Por: Carlos Rojas Reyes

El 16 de septiembre del 2025 Cuenca, Ecuador, se inundó con la Marcha por el Agua. Más de cien mil personas marcharon por las calles desde las primeras horas de la mañana hasta el atardecer. Como el recorrido principal no daba cabida a la multitud que avanzaba hacia el centro de la ciudad, numerosos grupos confluían desde las calles secundarias desde todas las direcciones.

La movilización se da con el objetivo inmediato de detener el proyecto de la empresa canadiense Dundee Precious Metals, que pretende explotar Loma Larga ubicada al suroeste de Cuenca, con la construcción de una mina subterránea, transnacional que cuenta con el total apoyo del gobierno de Noboa. Se une a este objetivo, la exigencia de respetar las consultas cantonales que rechazaron la minería en los páramos.

Excepto los representantes del gobierno, la marcha congregó a todos los sectores: campesinos de las zonas directamente afectadas por el proyecto minero, habitantes de otros sectores rurales, universidades, gremios, sectores populares que salieron espontáneamente, mujeres, jóvenes y niños de diversas entidades educativas, artistas, músicos, trabajadores, empleados de los organismos seccionales, gente trabaja en los almacenes y comercios del centro de la ciudad, la iglesia católica que organizó una misa, representantes de otras ciudades, CONAIE, FUT, y así prácticamente ningún sector social faltó a la cita de la lucha por el agua.

Cuenca era una fiesta

La Marcha por el Agua es la más grande que hemos visto en Cuenca; su importancia no se puede subestimar y sus impactos serán locales y nacionales; incluso tendrá repercusión internacional. Por este motivo, necesitamos de los más variados análisis, incluidos los políticos, que nos permitan entender la dinámica de este proceso, junto con sus efectos y con las tareas que nos deja para el futuro.

1. La lucha por la defensa del agua.

¿Cuáles fueron las reivindicaciones de la Marcha por el Agua? ¿Por qué motivos explícitos e implícitos salieron las masas a las calles de Cuenca? Desde luego, el gran unificador fue la defensa del agua: El agua es vida, quizás era la consigna central. Esta es la que estuvo detrás de la consciencia de la gente.

A partir y en grado descendente respecto de esa masiva unanimidad, las demandas se desplegaron y fueron adoptadas por grupos de manifestantes, especialmente por las organizaciones: el rechazo de la explotación minera en Kimsacocha y la defensa de todos los páramos, la oposición a la entrada de la minera Dundee y de todas las demás empresas mineras.

Luego, se ubican las reivindicaciones por el respeto a las consultas por el agua que se dieron en los cantones desde el 2019 y que el gobierno ha irrespetado sistemáticamente; aquí veremos asomar ya los primeros elementos políticos de la lucha, que es la defensa de la democracia, especialmente de aquella que proviene de la opinión directa de la gente. Después de la marcha, el Cabildo por el Agua ha lanzado su manifiesto en donde rechaza el ataque a la democracia por parte de Noboa, con su intento de convocar a una Asamblea Constituyente saltándose el dictamen de la Corte Constitucional.

De una manera no tan generaliza como los aspectos mencionados, segmentos importantes de la marcha expresaron a manera explícita su rechazo al gobierno de Noboa, bien sea cantando consignas o con carteles. Aquí la lucha por el agua y contra la minera se asoció directamente con la oposición a Noboa, por considerarle directamente responsable del relanzamiento y profundización del extractivismo. Aunque no se vio en la marcha algún cartel contra el alza de los combustibles, en este caso del diésel, es evidente que en muchos sectores este factor se sumó, aunque no se expresa públicamente. La gente tuvo un motivo más para marchar.

Podemos sintetizar diciendo que fue una marcha por el agua, contra la minería, por la defensa de la democracia y contra las políticas del actual gobierno. Todavía no se volvió claro que la lucha contra la minería es la lucha contra el gran capital financiero a nivel mundial.

La gran metáfora que estuvo en boca de todos fue mostrar la marcha como el Quinto Río, que se venía a sumar a los cuatro que atraviesan la ciudad. Un Quinto Río que no era otro que la multitud desbordada e imparable marchando por sus calles. Esta es una vieja idea inventada por el Padre Juan de Velasco que, como no conocía la región y escribía a través de informantes, se le ocurrió decir que había cinco ríos; luego Fray Vicente Solano replicaría de manera irónica y ya en la actualidad un grupo de teatro adoptó el nombre de Teatro del Quinto Río.

Estas fueron algunas de las consignas que pudimos ver en la marcha:

El agua es vida

Sí al agua, no a la minería

El agua es un derecho, no una mercancía

No a la minería

Viva el agua Carajo

Ni plata ni el oro, el agua es el tesoro

El agua nos junta, no nos separa

Kimsacocha no se toca, Cuenca ya decidió

Dundee robaste las hectáreas

Un autoritario en el poder es un peligro para la democracia

2. La dirección de la Marcha por el Agua.

La Marcha por el Agua fue convocada por el Cabildo por el Agua. Fue una convocatoria amplia, abierta, enteramente democrática, que logró movilizar en esa magnitud tan grande a los sectores populares y clases medias de la provincia; y que permitió que una diversidad de organizaciones y actores sociales se fueran sumando y amplificando la convocatoria.

El propio nombre de Cabildo está expresando una estructura por fuera de la institucionalidad estatal, como una expresión organizativa de los sectores populares. Si bien el término todavía es equivalente a municipio, sin embargo, la institución colonial poco a poco quedó como la forma gobierno de los indígenas frente a la sociedad occidental. En la lucha por el agua en los diferentes cantones de la provincia se han conformado este tipo de cabildos, como formas políticas democráticas y aglutinadoras para conducir las batallas por el páramo y contra las mineras.

Junto al Cabildo por el agua, las organizaciones campesinas e indígenas del Azuay, FOA, lideradas por el exprefecto y excandidato a la presidencia, Yaku Pérez, mantiene durante largos años la lucha por la defensa del agua y contra la explotación minera. La movilización es el fruto de luchas locales, territoriales, sectoriales, acumuladas por un largo tiempo, y que desemboca en este momento en donde alcanza su máxima expresión.

Tampoco se debe descuidar el papel de un sector de la prensa cuencana que apoyó y permitió la amplificación masiva de la lucha por el agua, logrando el máximo de difusión de la convocatoria a la marcha. Así se consolidó la opinión pública en una misma dirección.

La dirección de la marcha logró enfocar a la población en la lucha por el agua y evitar que se dispersara hacia otros intereses o reivindicaciones. Tuvo el acierto de concentrar en una sola reivindicación la diversidad de luchas y perspectivas. Desde luego, esta dirección de la marcha está lejos de ser una organización rígida y cerrada, y más bien es la expresión de muchas voluntades que confluyen allí, que abre el camino a una conducción democrática de estas luchas.

Pero, la disputa por la dirección de las luchas no está de ningún modo cerrada y asegurada. Hemos visto ya en el proceso preparatorio de la marcha y luego sectores políticos intentando a toda costa funcionalizar la movilización para sus propios intereses y convertirlos en votos para las próximas elecciones seccionales. Tampoco estamos exentos del riesgo de que todo lo ganado con las luchas que culminaron en la Marcha por el Agua se pierda, y sea, otra vez, el proyecto de la derecha autoritaria el que triunfe, tal como sucedió en las últimas elecciones.

Por eso se tiene que empujar hacia la construcción de organizaciones que representen el poder popular que caminó por las calles de Cuenca y que incluso se amplifique a nivel nacional. La politización de un movimiento tan poderoso es inevitable; por eso, la batalla está porque permanezca dentro del campo popular.

3. El poder popular se vuelve visible.

Cuando las masas salen a las calles con esta magnitud y fuerza, aun de manera pacífica, se hace visible el poder popular y se expresa el hecho de que la soberanía la pertenece al pueblo. Más allá de la confluencia por una reivindicación concreta, las masas se miran a sí mismas y se dicen lo poderosas que son. Toman consciencia, aunque sea de manera difusa del enorme poder que tienen, a pesar de que en este momento no sepan que si quisieran podrían echar abajo cualquier gobierno.

Este es el momento cuando los individuos se integran a la masa superando sus limitaciones; y las organizaciones sociales encuentran que hay otros colectivos que llevan adelante las mismas batallas; de este modo está puesta frente a sus ojos la necesidad de la unidad del campo popular, cuestión que ha sido imposible de lograr a nivel nacional, especialmente entre trabajadores e indígenas.

Desde luego, todavía no están en capacidad de comprender que fiesta y revolución son lo mismo, que esa alegría de estar en las calles, de ocupar la ciudad y sentirla propia, podría convertirse en el primer momento para una transformación radical de la sociedad. Digamos que esta manifestación inesperada en su magnitud comienza por sorprender a la propia gente. Todos estamos sorprendidos de habernos congregado y convertido en una multitud.

Esperamos poder detener a la minera, hacer que se respeten las consultas por el agua, impugnar las acciones del gobierno, echar fuera de la marcha a sus representantes. Queda quizás en lo profundo del inconsciente colectivo, la idea de que una movilización tan grande puede servir también para fines mucho más radicales, en donde la batalla en defensa del agua sea la primera.

Para esto será indispensable replicar esta movilización en otras ciudades, en diversos territorios, y mostrarnos a nosotros mismos que es hora no solo de echar a este u otro gobierno, sino de construir un gobierno popular, claramente anticapitalista, porque solo de esta manera se podrá proteger el páramo en el largo plazo y cuidar el agua en todo el país.

21 de septiembre del 2025