Declaración de las juventudes de la LIS

Derrotar la barbarie capitalista, luchar por una salida socialista

En todo el mundo, el brote de COVID-19 reveló la magnitud de la barbarie capitalista. La propaganda que niega la existencia de la clase trabajadora y su capacidad para cambiar la sociedad, se ha revertido totalmente. Marx señaló la naturaleza encubierta de la explotación y la desigualdad en el modo de producción capitalista, al decir: “Si todo fuera como parece, la ciencia no sería necesaria”. Ahora todo está muy claro. Hoy, quien está en medio de la epidemia sin medidas de protección adecuadas para cuidad a la sociedad, es la clase obrera, especialmente los trabajadores de la salud, la alimentación, la logística y el transporte. La barbarie capitalista, que lleva siglos destruyendo la sociedad humana y la naturaleza a favor de la acumulación de capital, se ha vuelto más evidente con el brote de COVID-19.

El costo humano de la pandemia es más alto en los países occidentales, que se mostraban como ejemplo del sistema capitalista. Desde Estados Unidos y Gran Bretaña a Francia e Italia, vemos el colapso de los países capitalistas desarrollados y las “democracias occidentales” que representan. En circunstancias normales, cuando el sistema y la producción funcionan como de costumbre, la explotación es encubierta por la supuesta democracia. Hoy se cuestiona en todas partes. La privatización del sistema de salud en la mayoría de los países ha provocado un enorme vaciamiento en personal e infraestructura, a favor del crecimiento de la mercantilización de la sanidad pública. Esto convirtió a la epidemia en una crisis de alcance global, socio-sanitaria con derivas económicas y sociales que, al amplificar tendencias previas, preanuncia una magnitud del colapso comparable a la crisis de 1929. Un verdadero punto de inflexión histórico.

Los voceros del capitalismo, que ya habían pronosticado una recesión para 2020, ahora dicen que “nada será igual” después de la caída repentina en la producción, la demanda y la oferta debido a la pandemia. La crisis del COVID-19 ya ha demostrado que millones padecerán desempleo y hambre en lo que se describe como la mayor recesión de los últimos 150 años. El FMI, que pronosticaba que la economía mundial estaba entrando en recesión cuando la tasa de crecimiento era del 2,5%, ahora espera que la economía mundial se contraiga en un 3% en 2020. La tasa de desempleo ya ha superado el nivel estimado, ya que supera el 10% en la Unión Europea y Estados Unidos.

Los paquetes de recuperación económica de los gobiernos de todo el mundo y los planes del FMI, tienen como propósito superar la crisis global y salvar el sistema de la destrucción a favor de los capitalistas. En la medida que millones de trabajadores fueron despedidos u obligados a tomar licencias sin goce de sueldo, miles de millones ahora enfrentan un terrible dilema: seguir trabajando e infectarse o permanecer en cuarentena y pasar hambre.

Millones de personas en África, Asia y América Latina que padecen hambre, están preocupadas por las necesidades básicas para sobrevivir, ni hablar de las medidas de protección de la salud, debido a las desiguales condiciones mundiales. Condiciones que empeoran de un país a otro y revelan la brecha entre los pobres y los ricos no solo en términos de acceso a la atención médica sino también en términos de todos los derechos sociales. Los ricos que contraen COVID-19 pueden acceder a los mejores servicios de salud en hospitales privados y proporcionar buenas condiciones para educar a sus hijos mientras las escuelas permanecen cerradas.

La situación es aún peor para los grupos oprimidos. Los refugiados que han muerto en las fronteras y los trabajadores migrantes que trabajan bajo las peores condiciones en los trabajos más sucios e inseguros son olvidados en medio de la pandemia. Se sabe que la tasa de muerte por coronavirus alcanza niveles mayores entre los negros y latinos en Estados Unidos.

Más doble opresión contra las mujeres, más depredación socio-ambiental

Se multiplica con la pandemia y la crisis capitalista, además, la doble opresión a las mujeres trabajadoras de todo el mundo, y las distintas formas de violencia de género. Las tareas de cuidado no remuneradas se amplifican, y la desocupación entre las mujeres jóvenes trabajadoras crece. El capital intensifica su agresión sobre ese enorme sector social y los socialistas tomamos nota, para denunciar y organizar nuestras fuerzas para combatirlo.

En paralelo, la depredación de la naturaleza es inherente a la forma capitalista de producir, a sus leyes básicas de acumulación, súper-producir y fomentar el hiper-consumo artificial. En el origen de la propagación del virus del COVID-19 (como en otros casos anteriores), la intervención destructiva sobre ecosistemas y especies animales, al servicio de la ganancia, tiene consecuencias desastrosas para la naturaleza y la salud humana. Pero más allá de las imágenes de reducción temporal de la contaminación en regiones del mundo por la parálisis episódica de la economía, la realidad es que, a la salida de la pandemia, otra vez la orientación de la burguesía mundial traerá más saqueo y agresión ecológica como parte de la búsqueda por reducir costos de producción. En regiones del mundo los planes extractivistas con megaminería, fracking y agronegocio, son parte fundamental de la agenda de las corporaciones. También lo señalamos como una tarea clave de los socialistas revolucionarios, oponerles nuestro programa de acción para una relación amigable con la naturaleza.

Este sistema no tiene ningún proyecto para superar la crisis en la que todas sus instituciones e ideologías también colapsaron. Pero la clase dominante hará todo lo posible para evitar que las clases trabajadoras, los jóvenes y los oprimidos conviertan su ira en rebelión. Los trabajadores libaneses levantaron sus reclamos de clase y rompieron la cuarentena cantando “mejor morir de coronavirus que de hambre”. Es esperable que estallen más de estas rebeliones por todo el mundo cuando termine la pandemia.

Utilizando la legitimidad de las medidas contra la pandemia, los gobiernos de Filipinas, Hungría, Camboya, Azerbaiyán, Israel, Jordania, Gran Bretaña, Estados Unidos y Chile, entre otros, aplican medidas extraordinarias que les permiten gobernar con excesivos poderes y sin control por períodos indefinidos. En Chile y Turquía, los gobiernos aprovechan la oportunidad para liberar bandas de extrema derecha, violadores y genocidas, y mantener presos a los rebeldes, revolucionarios y periodistas en medio de la pandemia. No es exagerado decir que, al liberar genocidas y pandillas, o reforzar los aparatos represivos estatales, la burguesía actúa preventivamente frente a las rebeliones que vendrán después de la pandemia. Los fascistas respaldados por Trump ya han salido a las calles con protestas organizadas en muchas regiones de Estados Unidos.

Desocupación y precariedad laboral

Uno de los motivos más importantes de los estallidos que tuvieron lugar en muchos países en 2019 fue la masiva desocupación, como así también los empleos basura a los que el capitalismo condena a los jóvenes del mundo. La OIT ya ha anunciado que 195 millones de personas han perdido sus trabajos en todo el mundo. Más de 22 millones de personas en Estados Unidos han solicitado beneficios de desempleo durante el último mes. Estas cifras son especialmente crudas en la juventud. Y a la vez, la forma de trabajo precarizado con la llamada “economía de plataformas” o el “teletrabajo” que se consolidó después de la crisis del 2008, facilita los despidos en esa franja social. Estas tendencias crearán una destrucción insoportable para los trabajadores y los jóvenes después de la epidemia.

Desigualdad en la educación

Debido a las medidas de cuarentena y distanciamiento social, 1.500 millones de estudiantes en 188 países no pueden ir a la escuela. La educación continúa con transmisiones por televisión, radio e internet. Es la llamada modalidad “virtual” que consolida las desigualdades de acceso a la tecnología, una verdadera brecha que solamente podría ser superada con inversión presupuestaria estatal. Aunque el sistema educativo es un derecho social como la salud, los niños pobres se ven privados de este derecho en todo el mundo. Especialmente cuando pensamos en los países pobres de Asia y el África Subsahariana, pero también en América Latina, hay millones de personas que viven sin agua potable y acceso a electricidad durante unas pocas horas al día.

¡La ciencia no puede ser neutral!

A menudo escuchamos el discurso de que se hace frente a la crisis haciendo ajustes en base a los indicadores científicos y organizando la cooperación y coordinación contra los efectos de la pandemia a nivel internacional. Incluso se sugiere que los gobiernos deben apelar a tecnócratas para manejar la crisis y volver a la normalidad. El capitalismo orientó toda la acumulación intelectual de la humanidad hacia su propio beneficio. Las universidades, institutos y centros de investigación se limitan a un proceso educativo orientado a las profesiones rentables en términos económicos. Esta transformación, dirigida a evitar que los jóvenes cuestionen el sistema y adopten ideas anticapitalistas, se convirtió en una barrera para el uso de la ciencia en beneficio de la naturaleza y la sociedad humana. A esa lógica hay que incorporar que las grandes corporaciones farmacéuticas y laboratorios, no invierten en investigación para prevención, sino que lucran con la multiplicación de las enfermedades. De allí que ahora se encuentren en una loca carrera por la vacuna contra el COVID-19 sin colaborar entre sí, sino compitiendo y ocultando información, lo cual retarda el avance en ese sentido. Los Estados por su parte, desfinanciaron todas las líneas de investigación en función de las políticas de austeridad y salvataje a los bancos pos-crisis del 2008. Las clases dominantes no se preocupan por la destrucción ecológica ni la desigualdad mientras esas dinámicas no cuestionar su rentabilidad. Hace falta una ciencia al servicio de la mayoría social, para otro modelo social, sin propiedad capitalista y amigable con la naturaleza.

Para dar vuelta todo: hacer política socialista, construir organización.

Por todas estas razones, sabemos por experiencia que no es posible reformar el capitalismo y establecer un mundo más justo dentro de sus límites. No importa cuán profunda sea la crisis, es imposible lograr un cambio estructural sin la lucha organizada y la intervención de trabajadores, oprimidos y jóvenes en todo el planeta. A partir de hoy, debemos organizarnos para conquistar nuestros reclamos ante la epidemia y establecer el poder de los trabajadores y los oprimidos. Se revela claramente que aquellos que declararon al capitalismo como “el fin de la historia” han fracasado totalmente. Sin embargo, a pesar de todas las difamaciones y distorsiones, ¡la idea del socialismo, que rodea a la humanidad con esperanza y coraje, sigue viva! Para que todas estas ideas se conviertan en un poder real, deben encontrarse con las masas y transformar en perspectiva hegemónica, mayoritaria.

Demandas

Como organizaciones juveniles de la LIS de diferentes países, declaramos que levantaremos nuestras demandas en este proceso.

1- La producción no esencial debe paralizarse y asegurarse licencia con total goce de salario a los trabajadores de esos sectores. A la vez, toda la estructura productiva de los países debe reconvertirse para abastecer de insumos necesarios en la emergencia. Centralización y planificación estatal con control obrero.

2- Se debe proporcionar equipos de protección personal (EPP) a los trabajadores de la salud y a todos los trabajadores de la primera línea.

3- ¡Testeos masivos para todos ahora!

4- Los servicios privados de salud deben ser expropiados. Atención médica igualitaria de calidad para todos. Sistema Único de Salud, centralizando personal y capacidad instalada bajo control social de trabajadores y pacientes.

5- La educación debe ser pública y gratuita. Eliminación de todo subsidio estatal a la educación privada.

6- Es inaceptable considerar que millones de estudiantes que no tienen acceso a dispositivos tecnológicos están siendo “educados” por los sistemas de educación en línea. Todo equipamiento que los estudiantes necesiten durante la educación en línea debe ser provisto por el Estado.

7- Salario de emergencia a desocupados y trabajadores que no tienen seguridad laboral. Exención del pago de alquileres y servicios durante la pandemia.

8- Proporcionar a los refugiados agua limpia, alimentos y otras instalaciones para vivir dignamente.

9- Basta de precarización laboral. Reparto de horas de trabajo para asegurar ese derecho a todos. Jornada de 6 hs durante 5 días por semana con salario equivalente al costo de vida. Trabajar para vivir, con tiempo libre.

10- Contra toda forma de violencia de género. Presupuesto especial de emergencia y refugios para las víctimas, con subsidios a cargo del Estado. Salario de emergencia para las tareas de cuidado durante la pandemia en el camino de socializar las tareas de cuidado a cargo del Estado.

11- Prohibir las industrias extractivas y contaminantes. Reconversión productiva y laboral para reinserción laboral de todos los trabajadores afectados.

12- Internet libre, derecho social a la conectividad y datos sin límite.

13- Fondo Especial de Emergencia en base al no pago de la deuda externa de los países pobres y altos impuestos a la riqueza, a los bancos y corporaciones.

14- Basta de bloqueos a Irán, Cuba y Venezuela impuestos por los Estados Unidos.

Para cumplir con todas estas demandas, tenemos que estar preparados para los días en que volvamos a ocupar las plazas nuevamente y construir organizaciones políticas revolucionarias, para la lucha por gobiernos de los que nunca gobernamos para una transición al socialismo con la más amplia democracia para los de abajo.

Firman las siguientes organizaciones revolucionarias juveniles:

Argentina:

 Juventud Socialista / MST –FIT Unidad 

Inconciente Colectivo

Tesis XI 

Alternativa Estudiantil 

Rebelión Secundaria 

La Marea – Indignados 

La Célula 

Revolución Universitaria 

Nueva Izquierda Universitaria 

Rebelión Terciario 

Alternativa Universitaria

Chile

Movimiento Anticapitalista

Colombia

Impulso Colectivo

Nicaragua

Alternativa Anticapitalista

Pakistán

Revolutionary Students Front (RSF)

Jammu Kashmir National Student Federation (JKNSF)

Unemployed Youth Movement (BNT)

Paraguay

Alternativa Socialista

España

Socialismo y Libertad – SOL

Turquía

Marksist Fikir Toplulukları (MFT)

Devrimci Sosyalist Liseliler (DSL)