Brasil: Bolsonaro acorralado

El presidente encabeza la cruzada de ajuste hacia los pueblos latinoamericanos. Fiel aliado de Trump que con su discurso y perfil derechista y fascistoide pretende descargar todo el peso de la crisis capitalista en la clase trabajadora. Desde que asumió se dispuso a atacar cada uno de nuestros derechos. Por eso enarbola discursos de odio homofóbico, misógino y xenófobo. También por eso apenas iniciaron los incendios en el Amazonas éste despreciable representante burgués hizo declaraciones que hasta para sus propios aliados resultaron repugnantes e inaceptables. Primero que eran todos inventos, después que quienes defendemos el medioambiente causamos los incendios y todo, por supuesto, escondiendo datos e información oficial.

Pero Bolsonaro tiene un problema que se llama movilización. Ante sus políticas de guerra contra el pueblo, siempre (y cada vez más) hay respuesta popular. Primero fuimos las mujeres protagonizando el “Ele Não”, luego los jóvenes y estudiantes frente a los ajustes en la educación y universidades públicas, también trabajadoras y trabajadores que se movilizaron contra la reforma jubilatoria, los pueblos originarios contra el avance del agronegocio y proyectos mineros en sus tierras y decenas de conflictos que se dan en diferentes puntos del país protagonizados por sectores populares que defienden sus derechos.

Lamentablemente las direcciones sindicales no están a la altura de las circunstancias y ante semejante nivel de ataque, faltan a la cita. El reclamo de “Greve geral” (Huelga General) cada vez es más urgente y necesario, pero desde las centrales sindicales y los principales sindicatos no se convoca ni construye esto. Así es como los diferentes procesos de lucha en el país, que van en ascenso y se radicalizan, se dan de manera dispersa y sin continuidad. De ahí la urgencia de una convocatoria unificada a la “Greve geral” con continuidad que unifique y fortalezca nuestras luchas.

Pierde por arriba y por debajo

A su desgaste creciente frente a las masas, al gobierno se le suma una pérdida de base social que le mete crisis con los gobernadores y políticos burgueses que lo vienen apoyando. La magnitud de la devastación en el Amazonas es inaceptable para grandes sectores de la clase media que lo apoyó hasta ahora. De ahí que ya empezaron algunos gobernadores a despegarse y denunciar al gobierno nacional. En las manifestaciones que recorrieron el país, incluidos los “panelazos” (cacerolazos) y en las redes sociales, el reclamo “Fora Bolsonaro” se instaló con fuerza.

Otros que no pueden dejar pasar ésta atrocidad son los presidentes del resto de los países con los que Brasil mantiene relaciones comerciales. La brutalidad con la que avanzó contra el Amazonas y luego respondió ante las denuncias, fue revulsiva para el conjunto de la sociedad internacional. Desde que se empezaron a conocer las primeras imágenes, llovieron las denuncias en las redes sociales de personalidades artísticas, sociales y políticas del mundo entero. También las declaraciones de rupturas de acuerdos comerciales de presidentes como Macrón que llamó al G7 a revisar dichos acuerdos y poner en duda el pacto entre la Unión Europea y el Mercosur. Una hipocresía pocas veces vista ya que ellos mismos son quienes impulsan y encabezan con las corporaciones multinacionales de sus propios países éste modelo productivo de depredación medioambiental.

También se suman al coro de las declaraciones de preocupación por los incendios y colaboración para apagarlos los gobiernos de la zona. Claro, ven el riesgo que implica ésta devastación televisada para los planes extractivistas y del agronegocio en sus propios países.

¿La derecha fuerte?

La tan promocionada fortaleza del derechista y reaccionario presidente, no pareciera ser tal. Grandes sectores ligados al imperialismo alimentaron la idea de una ola de derecha extrema que se instalaba en la región y que éste era quien la encabezaba. Parece que los planes de Trump y su intento por recuperar terreno frente a la crisis capitalista, se empiezan a desmoronar. El pasado 11/08 en Argentina recibieron un golpe al surgir como el gran derrotado Mauricio Macri y esto abrió una situación de mayor debilidad para los proyectos de derecha en la región. Hoy, en ése marco de mayor debilidad, ocurre lo del Amazonas y hace que se profundicen las grietas y debilidades del proyecto imperialista contra los pueblos latinoamericanos.

Bolsonaro surge como un representante y portavoz de la decepción que millones tuvieron con el gobierno del PT. Un gobierno populista que no sólo no resolvió las necesidades de las mayorías populares, sino que profundizó un modelo de distribución de las riquezas a favor de las corporaciones y grandes empresas. Es por esto que desde nuestra corriente siempre planteamos la necesidad de avanzar en medidas anticapitalistas en la región, si de verdad se pretende romper con éste sistema de ajuste y hambre contra el pueblo trabajador y las mayorías populares.

La salida es ecosocialista

La imagen del Amazonas quemándose es barbárica, digna del cine catástrofe o de ciencia ficción que anticipa un mundo devastado. Pero no es cine ni ficción, es nuestro planeta sufriendo las consecuencias de un sistema de producción que contamina, extermina y mata con el único objetivo de sostener ganancias para un puñado de empresarios. El gobierno atacó a destajo la selva amazónica con proyectos mineros desenfrenados y ampliando la frontera verde para los proyectos agrícolas. Por eso arde el Amazonas. No es el clima ni ningún mandato divino, es el sistema de producción capitalista en manos de un ecocida. Las banderas, pancartas, cantos y declaraciones que se expresaron en las movilizaciones ubicaron esto en el eje. Bolsonaro es el responsable de la devastación capitalista en el país.

No sólo hay que apagar el fuego y remediar los daños socioambientales, también hay que invertir las prioridades y transformar la matriz productiva. Por eso es necesario declarar la emergencia ambiental y que se destinen todos los recursos necesarios, prohibir ya la minería, el desmonte y todo desarrollo productivo extractivista en las áreas afectadas, plan de remediación (que paguen los empresarios que generaron el desastre) y reforma agraria. En el marco de cambiar la producción energética en base a hidrocarburos por limpias y renovables formas de producir, lo que obliga a plantear la expropiación de las empresas petroleras. Qué se produce, para quién y quiénes lo hacen también es una cuestión básica. El capitalismo produce irracionalmente bajo las reglas de la acumulación del capital del 1% de la humanidad. Ellos mismos son quienes toman las decisiones que luego sufrimos el 99% restante. Por eso no sólo discutimos un modelo productivo, queremos planificar y organizar la producción social democráticamente para que no sea ésta minoría de empresarios quienes deciden por todos nosotros.

Luchamos por cambios de fondo, nuestra estrategia es de lucha de clases, anticapitalista, feminista, ecosocialista e internacionalista.

Veronica O’Kelly