contra los tiranos, sus socios políticos y económicos.

Imperialismo decadente. África sigue siendo víctima del saqueo de las potencias imperialistas mundiales, de los planes de expansión e influencia política, de las guerras internas y las injerencias externas. El FMI causa estragos en el pueblo, ordenando ajustes salvajes e inventando deudas usurarias. También actúa el bloque imperialista de la Unión Europea. Al robo de las riquezas y la explotación se suma el accionar antihumano expresado ante los inmigrantes.

Inmigrantes. Miles y miles de árabes de origen africano, entre los cuales hay niños solos, mujeres y ancianos, arriesgan su vida y mueren intentando cruzar el Mediterráneo en balsas improvisadas. 4

Aunque huyen del hambre, la miseria, la represión y las guerras, son impedidos de entrar a Europa, devueltos a sus países de origen o recibidos a cuentagotas en pésimas condiciones para ser explotados como mano de obra barata. Así actúan las “democracias avanzadas humanidad“ con gobiernos y/o políticas de derecha.

Lo cambiante. Las vivencias de las sociedades árabes son diversas, con acuerdo a las clases sociales y las tensiones de la lucha. En los gobiernos y los regímenes aparece un abanico de realidades: monarquías, califatos, tiranías, gobiernos islámicos (gobierno de las leyes divinas sobre las sociedades) y falsas democracias, en las que se vota solo a opciones autorizadas de antemano. Existen situaciones políticas y sociales que no son dominantes en el “Estado Nación.”

Blanco sobre negro. Más allá de lo relativo está lo permanente del sistema capitalista. Así se expresa un problema de la humanidad en el Manifiesto acordado entre Anticapitalistas en Red y el PST de Turquía: “El sistema capitalista demuestra constantemente que no es capaz de superar la crisis económica, las guerras imperialistas y la creciente lucha de clases. El sistema imperialista ataca los derechos de los trabajadores, agita masacres étnicas y religiosas alrededor del mundo, perpetra invasiones, fortifica a los partidos fascistas, abandona los derechos democráticos, avanza en la destrucción medioambiental del planeta y pone en el poder a líderes sexistas, homofóbicos, nacionalistas, religiosos y autoritarios para intentar superar su crisis y actual estancamiento”.

Con el método del Programa de Transición. La estrategia de lograr gobiernos de los trabajadores y el pueblo, con regímenes de democracia obrera, y federaciones libres entre distintos pueblos. En ese camino, el método del Programa de Transición es una gran herramienta a la hora de formular la respuesta de los socialistas revolucionarios. Hay puntos ineludibles de plantear: Basta de represión, cárcel y muerte, Libertad de los presos políticos, Castigo a los responsables políticos y de las fuerzas de seguridad, Basta de ajuste, hambre y pobreza, Fuera el FMI, los usureros y explotadores, Abajo los gobiernos y regímenes dictatoriales, Fuera las potencias imperialistas extranjeras, Basta de guerra entre pueblos hermanos. Los procesos Constituyentes pueden adquirir importancia en tanto y en cuando sean impuestos por las masas, con amplia participación popular para debatir y decidir todo democráticamente, no como trampa del poder para efectuar cambios parciales que no cambian nada de fondo y persiguen el único objetivo de perpetuarse en el poder.

Urgente. Ante la brutalidad contrarrevolucionaria de los gobiernos y las potencias imperialista hay sectores sociales que optan por el apoyo a Estado Islámico. Es una falsa opción que pretende instaurar instituciones políticas basadas en preceptos religiosos. Los métodos terroristas de EI van en contra de los objetivos de liberación que dicen perseguir.

La voluntad de cambio del movimiento de masas sigue sin encontrar una alternativa, una nueva dirección que la encause hacia una salida de fondo. Este es un componente que se repite y sigue agudizando la necesidad de construir herramientas políticas anticapitalistas de izquierda, y partidos socialistas revolucionarios con peso de masas, a nivel nacional e internacional. Son las grandes tareas que asumimos desde Anticapitalistas en Red y el PST de Turquía en el camino de fundar una nueva organización internacional 5.

Rubén Tzanoff

1-http://www.lacommune.org/Parti-des-travailleurs/Lettre-d-infos/Honneur-et-gloire-au-Peuple-algerien-qui-combat-pour-tous-les-peuples-i1846.html

2-http://anticapitalistasenred.org/2019/03/07/algerie-quand-un-peuple-se-souleve/

3-http://anticapitalistasenred.org/2019/03/06/argelia-el-movimiento-de-masas-en-argelia-la-cuestion-del-programa/

4-http://anticapitalistasenred.org/2018/06/19/inmigrantes-y-refugiados-en-crisis-humanitaria/

5-http://anticapitalistasenred.org/2019/02/09/un-llamado-a-la-unidad-de-los-socialistas-revolucionarios/