El evento organizado por CLACSO en CABA presenta como principales exponentes a Dilma Rousseff, José Mujica, Álvaro García Linera y Cristina Kirchner. Reúne a políticos, intelectuales y artistas que son parte o apoyan a los gobiernos progresistas de las últimas décadas en América Latina y se propone “expresar la lucha por sociedades más justas e igualitarias” y contra las derechas. Los triunfos de Bolsonaro, Trump y Macri alientan esos debates en la vanguardia mundial. ¿Responde este espacio a los desafíos planteados? En este artículo aportamos nuestras opiniones.
De Argentina lxs principales panelistas son ex funcionarixs del gobierno kirchnerista o nuevas incorporaciones de ese espacio como Juan Grabois, Victoria Donda o Felipe Solá. El discurso de Cristina en la primera jornada parece mostrar que su objetivo apunta fundamentalmente al fortalecimiento de un armado electoral con vistas al 2019.
¿Con el G20 o contra el G20?
El evento se realiza a pocos días de la cumbre del G20, liderado por Trump, los demás líderes imperialistas y organismos multilaterales de crédito como el FMI, el Banco Mundial y la OCDE. El apoyo al acuerdo de Macri con el FMI es uno de sus fines.
Enfrentar a las derechas y al imperialismo amerita en primer lugar impulsar la mayor movilización unitaria contra este evento como venimos haciendo las organizaciones que conformamos la «Confluencia Fuera G20-FMI» para enfrentar a los responsables del hambre, la explotación de las clases trabajadoras, los pueblos; y de una depredación ambiental que destruye a pasos acelerados la naturaleza, que desprecia la supervivencia de la vida humana detrás de su sed de ganancias capitalistas. Sin embargo no es este un centro de la mayoría de los referentes del Foro de CLACSO, que no participan ni impulsan la movilización del 30/11, cuestión que no parece nada casual tomando en cuenta que Dilma, Cristina y Mujica han sido asistentes permanentes al G20 mientras gobernaron.
Pensamiento crítico sin crítica
Es llamativo que en un foro de pensamiento crítico, esté ausente justamente el análisis crítico de los gobiernos progresistas que abrieron la puerta a las derechas. Ni Macri ni Bolsonaro nacieron de un repollo, son producto de más de una década de los gobierno del FPV en Argentina y del PT en Brasil que decepcionaron a parte importante de la sociedad al no solucionar muchas de sus demandas.
Dilma dijo en su intervención que el ascenso de la derecha en el país vecino se debió en parte a la falta de enjuiciamiento a los militares de la dictadura. ¿No tuvo oportunidad el PT en 13 años de llevarlos adelante? ¿No tuvo oportunidad de terminar con el régimen político, económico y social surgido a partir de la negociación con la Dictadura? ¿No hay que buscar las causas del triunfo de Bolsonaro en la falta de respuestas del PT ante los movimientos de junio de 2013? ¿No tuvo nada que ver la adaptación del PT a lo peor de la política y las corporaciones brasileras que lo terminaron involucrando en el Lava Jato? ¿O haber elegido el camino del ajuste sobre los sectores populares en lugar de hacerlo contra los grandes industriales y el poder financiero a partir de la crisis económica de 2014? Ninguna de estas preguntas sobrevoló el evento.
¿Unidad antineoliberal y antifacista?
El centro de las exposiciones de Dilma y de Cristina fue la necesidad de conformar grandes unidades para enfrentar a las derechas neoliberales y fascistas en las elecciones. Lo mismo plantean distintos intelectuales y dirigentes que forman parte del espacio. La pregunta es: ¿Unidad para qué? ¿Unidad con quién? Si es para impulsar la movilización, que a nuestro entender es la manera central de enfrentar a las derechas, estamos de acuerdo en lograr la más amplia unidad de acción, por ejemplo para derrotar ahora el ajuste de Macri y el FMI sin esperar al 2019, pero no es ese su planteo. En cuanto a la unidad política que hace falta, se trata no sólo de enfrentar a los dirigentes de la derecha sino a sus políticas; y establecer un programa que dé respuesta a las necesidades obreras y populares. ¿Se puede hacer un programa común para terminar con el ajuste con lxs dirigentes del PJ que le votaron todas las leyes de ajuste a Macri? ¿Con quienes plantean no romper con el FMI? ¿Se puede para terminar con la depredación ambiental hacer un frente con el megaminero Gioja, el fumigador de escuelas Bordet o una Alicia Kirchner que vende como progreso fracking y mega represas? ¿Defender los derechos de los pueblos originarios con Insfrán? ¿Ampliar los derechos de las mujeres y las disidencias, lograr el aborto legal y una ESI con perspectiva de género con los voceros del Papa y los pañuelos celestes?¿Se puede pelear contra la xenofobia con xenófobos como Picheto?
El argumento de “saquemos a la derecha y después vemos” es un callejón sin salida. Sacar las conclusiones de lo ocurrido en Brasil tiene gran importancia. No se puede obviar que Lula llevó como vicepresidente a José Alencar, un gran industrial textil y referente de la Iglesia Universal del Reino de Dios, institución que después fue uno de los artífices de la llegada de Bolsonaro al poder. Ni que Temer, vicepresidente de Dilma, fue quien terminó consumando su salida y aplicando las reformas económicas que facilitaron la llegada del fascismo. Seguir ese camino sólo garantiza nuevas frustraciones. Es ilusorio repetir las mismas recetas y esperar resultados diferentes.
La salida es por izquierda
Para enfrentar a las derechas es primordial impulsar la lucha unitaria en las calles, lugares de trabajo, estudio, etc, y al mismo tiempo dotar a esa movilización de un programa que responda a las necesidad de la clase trabajadora y los sectores populares. El progresismo ha mostrado las limitaciones en ambos sentidos. Apostar a los mecanismos institucionales del capital e intentar administrar el Estado, conviviendo con los dueños del poder sin afectar sus intereses, puede permitir alguna mejora circunstancial en épocas de altos precios de comodities, pero no resolver los problemas de fondo y realizar los cambios estructurales necesarios, abriendo las puertas al ascenso de las derechas que contratacan apenas logran recomponer fuerzas. Para terminar con el poder del capital financiero, la destrucción del planeta y el sometimiento al imperialismo es preciso tomar medidas que incluyan la ruptura con el FMI y el no pago de las deudas externas, la nacionalización de la banca y el comercio exterior, la estatización con control obrero y social de los resortes económicos, la recuperación de los bienes comunes, asambleas constituyentes que terminen con los regímenes políticos y judiciales al servicio del poder económico, prohibir los agrotóxicos, el fracking y la megaminería contaminante. Es decir, avanzar en medidas de ruptura anticapitalista con las corporaciones y el capital financiero para poner las riquezas de nuestros países al servicio de las necesidades obreras y populares.
Contra la derecha, unir a toda la izquierda
El desafío para la izquierda y lxs luchadorxs es el de enfrentar a las derechas y el fascismo llamando a la movilización masiva y unitaria y al mismo tiempo construir una alternativa política de masas visible, con vocación de poder, para que las energías de estas luchas no terminen abonando a proyectos que ya fracasaron por sus limitaciones. Para eso, el camino es el de forjar la unidad de toda la izquierda anticapitalista en una herramienta capaz de atraer a todos lxs que peleamos por una transformación política , económica y social en beneficio de las mayorías. Con ese compromiso y al servicio de esas tareas construimos el MST y Anticapitalistas en Red.
Emilio Poliak