- El lunes 14 de octubre el Tribunal Supremo de España dio a conocer la sentencia del Juicio Farsa a los dirigentes del Procés, que resultó de entre 9 y 13 años de prisión por sedición y malversación de fondos, con inhabilitación para ocupar cargos públicos. La condena a los doce presos políticos consumó el castigo a los dos millones de catalanes que ejercieron el derecho a la autodeterminación votando en el Referéndum del 1-O en 2017. Es un fallo injusto, vengativo y repudiable, dictado para ejemplificar lo que le puede suceder a quienes se movilicen con el objetivo común de lograr la independencia.
- Sin embargo, lejos de causar miedo, la sentencia profundizó la ruptura con España, generó más indignación y una revuelta popular. Ni bien se hizo público el fallo los estudiantes iniciaron la huelga y hubo concentraciones en cada Ayuntamiento y plaza importante de Catalunya. Miles de personas se movilizaron hacia el Aeropuerto de El Prat colapsando su funcionamiento durante horas de resistencia a las cargas policiales. El miércoles comenzaron las “Marchas por la Libertad”, fueron enormes columnas con banderas esteladas que salieron de las provincias caminando por las carreteras hacia Barcelona, donde confluyeron el viernes en una jornada histórica de huelga general. Todos los días de la semana se repitieron las concentraciones masivas llamadas por la ANC – Òmnium, Tsunami Democrático, la Intersindical CSC y los CDRs. Se ha abierto un nuevo momento de mayor polarización y una dinámica que dependerá de la lucha de clases a nivel local e internacional.
- En los acontecimientos presentes ha irrumpido una poderosa juventud. Está cansada de los recortes a las libertades, de las poses feministas como formalidad electoral para quedar bien con la sociedad, de la xenofobia a los inmigrantes. De los ajustes, vengan del Estado español o de la burguesía catalana. En definitiva, una juventud harta de las condiciones que impone el capitalismo. Son los hijos y los nietos de los que enfrentaron heroicamente al franquismo, que nunca aceptaron la transición franquista y su “democracia modélica”. Quiere dar vuelta todo y actúan en consecuencia.
- Las y los jóvenes se han colocado en la primera línea levantando barricadas para defenderse de la represión de la Policía Nacional y los Mossos d´Esquadra que hasta el momento han causado: 21 detenidos, más de 600 heridos, cuatro de los cuales perdieron un ojo por balas de goma, uno perdió un testículo y otra persona se encuentra en grave estado. Además, la juventud está a la vanguardia del enfrentamiento directo a los grupos que salen a provocar con la bandera española en una mano y el saludo nazi en la otra.
- Hay quienes sostienen que los catalanes son violentos y los señalan como terroristas. Son mentiras indignantes. Lo cierto es que se defienden de la represión, como lo hicieron generaciones enteras de españoles contra el franquismo. Violento es el régimen que aporrea a manifestantes con los brazos en alto, sentados en el piso o votando. Violento es el Estado que castiga con la cárcel a quienes se autodeterminan y organizaron un Referéndum democrático y que persigue y encausa a los activistas. Violento es el opresor, no el oprimido que se defiende como puede. Es una vergüenza que haya quienes se dicen republicanos, progresistas, democráticos, de izquierda y no apoyen claramente los reclamos del pueblo catalán, poniéndose objetivamente del lado del Rey, sus fuerzas represivas y sus partidos de derecha. Podemos y los Comunes quieren ponderarse con los unos y los otros, en una equidistancia que los coloca más cerca de los opresores que de los oprimidos.
- El gobierno de Pedro Sánchez (PSOE), el PP, Ciudadanos y la ultraderecha de VOX no sólo avalan el fallo, sino que presionan por la adopción de medidas de excepción. Lejos de dar una salida política a un problema político pretenden continuar judicializando la protesta. Son los exponentes de un régimen monárquico-parlamentario, plasmado en la Constitución del 78, que está totalmente agotado, no puede brindar ninguna respuesta progresiva a las nacionalidades de la península ibérica, ni a los trabajadores, a los pensionistas y a las mujeres. Solo ofrece servilismo a la Unión Europea, enemiga de la autodeterminación, garante del salvataje a empresarios y banqueros y gestora del recorte de los derechos democráticos y sociales.
- El pueblo ha vuelto a patear el tablero y ha colocado a los partidos mayoritarios catalanes en la disyuntiva de ponerse a la altura de las circunstancias o ser desbordados. La continuidad de los ataques del poder central coloca blanco sobre negro que no sirven las medias tintas: se derrota al régimen o se profundiza la opresión. Ha quedado demostrado con la declaración simbólica de la independencia a pesar de la voluntad popular de hacer efectiva la República con el Proceso Constituyente e ir hasta las últimas consecuencias. Por eso crece el descontento con quienes desde el Govern y el Parlament dicen una cosa y hacen otra: hablan de la República, pero ponen rumbo a la autonomía, alientan la desobediencia, pero avalan la represión de los Mossos o justifican que haya detenidos. Reivindican medidas sociales, pero mantienen los recortes en salud, a los salarios estatales y la nefasta Ley Aragonés de privatizaciones. Es necesario darle la espalda a las “jugadas maestras” y que se abra camino el protagonismo directo de la movilización, de las huelgas y de la organización popular con nuevos dirigentes a la cabeza. Es en la calle donde el pueblo se defiende: Libertad a los detenidos, Autodeterminación y Desobediencia marcan el camino a seguir, enfrentado también a la burguesía catalana.
- En Chile, Libano, Hong Kong, Ecuador, Argelia, Francia, Siria, en definitiva, en todos los continentes se libran grandes batallas. Con cada triunfo popular, se fortalece la lucha contra los explotadores y opresores, el sistema capitalista y el imperialismo. Por eso, llamamos a la más amplia unidad de acción para apoyar la lucha del pueblo catalán y a partir de la sentencia, desde la Liga Internacional Socialista hemos profundizado la campaña de solidaridad con acciones a las embajadas y consulados de España en distintos países. Así continuaremos, contra la represión, por la libertad de los presos políticos y exiliados, de los detenidos en las protestas, por la caída del régimen moldeado por el franquismo. Esto sería un paso inmensamente progresivo, aunque insuficiente. Los revolucionarios socialistas seguiremos impulsando ir más allá, no fomentamos un cambio de los patrones españoles por los patrones catalanes, la burguesía explotadora es la misma, no tiene banderas. Nos movilizamos por conquistas democráticas como un paso indispensable en la estrategia de romper con el bloque imperialista de la UE, de instaurar un gobierno de los trabajadores y el pueblo y una libre Federación de Repúblicas Socialistas de la Península Ibérica.
20 de octubre de 2019.