Brasil: la pandemia que muestra la crueldad capitalista y el achicamiento del Estado

Verónica O’Kelly – Alternativa Socialista / LIS Brasil

La OMS declara la pandemia de un virus que poco se conoce y que se esparce rápidamente en un terreno fértil para cualquier enfermedad que ataque la vida de las personas. Pero no ataca a todes de la misma manera, una vez más se muestra que ser pobre o marginal significa conformar población de riesgo. En Brasil, el sistema de salud puede colapsar.
En pocos días, un virus que ataca las vías respiratorias y puede provocar la muerte (a adultos mayores y personas con sistemas inmunes deprimidos, principalmente), generó pánico mundial y profundizó la crisis económica en curso. La razón de esto se debe a que el sistema capitalista desde el 2008 vive una crisis que no resuelve y cualquier evento inesperado lo desestabiliza y lo acerca al abismo.


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El coronavirus (Covid 19) es de reciente aparición en la ciudad de Whan, en China, la medicina comienza a estudiarlo y busca como responder para atacarlo. Pero hay varios problemas en esta cuestión y todos parten de la condición privada y mercantilista del conocimiento científico y de la medicina. En el siglo XXI, los avances científicos de siglos anteriores y la posibilidad de seguir avanzando, son incontables. La humanidad hoy, cuenta con inmensas posibilidades y herramientas para responder a epidemias o incluso pandemias que en el siglo XIX, por ejemplo no se tenían frente a la Fiebre Amarilla que provocó la muerte de millones de personas en el mundo. El problema es que ése conocimiento y esos avances científicos sólo se desarrollan si hay alguna corporación que le interese (o sea, le sea rentable) desarrollarlo. Es así que los medicamentos, las vacunas, los tratamientos médicos o los aparatos de estudios se producen y distribuyen por corporaciones millonarias que se manejan con el único código que entienden: la ganancia.


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Los fríos cálculos de los mercados no están interesados en la salud de la población. Los gobiernos del mundo entero son garantes de este millonario mercado, por lo que tampoco priorizan la salud. Es por esto que los sistemas de salud (algunos más que otros) son maquinarias estatales puestas al servicio de las corporaciones de la salud, que no privilegian la prevención y la Atención Primaria con perspectiva comunitaria en los sistemas de salud, sino la privatización de los mismos que realizan sus ganancias con la enfermedad. Por eso, los sectores de la sociedad más castigados por enfermedades, epidemias o pandemias en las sociedades son los que tienen menos recursos, los que no pueden pagar por “el beneficio” de recibir atención de salud de calidad.


SUS de “enfermedad”


Nuestro Sistema Único de Salud (SUS), la verdad es que no es un sistema único, ni universal. Es un sistema mixto (público y privado) que sobrevive a políticas de desmantelamiento y destrucción constantes, tal como recomiendan los organismos internacionales como el Banco Mundial o el FMI, o sea organismos que expanden la dominación imperialista a través del mecanismo de las deudas externas e intervienen directamente en las políticas públicas de los países.
Bolsonaro y su ministro de salud, Mandetta son garantes de estos planes por eso recortan el presupuesto, atacan a los y las trabajadoras de la salud y favorecen la privatización del sistema, debilitándolo y dejándolo frágil para responder a eventos como el que tenemos en frente, una pandemia. Y es por eso, también, que nos enfrentamos a la posibilidad de un colapso del sistema de salud, lo cual significaría pedecimientos, enfermedad y muerte para la población en su conjunto y para el pueblo pobre en particular.
Por eso, proponemos:


• Aumento de presupuesto para el SUS. Convocar a las organizaciones de trabajadores y usuarios para definir y dirigir dicho presupuesto.
• Aumento de personal de salud. Dotar de equipos de salud a todos los centros de salud según la necesidad de comunidad.
• Anular toda privatización y tercerización. Anular todos los subsidios a la salud privada y destinarlos a la pública.
• Por un sistema de salud único, universal, público, gratuito y de calidad.


Brasil, terreno fértil para la expansión del virus


En nuestro país, el 50% de la población tiene un ingreso mensual promedio de R$820, mientras el 1% recibe R$27.774. O sea, el 1% de la sociedad brasilera es 33,8 veces más rico que la mitad de toda la población. Nos últimos quatro anos, o rendimento dos 40% com menor poder aquisitivo decresceu, enquanto que os 10% mais ricos viram sua renda aumentar.1 Es un escenario de enorme desigualdad y pobreza donde la simple acción de lavarse las manos y evitar contacto con quienes tienen síntomas es casi imposible de realizar. Gran parte de la población ni siquiera tiene red de agua en su casa, ni condiciones habitacionales dignas. Ni que hablar de las posibilidades de acceso a la salud cuando los centros de salud ya no pueden responder a la demanda de salud del pueblo, fruto del abandono de la salud pública por parte de los gobiernos nacionales y provinciales, y ahora se enfrentan a una pandemia.
La mitad de la población de nuestro país, sumida en la pobreza, indigencia y marginalidad, son un objetivo privilegiado para el coronavirus o cualquier virus o enfermedad que aparezca. En realidad, desde hace mucho tiempo ya lo son y mueren cotidianamente por una gripe, una infección o cualquier enfermedad conocida y común por falta de atención y seguimiento.


Socialismo o barbarie capitalista


El coronavirus nos demuestra una vez más la crueldad del sistema capitalista. El mundo donde vivimos es un terreno cada vez más hostil para grandes masas de la población mundial. Por eso tenemos que construir una sociedad opuesta e invertir las prioridades. Priorizar el medioambiente, nuestra salud y nuestra vida. Para eso tenemos que combatir el sistema que organiza nuestra sociedad en base a la ganancia capitalista. El anticapitalismo, con perspectiva ecosocialista e internacional es la alternativa. Te invitamos a construirlo juntes.