Por Luis Meiners LIS Estados Unidos
El 15 de abril, un grupo de manifestantes fuertemente armados se paró en las escalinatas del edificio del Capitolio del Estado de Michigan desafiando y expresando públicamente su rechazo a las medidas de cuarentena. Durante los días siguientes, se llevaron a cabo acciones similares en Wisconsin, Kentucky, Idaho, Arizona, Ohio, Maryland y Texas. El viernes Trump alentó las protestas llamando en Twitter a «liberar» ciertos estados y luego las defendió durante una conferencia de prensa el domingo. Las protestas se desarrollan en un momento en el que tanto los gobiernos como las grandes empresas han comenzado a expresar más abiertamente su deseo de abrir la economía lo antes posible.
La situación creada por la combinación de la pandemia y la profundización de la crisis económica es una de mayor polarización. En las últimas semanas hemos sido testigos de una importante ola de resistencia de la clase trabajadora en sus lugares de trabajo y barrios. Ahora, son las organizaciones conservadoras y de ultraderecha las que están tratando de aprovechar el momento.
El significado de las protestas
Las protestas actuales han sido comparadas con las que desataron el “Tea Party” en 2009. Ambas responden a una situación de crisis económica y política movilizando una base conservadora y de derecha. Gran parte de este movimiento luego se incorporó a la campaña de Trump. Por eso no es de extrañar que los manifestantes “anti-cuarentena” lleven gorros y camisetas de Trump mientras ondean banderas confederadas.
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El principal reclamo de las protestas es el fin inmediato de las medidas de cuarentena. Está envuelta en una retórica negacionista encendida que combina muchos de los tópicos recurrentes de los grupos conservadores y de ultraderecha. Entre los grupos que llaman a las protestas se encuentran grupos con fuertes lazos con las organizaciones de derecha y el Partido Republicano. El Fondo de Libertad de Michigan, por ejemplo, está vinculado a Betsy DeVos, integrante del gabinete de Trump. También estuvieron presentes grupos supremacistas blancos proto fascistas como los Proud Boys y la Milicia de la Libertad de Michigan. Estas protestas están siendo respaldadas por organizaciones sin fines de lucro que son financiadas por millonarios de derecha que tienen intereses económicos claros en la apertura de la economía.
No es de extrañar que el movimiento se haya lanzado en el mismo momento en que Trump y varios gobernadores impulsan medidas que buscan “relajar” la cuarentena sin la más mínima consideración sobre las deficiencias subyacentes en la capacidad de testeo y de atención médica. Estas deficiencias fundamentales están vinculadas a un sistema de salud orientado por la ganancia que no es apto para hacer frente a la pandemia. Los gobernadores republicanos de seis estados del sur han formado una coalición para tomar medidas en esta dirección.
Polarización
Con nuevas protestas convocadas por la derecha en los próximos días, y una cobertura mediática masiva de estas acciones a pesar de que no han atraído multitudes a la calle, es importante no perder de vista la dinámica general de la lucha de clases provocada por la crisis actual. Sin duda, la situación política tenderá cada vez hacia la polarización. Pero, hasta ahora, el elemento más dinámico de la situación general ha sido el aumento de la respuesta de la clase trabajadora a la crisis expresada en una creciente ola de huelgas.
El martes los trabajadores de Amazon realizaron una acción de huelga nacional exigiendo una respuesta al creciente número de casos de Covid19 en los almacenes, mientras que la empresa declara ganancias récord. Cientos de trabajadores de al menos 50 almacenes en todo el país participaron de esta masiva convocatoria. El 15 de abril, las enfermeras organizaron un día nacional de lucha exigiendo equipos de protección y mejores condiciones de trabajo. No sólo han continuado su lucha, sino que también han estado en primera línea enfrentándose a manifestantes de derecha en Denver y Phoenix. En Nueva York, una caravana de protesta de trabajadores migrantes salió a las calles exigiendo al gobernador demócrata Cuomo que diera una respuesta a las comunidades más golpeadas tanto por Covid19 como por la crisis económica.
Mientras tanto, Trump sigue impulsando una agenda de derecha en medio de la crisis, polarizando aún más la situación. El lunes por la noche tuiteó que restringiría los derechos de inmigración a través de una orden ejecutiva. Y el miércoles usó Twitter para amenazar a Irán con una acción militar. Los demócratas no se quedan atrás. La campaña de Biden, por ejemplo, se enfoca en atacar a Trump por ser «demasiado blando» con China.
La necesidad de una respuesta socialista
Podemos esperar que estas tendencias continúen desarrollándose a medida que la crisis se profundiza. La vida de la gente ha sido alterada profundamente y no hay señales de las cosas mejorarán pronto. Todas las desigualdades estructurales sobre las que se construye el sistema capitalista han sido expuestas en sus expresiones más brutales. Millones están legítimamente enfurecidos.
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Mientras republicanos y demócratas regalan miles de millones de dólares en rescates a las grandes empresas, más de 22 millones de personas han perdido sus empleos, y se estima que 35 millones han perdido su seguro de salud y millones más están cada vez más preocupados por lo que vendrá. La clase trabajadora sufre las consecuencias más difíciles de la crisis y también las pequeñas empresas tienen dificultades por sobrevivir. En este contexto, la derecha trata de ganar terreno canalizando la frustración y la ira, y apuntándola contra las medidas de cuarentena.
Si bien todavía no han tenido éxito, con una crisis cada vez más profunda y los medios de comunicación y los políticos del régimen empujando el debate público hacia la derecha, podrían volverse más audaces. La ola de radicalización de la clase trabajadora ha logrado dirigir la ira hacia las patronales, actuando como una barrera efectiva contra el crecimiento de la derecha.
Esto hace que la necesidad de una respuesta socialista sea aún más urgente. Sólo los socialistas podemos proporcionar una salida a un debate que deja a las personas con la disyuntiva de elegir entre sus vidas y sus medios de vida. Esto sólo puede lograrse poniendo la salud y los medios de vida de las personas antes que las ganancias. En primer lugar, debemos mantener con firmeza que nadie irá a trabajar hasta que se garanticen las condiciones generales de salubridad. Esto significa que debemos apoyar las luchas de los trabajadores esenciales en hospitales, supermercados, almacenes y otros lugares de trabajo exigiendo todas las medidas de protección necesarias. También significa que se debe garantizar a todos los trabajadores una licencia por enfermedad totalmente remunerada. Debemos luchar contra las patronales y los gobiernos que quieren enviar a todos de vuelta al trabajo. Tenemos que exigir que se amplíe radicalmente la capacidad de testeo antes de que se haga cualquier avance hacia la apertura de la economía. Aún más, no podemos dejar que esta decisión se deje en manos de las patronales y gobiernos. Todas las decisiones relativas a las medidas de cuarentena deben ser tomadas por órganos democráticos en los que las voces de los trabajadores de la salud, científicos y trabajadores en general estén por encima de los intereses impulsados por la ganancia. Debemos exigir que todos los trabajadores sigan recibiendo sus salarios completos y pagos mensuales regulares para todas las personas que no puedan trabajar debido a la pandemia y a los desempleados, independientemente de su estatus migratorio. El pago de alquileres, hipotecas y servicios públicos debe ser suspendido. Con los y las trabajadorxs de la salud exigir un sistema sanitario totalmente nacionalizado y un presupuesto de emergencia para hacer frente a la pandemia. Todo esto es posible si hacemos que los multimillonarios, como Jeff Bezos de Amazon, que incluso se están haciendo más ricos en esta crisis, paguen por ello.
Los socialistas debemos dejar claro que la clase dominante y ambos partidos son responsables de la situación actual. Sus políticas construyeron la crisis sanitaria actual socavando la capacidad de respuesta del sistema de salud. Tomaron las decisiones políticas y económicas que nos trajeron aquí. No volveremos a la normalidad que nos trajo por este camino.