El fin de la esclavitud en Brasil: reflexiones sobre el racismo estructural

Por Rafael Pereira, Revolución Socialista – PSOL / LIS, Brasil.

Hoy, 13 de mayo, se cumplen 136 años desde que Brasil declaró el fin de la esclavitud legal de la población negra. Sin embargo, esta fecha no es sólo un hito histórico, sino que conlleva una serie de reflexiones sobre el pasado y el presente.

Los esclavizados fueron secuestrados, vendidos como mercancías y sometidos a una vida de sufrimiento y opresión. Durante y después de este periodo, se enfrentaron a la persecución sistemática, la discriminación, la falta de asistencia y, a menudo, la muerte. La liberación efectiva de estas personas se retrasó hasta el último momento, respaldada por una política internacional de racismo científico e institucional. Hoy reconocemos estas pautas como parte del racismo estructural.

Generaciones de descendientes de los esclavizados aún sienten el impacto de este oscuro pasado. Abandonados a su suerte, sin tierras ni derechos, se enfrentaron a retos que resuenan hasta nuestros días.

El discurso ideológico de la burguesía y sus leales capitanes intenta incansablemente borrar sus crímenes. El revisionismo histórico, los discursos sobre la igualdad racial y la política de las migajas son estrategias para minimizar el pasado y mantener intactas las estructuras de poder.

Los frecuentes casos de violencia policial y exclusión social son realidades innegables, publicadas en los periódicos y legitimadas por la política institucional de la democracia burguesa. Los grupos de presión multimillonarios financian estas prácticas, mientras que la falsa idea del reformismo intenta apaciguar las rebeliones de la clase trabajadora.

Para extirpar el racismo estructural de una vez por todas, necesitamos ocupar los espacios de poder real. Esta lucha es ante todo política, pero también material. La representatividad y el redescubrimiento de las identidades robadas no pueden ser sólo símbolos vacíos, porque la mera exposición de las personas negras en los medios de comunicación hegemónicos no basta para cambiar la realidad.

La búsqueda del fin de la escala 6×1, la deconstrucción del modelo manicomial y la construcción de un partido revolucionario son ejemplos de vías para que los trabajadores precarios expresen sus reivindicaciones.

Durante más de un siglo, el reformismo no ha resuelto ni resolverá cuestiones esenciales como la vivienda segura, la salud física y mental integral y el salario digno por el trabajo. Sólo organizando a la clase trabajadora en espacios de democracia real y construcción política podremos lograr cambios significativos.

Por último, es importante reconocer que sólo una revolución socialista puede desmantelar completamente la opresión y los efectos del racismo, garantizando la plena realización de todos los derechos. El socialismo, como sistema político, tiene como objetivo hacer realidad estas garantías.


*Foto: C.Nogueirol, 2000. (Maior projeto de escultura em areia realizado no Brasil no ano de 2000 para comemoração dos 500 anos do Descobrimento do Brasil. Projeto de autoria do escultor em areia Claudio L Nogueirol.)