El rescate del Aquarius es una muestra de un drama cotidiano en la zona UE y otras del planeta.Las 629 personas rescatadas del Mar Mediterráneo le volvieron a recordar al mundo el drama que viven los que se ven obligados a abandonar su país de origen, por hambre, guerras, enfermedades o persecución política. Mientras los gobiernos de la UE competían por rechazarlos, millones de personas en el mundo estuvieron pendientes de la llegada de ayuda. Con la aceptación del gobierno español, hoy se encuentran en Sevilla y tienen permiso para permanecer en el país por 45 días. Varios quieren ser recibidos por Francia.
Encaminada la crisis del Aquarius, es imposible dar vuelta la página.
A la par del salvataje y el comienzo del traslado a Sevilla, guardias costeras y ONGs llegaron a rescatar a más de mil personas en decenas de pateras improvisadas, en el Mar de Alborán, el Estrecho de Gibraltar y otros puntos. Algunas fueron encontradas sin vida, otras aún no aparecieron. Y esto va a seguir también en Siria, la frontera de EE.UU. con México, Medio Oriente y otros puntos, lo que está motivando un nuevo récord mundial de desplazados.
Los gobiernos burgueses de la UE no son parte de la solución sino del problema. La extrema derecha y la derecha se pelean buscando los mejores mecanismos para sacarse el problema de encima, con los menores costos económicos y políticos posibles.
Esto se reflejó en los últimos días entre Italia y otros países. Ahora es Alemania que se sumergió en una grave crisis política a sólo tres meses de haber formado gobierno muy trabajosamente. Horst Seehofer, ministro de Interior, Construcción y Patria le declaró la guerra a la canciller, Angela Merkel, a la que considera incapaz de restringir la entrada de refugiados. Tenía previsto presentar su llamado Plan maestro de asilo, pero Merkel se opuso a uno de los puntos y se canceló la presentación.
Seehofer amenaza con actuar por su cuenta y rechazar a refugiados en las fronteras. Merkel busca hacer algo parecido, pero consensuado con los socios europeos, por eso pide más tiempo para acordar en la próxima cumbre de la Unión a realizarse a fin de mes. Las ejecutivas de los dos partidos conservadores enfrentados y miembros de la coalición de Gobierno están negociando contra reloj para buscar una salida a la crisis. Sí la alianza CDU-CSU termina por quebrarse, el Ejecutivo alemán podría colapsar.
Lo cierto es que el trato de la UE hacia inmigrantes y refugiados es vergonzoso.
El imperialismo yanqui no se queda atrás, con Donald Trump y sus medidas brutales como: la construcción de muros, la separación de familias, la represión y otras acciones que vulneran los derechos humanos más elementales.
El capitalismo genera las crisis que motivan los movimientos de millones de personas para intentar salvar sus vidas. Y los países imperialistas más ricos, de las supuestas democracias avanzadas se pelean por sacárselos de encima, les brindan ayuda humanitaria obligatoria a regañadientes y los devuelven al horror del que escapan.
Cuando les permiten entrar, es para disponer de mano de obra barata para realizar determinadas tareas y garantizar las ganancias patronales. Algo que encima deben hacer con derechos recortados y soportando la discriminación.
La Unión Europea es en sí misma un bloque imperialista para ajustar a los trabajadores europeos, oprimir las nacionalidades, liquidar conquistas sociales históricas y desarrollar una discriminación apenas disimulada en la cual se sigue abriendo camino la xenofobia que dicen combatir.
Las ayudas humanitarias son indispensables, derrotar al capitalismo también.
Es necesario que se les otorguen papeles para que puedan quedarse donde quieran y no sean deportados al lugar de donde vienen. sabiendo que el sistema imperante es el problema de fondo. Mientras el imperialismo capitalista rija los destinos de la humanidad, la vida de las grandes mayorías se seguirá deteriorando, por lo tanto, también la de los inmigrantes y los refugiados. Por eso, el enfrentamiento organizado a los gobiernos va de la mano del combate al sistema. Te invitamos a hacerlo juntos.
Manel Pere Lecha