Durante más de un mes, como fuimos informando desde la Liga Internacional Socialista, todo el Sur del Perú se ha movilizado para rechazar un nuevo intento de parte del gobierno de Martín Vizcarra de impulsar el Proyecto Minero Tía María. Finalmente, y luego del paro regional iniciado el 5 de agosto, Vizcarra y el Consejo de Minería tuvieron que retroceder y suspender la licencia del proyecto por 120 días.
La contundencia de la lucha, que no retrocedió ni ante los enfrentamientos con la policía ni ante la intervención de las fuerzas armadas como ordenó Vizcarra, provocó que finalmente el gobierno cediera y así los pueblos del sur del Perú obtuvieran un contundente triunfo, que además puso en evidencia el verdadero rostro de Vizcarra y sus estrechos vínculos con las patronales mineras.
El poder de la movilización y este paso atrás del gobierno, fortalecerán las luchas por venir, Vizcarra y Southern insistirán una y otra vez en tratar de imponer el Proyecto. Pero esta pelea, se produce en medio de una gran crisis política institucional que incluso plantea la posibilidad del adelanto de las elecciones nacionales, propuestas por el propio Vizcarra. Seguramente las organizaciones campesinas y populares aprovecharán la brecha que se abre para fortalecer su organización y vincularse a las luchas que se dan en el resto del país en contra del plan de ajuste y de entrega. El pueblo peruano tiene para sí un gran desafío mientras enfrenta los planes del gobierno, ya que también crece la movilización por derogar la Constitución Fujimorista vigente desde el año 1993 que «legaliza» a las trasnacionales para llevar adelante estos proyectos.
Fortalecer las organizaciones independientes de los campesinos y los trabajadores en todo el país, exigir el llamado a una nueva Asamblea Constituyente que dé respuesta a la crisis política abierta para que el pueblo decida libremente como salir de la crisis, son tareas de primer orden en la actual situación política peruana.
Alberto Giovanelli.