Por: Martín Fuentes

La premiación de “No Other Land” como “mejor largometraje documental” en la última edición de los premios Oscar significó nuevamente la exposición ante la prensa mundial de la trágica situación del pueblo palestino en Cisjordania. En el film se ilustra a través de sus protagonistas, Basel Adra y Yuval Abraham, el contraste entre la realidad de la población palestina y la población israelí. Mientras que Basal sufre la opresión con la que lidian día a día los palestinos, Yuval goza de la libertad por su origen israelí. Lamentablemente, frente a su popularización, las prácticas fascistas del Estado de Israel y su población no tardaron en llegar.

La pasada noche del 24 de marzo, el co-director del documental, Hamdan Ballal, fue linchado por un grupo de colonos en su casa ubicada al sur de la Cisjordania ocupada. La noticia fue conocida a través de la publicación en X de Yuval Abraham, también director del documental, quien explicó que su compañero fue agredido y luego secuestrado por las fuerzas de ocupación, sin dar aviso de su paradero. Además, aseguró que, al momento de la detención, Hamdan sangraba y estaba herido en su cabeza y el estómago.

En los videos difundidos puede verse al mismo grupo de colonos que linchó a Hamdan con vestimenta militar persiguiendo y apedreando el auto de activistas que se encontraban próximos al cineasta. Tras el ataque, Basel Adra, también co-director del documental, afirmó encontrarse “junto a Karam, hijo de 7 años de Hamdan, cerca de la sangre de Hamdan en su casa”.

Finalmente, hoy Hamdan fue encontrado y trasladado al hospital de Hebrón. «Después de estar esposado toda la noche y haber sido golpeado en una base militar, Hamdan Ballal es libre y está a punto de volver a su casa con su familia» fue lo que anunció Yuval Abraham en redes sociales.

Más que nunca: ¡solidaridad con Palestina!

Lejos de la reflexión, la difusión de la noticia desató en redes sociales a las hordas de trolls respaldados por el estado de Israel, desinformando y calumniando a los realizadores del documental. Todos estos hechos vuelven a confirmar que el sionismo no admite ni la más tímida crítica. Ya sean expresiones sociales, políticas o, en este caso, culturales no tardan en ser reprimidas con total hostilidad.

No queda espacio sin vigilar por parte del “gran hermano” sionista. La violenta colonización de Palestina tiene su correlato con el acoso al activismo en todas partes del mundo. Así ocurre actualmente en Argentina con la persecución de Alejandro Bodart a través de la justicia local o en Líbano donde Israel insiste con profundizar su injerencia criminalizando a estudiantes y trabajadores.

Con el ascenso de Trump se reforzó la agresividad sionista, deportando a la juventud solidaria con la causa palestina y forzando una coyuntura que posibilitó que Netanyahu continuara con sus planes expansionistas. Tras romper el alto al fuego, el Gabinete de Seguridad de Israel habilitó un nuevo plan de ocupación y legalización de 13 asentamientos en Cisjordania. La región no logró escapar de la ofensiva israelí y ya son 61 los mártires y 134 los heridos tras la ruptura del alto al fuego, que se suman a los 937 palestinos que fueron asesinados y más de 7.000 heridos en Cisjordania desde el 7 de octubre de 2023.  

No existe garantía para detener la barbarie sionista que no sea la movilización y la solidaridad internacionalista. Es urgente defender toda forma de expresión artística de la censura y el hostigamiento sionista para fortalecer la lucha por una Palestina única, laica, no racista, democrática y socialista.