El gobierno y sectores de la oposición burguesa considerada como derecha “ligth” o “moderada”, han anunciado un “acuerdo” de cúpulas para intentar disputarle el control de la Asamblea Nacional a los partidos que apoyan al autoproclamado Guaidó, resolver la situación de “desacato” y convocar a elecciones de esta institución o encontrar alguna forma de aparentar cierta legitimidad institucional. Hay quienes los ven como una “oposición a la medida del gobierno” o a su conveniencia. Por más que se le llame a esto “acuerdo” o “mesa de diálogo” en realidad está a la vista que es una maniobra política del gobierno, junto a un sector de la oposición que buscan acomodo ante la difícil situación, en la que necesitan oxigenarse con nuevos inventos.
Los personajes que intervienen en este “acuerdo” son conocidos por sus actuaciones en la IV República, por cuanto varios de ellos militaron en las filas de AD antes de su estallido (Timoteo, Fermín), y algunos estuvieron en el golpe contra Chávez el 11 de Abril de 2002 (los con-militantes de UNT seguidores de Rosales) o tuvieron nefastas actuaciones como gobernadores (caso de Henry Falcón) y todos son típicos exponentes del oportunismo político, como por ejemplo el MAS.
El “diálogo” entre ellos y a su manera, así incorporen a mirones o segundones, no es la política que le interesa al pueblo, porque lo que necesitamos es enfrentar la crisis que nos golpea y derrotar tanto la política que viene aplicando el gobierno de Maduro, como los planes de Guaido-Trump, o de cualquier otro sector de la burguesía venezolana y el capital transnacional. Por lo tanto, no albergamos ni la más mínima expectativa hacia estos diálogos simulados que se acuerdan en las alturas, donde el móvil es el sostenimiento del sistema de privilegios y la estructura podrida del Estado y no las necesidades reales de la población, que están ausentes en la agenda.
Desde que se presentó el “acuerdo”, el único evento importante ha sido la reincorporación de los sectores que lo suscriben a la AN y el rimbombante “acuerdo” da señales de estar quedando engatillado. Mientras un grupo de políticos habla con el gobierno, la población sigue sometida a medidas y condiciones bárbaras, demoledoras de la vida y de la dignidad humana; lo cual no se modifica porque ellos se sienten a concertar.
El poder popular, la ciudadanía en general, más allá del escenario del “show”, sigue por fuera de cualquier consulta y del ejercicio democrático efectivo. En estos “arreglos” no ha habido ninguna participación social, popular, obrera, comunal ni campesina o social de base. Se trata de pactos de élites, entre aparatos políticos, que buscan su acomodo en un juego de alianzas y disputas, colocándose por encima del resto de la sociedad.
Aunque se suman al reclamo del fin de las sanciones y del intervencionismo de Estados Unidos, no se incluye ninguna medida antiimperialista efectiva. También nosotros rechazamos la injerencia y las presiones económicas, que a quien más perjudican es al pueblo, pero sin quedarnos ahí, porque mientras el gobierno enarbola su antiimperialismo declarativo, auspicia que las transnacionales le entren a saco a nuestras riquezas naturales y nos mantiene sometidos al sistema de la deuda, que es uno de sus mecanismos de dominación (Ver al final enlaces 1 y 2 con propuestas antiimperialistas de MS).
Se contempla la liberación de algunos presos de oposición, calificados como “presos políticos”, entre los cuales hay arrestados arbitrariamente. No entran en lista activistas obreros o campesinos presos por luchar, ni se dan pasos para el desmantelamiento del terrorífico aparato represivo. El gobierno tiene presos de canje para la negociación y hasta deja escapar a condenados por delitos de lesa humanidad, mientras los obreros y campesinos (como Rodney Alvarez, Rubén González y algunos comuneros) permanecen privados de libertad porque no cuentan en estas negociaciones.
El “acuerdo” se armó con negociaciones secretas, al margen de las grandes mayorías populares, como ha sido característico del infortunado “diálogo” entre el gobierno y el resto de la oposición. Un grupo de políticos, empresarios y partidos se creen en el derecho de decidir por la nación entera. Algunos responden que “por algo hay que empezar”, pero siempre lo hacen respondiendo a los intereses de la burguesía y no a las necesidades del pueblo, sin promover su real participación. Así que lo que buscan, fundamentalmente, son oportunidades y espacios de poder.
Tal acuerdo entre parcialidades políticas no incluye tampoco ninguna medida convincente que vaya dirigida a aliviar la desastrosa situación de la clase trabajadora y del conjunto de nuestro pueblo. No se ha anunciado nada en torno a la restitución del salario, prácticamente eliminado por el gobierno burocrático-militar y por la patronal privada. Nada que ponga freno a la ofensiva anti obrera que arrasa todos los derechos laborales. Nada que enfile hacia la recuperación de la economía y la producción para el bien común. Nada que ponga coto al desfalco, a la desenfrenada corrupción y al comportamiento mafioso del Estado. Nada que ataje el ecocidio del Arco Minero del Orinoco. Nada que detenga el drenaje de la deuda externa hacia el capital financiero y la “corruptocracia”, para poder liberar recursos en función del bienestar del pueblo. Y no se menciona la necesidad de concertar soluciones con la clase trabajadora, pero sí destacan “el trabajo coordinado entre sector público y empresa privada”, ya que sus prioridades apuntan hacia la clase propietaria.
En cuanto a la inclusión entre los acuerdos, de un “Programa de Intercambio de Petróleo por Alimento, Medicamentos e Insumos para Servicios Básicos”, en concordancia con el sistema de Naciones Unidas, nos parece que de lo que se trata es de reorientar la política económica nacional, la prioridad de destinar los recursos del petróleo para atender los graves efectos de la crisis y por eso también venimos planteando como una primera medida de emergencia, la suspensión del pago de la deuda corrupta e ilegítima, así como la repatriación de bienes y fondos desfalcados, junto con la confiscación de las pertenencias de sus autores.
Se argumenta que es mejor el “diálogo” para evitar confrontaciones violentas o una guerra; pero… ¿Diálogo entre quiénes y con qué mecanismos democráticos? Aunque los políticos negocien por arriba, abajo todos seguimos siendo víctimas de otra guerra permanente contra los que vivimos de nuestro trabajo, al cual han despojado de todo su valor, con víctimas mortales o gravemente afectadas a gran escala. Queremos salir de la crisis económica, social y política al menor costo posible; pero no creemos que eso vaya a ser resultado de componendas y meriendas de “arroz con mango” entre los “negociadores” políticos, donde los sacrificados siempre somos los mismos: los de abajo.
Ahora seremos, probablemente, expectadores de una lucha del gobierno y sus aliados conciliadores, por un lado, con los opositores pro-Guaidó, autonombrados como gobierno alterno, pero completamente virtual y absolutamente desacreditado, además de la oposición más radical y ultraderechista que no acepta tregua. No sabemos si este cuadro bajará el nivel de confrontación o pondrá la situación más tensa todavía…. Porque es obvio que lo que están haciendo es negociar con una parte de la representación política de la burguesía para tratar de crear un tercer espacio que les sea funcional, para acordar en torno a la impunidad y a la consolidación o prosecución de sus negocios.
Hemos defendido en todo momento el derecho del pueblo a tener una real y verdadera participación y a ser consultado, aunque sabemos que siempre hay limitaciones y desventajas frente a las maquinarias y el dinero. Aquí los que se están enfrentando en el mundo político y económico son sectores que tienen sus propios proyectos hegemónicos y de explotación, mientras la clase trabajadora aún no da muestras suficientes de resistencia, por lo que el eje de nuestra actuación tiene que ir a la recuperación de la fuerza orgánica, la capacidad de movilización y la independencia política de clase.
En cualquier caso y por encima de todo, debe respetarse el derecho del pueblo a ser tomado en cuenta mediante los mecanismos de participación, consulta refrendaria y electoral que establece la Constitución. Sin embargo, la situación ha llegado a un nivel tan trágico de deterioro y descomposición, que ésto no puede resolverse con “mesas de diálogo” entre los protagonistas que pululan en las cumbres de la política nacional o con las cabezas burocráticas de “movimientos sociales” adosados al aparato del Estado, en busca de su propia conveniencia.
¿A quiénes van a convencer de su disposición al “diálogo” mientras se sigue golpeando todos los días a nuestro pueblo, o cuando, por ejemplo, MS con sectores obreros lleva más de un año esperando respuesta del TSJ respecto a un Amparo contra la violación del Art. 91 de la CRBV y por un salario mínimo que cubra la canasta básica? El Estado que tenemos no dialoga; el Estado te ignora o manipula, te controla, reprime y se impone, Indudablemente, lo que cuenta no es ese tipo de diálogo con los que se burlan de nosotros constantemente, sino la capacidad de organización, conciencia y fuerza movilizada que puedan recuperar los trabajadores y los pobres.
La clave, entonces, sigue siendo la organización, la articulación democrática entre los trabajadores y oprimidos. La conciencia y movilización, para recuperar la fuerza y el poder del pueblo. La práctica verdadera de la “democracia participativa y protagónica” desde nosotros mismos y con nuestras iniciativas autónomas. La lucha por activar las máximas formas de participación y protagonismo directo en ejercicio de la soberanía popular, con todos los mecanismos a nuestro alcance. En esta dirección va nuestro llamado.
Y todo esto tendría que llevarnos a la posibilidad de impulsar un genuino proceso constituyente popular, originario, libre y soberano, para la transformación real del país, porque lo que tenemos no se puede resolver con elecciones de la AN o cambiando un presidente verdugo por otro verdugo; aun cuando las elecciones, al menos dan una posibilidad de expresarse, cuya utilización táctica en favor del pueblo no podemos descartar.
Frente al marco autoritario en el que nos desenvolvemos y el devastador ajuste que se le impone a los trabajadores, con la descarga total del peso de la crisis sobre el pueblo, lo más importante es el reordenamiento de las filas obreras y populares para la lucha, y que reclamemos la posibilidad de que podamos presentar nuestros puntos de vista, denuncias y propuestas ante el conjunto de la sociedad, con plena difusión y sin ser sometidos a retaliación alguna, en lugar de estar a expensas de la persecución y de la censura. Si de verdad se quisiera iniciar un cambio en la dramática situación económica y social, el gobierno tendría que garantizar un conjunto de puntos básicos entre los cuales opinamos que deben estar las siguientes:
- Libertad a todos los presos políticos y sociales injustamente encarcelados.
- Libertad y reconocimiento para todos los partidos que se puedan crear o quieran participar en la vida política y en los procesos de elecciones.
- Cese de las prácticas represivas, de tortura y de persecución, realizadas a través de distintos organismos de “seguridad” del Estado como las FAES, DGCIM, SEBIN o de los llamados “colectivos” que ejerzan la violencia contra el pueblo aupados por sectores de la burocracia como entes conexos con los órganos de represión, que actúan con total y absoluta impunidad. Puesta en revisión o abolición de estos instrumentos represivos.
- Plena libertad para la comunicación, especialmente a los medios alternativos y populares, sin ningún tipo de censura (por ejemplo, el desbloqueo de medios digitales como Aporrea).
- Respuesta inmediata del TSJ y del gobierno al reclamo salarial interpuesto sobre la violación del artículo 91 CRBV (Salario Mínimo con referencia al costo de la Canasta Básica).
- Suspensión y anulación de los instructivos anti obreros y antisindicales que van contra los derechos laborales, como el Memorando 2792 del Ministerio del Trabajo.
- Respuesta positiva a demandas obreras y populares expresadas en movilizaciones que se vienen realizando: aumento de salarios que dé para cubrir la canasta básica, respeto y discusión de convenciones colectivas, respeto a los sindicatos y la dirigencia sindical, restitución del valor real de las prestaciones, mantenimiento de beneficios, alto a los despidos, alto a la represión de las luchas…
- Apertura de un debate público nacional con plenos derechos de exposición sobre los temas desfalco y corrupción, deuda externa y actividad predadora de corporaciones mineras y petroleras en el país (Arco Minero del Orinoco), situación y rescate de la industria petrolera…
La clase trabajadora y sectores populares necesitamos un espacio propio de diálogo social, no manipulado por burocracias y aparatos políticos de dominación, donde podamos exponer y discutir la exigencia de que se cumpla el Art 91 de la CRBV para la recuperación del salario, la reposición del valor real de las prestaciones con indexación y corrección de su cálculo según la inflación, así como los elementos centrales de un Plan de Emergencia Alternativo en materia económica y social, en favor del pueblo trabajador, y por supuesto, las propuestas de restablecimiento pleno de las libertades democráticas, por citar sólo algunos aspectos.
Una de las condiciones para que pueda haber alguna recuperación democrática es que se quiten todas las trabas y trampas interpuestas para la conformación de nuevos partidos políticos, en lugar de franquicias políticas en venta. A Marea Socialista se le impidió desde 2015 el inicio de su proceso de legalización. Ahora el gobierno con su “nueva mejor oposición” acuerda “la aplicación de la representación proporcional de las minorías” establecida en la CRBV, por estar en desventaja dentro de la AN, sabiendo cómo aplastó a los demás sectores una y otra vez, para imponerse mediante la arbitrariedad y el atropello. Por eso nadie se puede fiar.
Ahora bien; estamos claros en que para poder recuperar estos derechos y lograr estos cambios, tendríamos que ir mucho más lejos y ser capaces de conquistar una nueva Constituyente, en vez de la “constituchimba” que impuso el poder constituido de la burocracia o de la “transición” monitoreada por USA que ofrece Guaidó. Así podríamos abrir camino a la reconquista de libertades democráticas perdidas y a la estrategia de alcanzar un gobierno de los trabajadores y el pueblo, bajo la condición necesaria de ir recuperando la autonomía de nuestras organizaciones sociales e ir forjando una herramienta política de los trabajadores, las mujeres y el pueblo oprimido, que sea profundamente anticapitalista, antiimperialista, democrática, ecosocialista y antipatrialcal.
Por eso Marea Socialista insiste en crear una referencia política propia de la clase trabajadora y sectores populares, anticapitalista y democrática, que no someta su independencia a la burocracia ni al capital (corruptos-dirigencia del PSUV-casta militar o grandes empresarios, transnacionales y partidos de la burguesía). De ahí que procuremos la articulación de las luchas mediante espacios unitarios, pero con independencia frente a la burocracia y a los patronos o sus expresiones políticas, para que el pueblo no vuelva a ser llevado por los caminos del engaño. Despleguemos nuestro propio diálogo social y político al calor de la lucha por nuestras necesidades y derechos.
Marea Socialista