Nicaragua: la pandemia es Ortega-Murillo y la falsa oposición.

Por Ariana McGuire, exiliada Nicaragüense y militante de la Liga Internacional Socialista

En medio del contexto de pandemia mundial y sus devastadores efectos, Nicaragua representa un caso crítico en el continente americano. Pese a que especialistas, infectólogos, y los países del mundo que controlaron parcialmente la pandemia, desplegaron dispositivos de detección masiva, y brindaron medidas de contención, Nicaragua omite dichas recomendaciones y bloquea medidas anticipadas de acción.  Esta semana, el Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE) donó al país 26,000 tests rápidos como parte de un plan de contingencia regional; el gobierno de Nicaragua demuestra su negligencia para atender esta crisis y mantiene un secretismo deshonesto con relación a cómo va a enfrentar la pandemia.

El panorama para Nicaragua es incierto, no se trata solamente de la crisis que hace meses incrementa los niveles de recesión y contracción económica, o que se invierte sólo el 3,7% de PIB nacional en el sector salud, lo que precariza las condiciones de infraestructura, investigación científica, desarrollo tecnológico, y las condiciones laborales; sino que además expone a todo el personal de salud, por no declarar un plan de emergencia y planificar una estrategia coordinada de prevención nacional, sino todo lo contrario. Desde el gobierno se invitó a la población a multitudinarias manifestaciones y actividades turísticas masivas, incluyendo el arribo de cruceros internacionales.

Hasta el día de hoy, las cifras oficiales del ministerio de salud nacional (MINSA), han reportado sólo 6 casos confirmados de Coronavirus, 1 persona fallecida y 15 casos sospechosos en observación. El secretismo con que se manejan las cifras estatales desafían toda credibilidad y la dinámica en los demás países en la región, por ejemplo, Costa Rica y Honduras con 539 y 382 casos confirmados respectivamente. Por su parte, el “Observatorio Ciudadano COVID19 en Nicaragua”, un grupo multidisciplinario autónomo, ha reportado extraoficialmente más de 170 casos confirmados con sintomatología del virus, o sospechosos en seguimiento.

Nicaragua recibe al virus bajo el régimen dictatorial de Daniel Ortega y Rosario Murillo. Hace semanas están ausentes de actividades públicas, pero con sus medios venden la idea de falsa “normalidad” y desinforman a la población, exponen a los trabajadores públicos, criminalizan y asedian acciones comunitarias de autocuidado, a través de los CPC y la Policía nacional. A esto se suma que todavía hay más de 70 presos políticos en condiciones precarias de salud e higiene. Además de otros problemas estructurales graves como la falta de agua potable o inexistencia de instituciones de salud en comunidades y poblaciones no urbanas, rurales e indígenas. 


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La política negacionista de ORMU se sostiene con la militarización en las calles, el control casi total de los medios de comunicación y la dependencia obediente y desfinanciada de todo el sistema público de salud. Esto nos acerca a escenarios desgarradores como los de Ecuador o España cuyos dispositivos de salud están estructuralmente colapsados.

Si ya saben cómo son ¿para qué los invitan?

Miembros del Consejo Superior de la Empresa Privada (COSEP), y derivados, representados en la UNAB, Alianza Cívica y la Coalición Nacional están impulsando una campaña de lucha contra el virus, pero sin mayores esfuerzos. Prometen materializar recursos, pero se limitan a enviar comunicados de denuncia por la negligencia del Estado, al tiempo que hablan de “tregua” con la dictadura y nos invitan a “unir esfuerzos” contra la pandemia.  Son estos representantes, los que hablan de proteger la vida mientras que sus empresas recortan derechos de sus trabajadores. Por ejemplo, en los call centers o las maquilas textiles donde se habilitan más de 120,000 empleos, sus dueños están aprovechando este caos para recortar derechos laborales, disminuir salarios, suspender puestos, o “adelantar” vacaciones. 

Paradójicamente, los autoproclamados liderazgos que ocuparon el frente de la “oposición” anti Ortega son los mismos que años atrás hicieron la vista gorda cuando se desfinanciaba la salud pública o saqueaban el INSS para apostar por un modelo privatizado y excluyente; son los mismos que apoyaron los “diálogos” con la dictadura. Esa falsa oposición sigue trabajando como enfermera del sistema y oxigenando al régimen. ¿Se acuerdan, hace 2 años, del paro patronal que exigimos? No lo convocaron ni en el punto más crudo de la represión en 2018, y no lo convocan ahora como medida urgente de prevención ante la amenaza del Coronavirus, cuyo contagio es potenciado por el hacinamiento y la aglomeración.

Más allá de la retórica discursiva de los patrones, sus ganancias están primero.  Así lo volvieron a demostrar los “dirigentes” de la UNAB con el “plan de mitigación de impactos económicos frente a la pandemia”, que presentaron esta semana. En resumidas cuentas, invita a les trabajadores a aceptar condiciones de precarización y “flexibilización” laboral, al tiempo que proponen la exoneración de impuestos fiscales a las grandes empresas. La UNAB reconoce la enorme brecha socioeconómica en Nicaragua, pero no propone nada para cambiarlo, sino que plantean reforzar ese sistema de desigualdad. O sea, la llamada “oposición” con su perfil corporativista sigue privilegiando a los que más tienen y descargando todo el peso de la crisis en los sectores más vulnerables. Otra vez se equivocan adrede.

Poner la salud de las personas por sobre las ganancias capitalistas

Una situación excepcional demanda medidas excepcionales como respuesta. En este sentido, como población nicaragüense nos urge diseñar una dinámica de autocuidado colectivo, así como quien dice “sólo el pueblo salva al pueblo”. La pandemia es global, inédita y veloz; no debemos dejar esta situación en manos de los que lucran con nuestra salud, ni tampoco podemos esperar nada de quienes ya demostraron que nos prefieren muertos antes que libres.  Es necesaria una reconfiguración de la dinámica social a gran escala, nuevas estrategias de autodefensa, resistencia comunitaria y emancipación política. Para aportar al debate-acción proponemos 3 ejes programáticos por los cuales luchar:

Medidas Sociosanitarias:

  1. Acceso a la información pública, científica y de calidad/ Campañas de información virtual y física.
  2. Compra/solicitud masiva de test de detección del virus, para implementarlos por los sistemas de salud públicos y privados/ Adicional a la donación que hizo el BCIE al gobierno (26,000 pruebas).
  3. Dueños de empresas de salud, declaren de utilidad pública toda infraestructura de salud privada, incluyendo clínicas, hospitales, laboratorios, farmacias, respiradores, ambulancias, y personal médico puesto al servicio de quien lo necesite en el marco de la epidemia. Ningún tipo de discriminación para acceder al sistema de salud.
  4. Centralizar toda la red hospitalaria pública y privada bajo control del personal sanitario organizado.
  5. Incorporación a planta a toda persona que pueda desempeñar funciones como personal sanitario, con salario con base al costo de vida. Esto incluye a los estudiantes de medicina y residentes. 
  6. Libertad inmediata a todas y todos los presos políticos. Todas las medidas sanitarias y de bioseguridad para la población en las cárceles nacionales.

Medidas Socioeconómicas

  • Shock presupuestario al sistema de salud, financiado con impuestos a las grandes fortunas. Compra de respiradores mecánicos. Toda la plata a salud.
  • Reconversión de la matriz productiva de fábricas privadas; para la producción en masa y de libre acceso a la población, de alcohol en gel, mascarillas, guantes, batas, jabones, camas y demás insumos sanitarios; así como los Equipo de Protección Individual, EPI, para el personal médico-sanitario en primera línea.
  • A las grandes empresas y trasnacionales: Prohibición de despidos y suspensión, licencia laboral con goce de salario y todas las prestaciones para todo el personal laboral, mientras se mantenga la pandemia. Las grandes empresas que sean hostiles a esta política que abran sus libros contables para demostrar sus “números rojos”.
  • Exonerar el pago a los servicios básicos como agua, luz, electricidad a sectores populares. Las empresas transnacionales de telecomunicaciones deben también suspender el cobro a los servicios domiciliares y de la red hospitalaria y del abastecimiento de productos de primera necesidad.
  • Suspensión inmediata del IVA a todos los productos de canasta básica, y a todos los alimentos y productos sanitarios.

Medidas Socio Organizativas

  1. Agilizar la autoorganización territorial y local. Crear Comités de Emergencia Sociosanitaria, que planifique, estrategias autogestionadas de cuidado colectivo; en cada hospital y lugar de trabajo, mercados, aulas de clase, universidades, iglesias y demás instituciones.
  2. Solidaridad comunitaria con grupos de riesgo, precarizados, vendedores ambulantes, y personas en situación de calle o indigencia.
  3. Estrategia regional coordinada. Colaboración entre pueblos centroamericanos/ Reactivación de los grupos de solidaridad internacional con Nicaragua en todo el mundo.

Fortalecer la autoorganización: Comités de Emergencia Sociosanitaria

Nicaragua, sigue siendo el segundo país más pobre en América y por tanto más devastadores serán los efectos de la pandemia. Es la voracidad de este virus la que ahora nos debe obligar a repensar las bases de nuestra sociedad, a reconocer el marco abismal de desigualdad entre los ricos que dicen representarnos y la mayoría empobrecida que somos, porque seguramente vendrán más crisis y debemos empezar a prepararnos. Hace 2 años, la autoorganización y la colaboración intersectorial, logró poner a la dictadura contra las cuerdas y equiparar la correlación de fuerzas frente a los crímenes del gobierno. Ahora debemos retomar y aprender de esa experiencia y sistematizar esa capacidad de autoorganización como herramienta de autodefensa.

Ante la desidia dictatorial y empresarial que defiende sus ganancias por sobre nuestra salud es urgente la tarea de crear los Comités de Emergencia Sociosanitaria con la participación del personal médico independiente al régimen; en conjunto con la comunidad científica, docentes, defensoras de DDHH y feministas, grupos estudiantiles, ambientalistas y de voluntariado, organizaciones AYB, así como referentes comunitarios y familiares de presos políticos, pueden ser una plataforma que agrupe esfuerzos para luchar contra el virus y salvar vidas; pero también sería una herramienta política de contra poder para defender nuestros derechos. Esta es la alternativa que levantamos, súmate a luchar con nosotres.


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