Avanza el reagrupamiento internacional de los revolucionarios

LIS

Escribe Alejandro Bodart, Secretario general del MST de Argentina

La fundación de la LIS es un paso de enorme importancia en el necesario reagrupamiento de los socialistas revolucionarios y ha sido visto con simpatía e interés por amplios sectores del activismo anticapitalista. Existen condiciones objetivas y subjetivas para ser optimistas sobre las posibilidades de un rápido desarrollo de la nueva organización nacida en Barcelona.

El crecimiento en pocos meses que tuvo Anticapitalistas en Red desde su fundación en mayo de 2018 nos permitió constatar, a quienes provenimos de allí, las enormes posibilidades de construir núcleos fundadores de organizaciones revolucionarias en distintos países de América y Europa. Sin embargo ha sido el encuentro posterior entre el MST argentino -en representación de AenR- con el SEP de Turquía, lo que permitió dar un salto cualitativo y delinear el proyecto que dio origen a la LIS y el acercamiento con La Lucha de Pakistán. Se demuestra así que también es posible confluir y alcanzar acuerdos estratégicos entre partidos y organizaciones fuertemente implantadas en sus países.
Esto habla de la potencialidad que brinda la actual etapa de la lucha de clases. Somos optimistas porque con una orientación correcta y audaz está planteado que nuestra Liga Internacional Socialista se transforme en una alternativa para militantes, grupos y partidos que están buscando una referencia internacional que defienda las banderas que levantamos.

Los distintos componentes de la LIS nos identificamos con el bagaje teórico, político y metodológico construido en más de 150 años de luchas de la clase obrera. Hacemos nuestras las principales enseñanzas del marxismo, el leninismo y el trotskismo, y justamente por ello rechazamos todo tipo de dogmatismo. Nos proponemos avanzar aprendiendo no sólo de los aciertos, sino también de los errores políticos y metodológicos cometidos en esta larga marcha
hacia el socialismo y que algunos se empecinan en seguir cometiendo. Esperamos superarlos en base a un régimen interno democrático que posibilite la elaboración colectiva permanente, balances objetivos de nuestra intervención en la lucha de clases, el debate fraternal de las diferencias que puedan existir y la implementación de campañas internacionales en común.
Nuestro objetivo es aportar a la superación del vacío de dirección revolucionaria que existe a nivel mundial. Nos proponemos combatir las visiones escépticas sobre el presente y el futuro que propagandizan diversos sectores de la izquierda, y contra el sectarismo y oportunismo al que conduce la pérdida de confianza en la clase trabajadora y sus luchas. También enfrentar las ilusiones en la democracia burguesa y el pacifismo desmovilizador que la ausencia de un polo revolucionario fuerte provoca en amplias franjas de trabajadores y el activismo.


La barbarie capitalista y la resistencia de la clase obrera

Vivimos en un mundo que va de una crisis a otra, con períodos de recuperación cada vez más cortos. La economía mundial aún no logra revertir los efectos de la gran crisis del 2008 cuando ya se avecina otra de magnitud similar o superior. Las razones de fondo son intrínsecas a este sistema capitalista caduco, que desde hace décadas no tiene nada positivo que ofrecer.
Los avances científicos y tecnológicos cada vez llegan a menos seres humanos. La riqueza que produce la clase trabajadora del mundo se concentra en un puñado de multimillonarios que, para acrecentar sus ganancias, provocan desastres ambientales y condenan a una vida de miseria y sufrimientos a miles de millones de personas.
El imperialismo impulsa una verdadera contrarrevolución económica contra los trabajadores y pueblos del mundo para que paguemos los costos de las crisis que ellos provocan. Los gobiernos capitalistas apelan cada vez más a la represión para poder aplicar sus planes de superexplotación. Millones son condenados al desempleo y se atacan derechos y conquistas históricas de la clase obrera y el pueblo.
Ante el descrédito que sufren los regímenes y partidos tradicionales por aplicar dichos planes, y aprovechando la desilusión y desmoralización en franjas de masas que han provocado gobiernos de falsos izquierdistas como los Tsipras, Maduro o Lula, en muchos lugares han llegado al poder fuerzas de derecha e incluso, en algunos países, sectores burgueses alientan el surgimiento de formaciones neofascistas en base a fomentar el odio a los migrantes y las minorías étnicas, la intolerancia religiosa, la misoginia y la homofobia.
Pero la ofensiva del capital es sólo una parte de la realidad. Existe otra, más importante, que los marxistas no podemos ignorar y es la resistencia de las masas explotadas y oprimidas contra los embates de los de arriba. En diversas regiones del planeta se producen huelgas, movilizaciones masivas y también semiinsurrecciones y revoluciones. Los trabajadores y jóvenes de Hong Kong se levantan contra las brutalidades de la burocracia capitalista china; en Brasil los estudiantes y la clase obrera desafían en la calle al protofascista Bolsonaro; los trabajadores en Argentina enfrentan con huelgas las medidas de Macri; las mujeres se levantan por sus derechos y protagonizan una verdadera revolución feminista; los chalecos amarillos enfrentan al gobierno neoliberal de Macron y se transforman en un símbolo que trasciende a Francia; los pueblos de Argelia y Sudán enfrentan sin miedo a sus dictadores, el pueblo de Honduras se insurrecciona contra el ilegítimo gobierno de Juan Orlando Hernández; los rebeldes yemenitas al igual que el pueblo palestino siguen resistiendo las embestidas imperialistas; en EE.UU. vuelven las huelgas obreras tras varias décadas de pasividad. Estos son algunos de los múltiples ejemplos que demuestran que la resistencia existe y se extiende.
El gran problema a resolver sigue siendo la crisis de dirección revolucionaria que atraviesa desde hace décadas a nuestra clase. Hay una relación dialéctica entre las confusiones existentes en la conciencia de las y los trabajadores y la inexistencia de un polo revolucionario fuerte a nivel mundial.


La ausencia de direcciones revolucionarias con peso de masas es lo que viene impidiendo que los triunfos económicos o democráticos parciales que conquista con mucho esfuerzo el pueblo trabajador se transformen en la antesala de triunfos definitivos contra el sistema capitalista imperialista y es la razón, en última instancia, de que grandes luchas muchas veces terminen en derrotas catastróficas. También permite que se reciclen direcciones burocráticas y reformistas. O que fenómenos muy progresivos como la radicalización y el resurgir de las ideas socialistas entre la juventud de EE.UU. y Gran Bretaña sean canalizadas por nuevas formaciones socialdemócratas como las que impulsan
Sanders y Corbyn.
Como hemos dicho, la conformación de la LIS está al servicio de aportar a la superación de esta debilidad estratégica. Somos optimistas porque en cada proceso que hemos citado se plantean oportunidades extraordinarias que, si sabemos aprovechar, nos pueden permitir dar saltos en la construcción de nuestras secciones y transformarnos rápidamente en un polo dinámico de reagrupamiento de las y los revolucionarios a nivel internacional.


Crisis, fracasos y enseñanzas.

Es muy importante valorar que mientras gran parte de las organizaciones que se reclaman de la izquierda revolucionaria atraviesan procesos de crisis, divisiones y en algunos casos disolución, los distintos componentes que formamos la LIS nos unimos precisamente para intentar revertir esta tendencia.
En el último tiempo estamos asistiendo a crisis importantes en corrientes internacionales como el Secretariado Unificado (SU), el Comité por una Internacional de los Trabajadores (CIT), la Liga Internacional de los Trabajadores (LIT) o partidos nacionales como el Partido Obrero argentino o la ISO estadounidense.
Necesitamos sacar conclusiones de lo que está pasando con estas organizaciones, identificar las causas, detectar los principales errores políticos y metodológicos cometidos y qué elementos en común muestran estos procesos.
Un elemento presente en la mayoría de estas crisis es el escepticismo, fruto de la pérdida de confianza en la clase trabajadora y su movilización. Esta es la fuente principal de las desviaciones y errores oportunistas y sectarios que se vienen cometiendo.
El escepticismo llevó al SU de la Cuarta a descreer de la perspectiva socialista y a abandonar la estrategia de construcción de partidos revolucionarios para disolverse en partidos amplios que, más temprano que tarde, terminan lavando su programa y abonando al reformismo. El resultado de esta orientación ha sido la desaparición de su principal partido, la LCR francesa, y el estancamiento y retroceso del resto de sus grupos.
En EE.UU. sectores de la izquierda resucitan a personajes reformistas como Kautsky para intentar autoconvencerse de que la vía al socialismo pasa por acumular diputados y ganar elecciones, ya que han dejado de creer o nunca creyeron en una perspectiva revolucionaria.
Omiten por supuesto que la vía electoral al socialismo, tantas veces reciclada, no nos ha brindado un solo ejemplo en toda la historia de un avance anticapitalista, mientras que las revoluciones insurreccionales llegaron a expropiar a la burguesía en un tercio del planeta. Lamentablemente, cuando más era necesario contar con una organización revolucionaria fuerte para combatir estas falsas ideologías, la ISO se disolvió. El dogmatismo y la negativa sectaria de su dirección a readecuar la táctica política para intervenir mejor en el nuevo movimiento socialista de masas que surgió en EE.UU. y la utilización de métodos burocráticos que impidieron un debate fraternal, provocaron una rebelión interna y un brusco recambio de dirección que, al combinarse con la denuncia de un caso de abuso sexual mal manejado, terminó en la desmoralización de la militancia y la disolución del partido. El electoralismo en el que han caído fuerzas como el PTS argentino o el PO, que sufre una crisis de tal magnitud que incluye una sangría enorme de cuadros y militantes, tiene como trasfondo una visión escéptica de la realidad y sobre las posibilidades de la clase obrera, lo que
los ha llevado a centrar todas sus expectativas y esfuerzos en las elecciones. A su vez, el retroceso electoral del FIT en las elecciones provinciales de este año, que ha exacerbado la crisis del PO, está vinculado a la negativa sectaria de sus integrantes a ampliarlo al resto de la izquierda y a trasladar dicha unidad a las luchas y demás instancias de disputa por la dirección. Esto viene haciendo perder una oportunidad enorme de construir una alternativa revolucionaria de masas. Esperamos poder ayudar a revertir todo esto a partir del acuerdo al que hemos llegado con los compañeros.


A todos los problemas mencionados se le suman los de tipo metodológico. Décadas de estalinismo han impregnado a gran parte de las organizaciones revolucionarias de métodos burocráticos ajenos al centralismo democrático leninista. A su vez, la dispersión del trotskismo en varias corrientes, fruto del rol liquidador del revisionismo, generó pequeñas internacionales construidas alrededor de un partido madre, que se cree con derecho de imponerle la política y orientación a los grupos más pequeños. Sin erradicar estos vicios es imposible construir una Internacional de masas.
La LIS se propone recuperar las mejores tradiciones del movimiento revolucionario.


Los desafíos

Las complejidades de la situación objetiva nos pondrán ante muchos desafíos políticos y organizativos. Somos optimistas porque tenemos en común bases políticas y de principio muy sólidas.
Esto no significa que coincidamos en todo o que no surjan matices o diferencias sobre algunos temas, como de hecho ya se ha manifestado en torno a definiciones sobre la nueva ola feminista y seguramente surgirán en relación a otros
hechos de la realidad. Los encararemos con criterio constructivo, desarrollando a fondo los debates para aprender y mejorar nuestra elaboración e intervención.
Funcionaremos en base a una metodología que permita un equilibrio para buscar en primer lugar consensos y si después de agotar todas las instancias de debate esto no es posible, recién ahí resolver a través del voto mayoritario.
Defendemos un verdadero centralismo democrático, donde la discusión y el debate sea siempre acompañado de la intervención en la lucha de clases, que en el caso de una verdadera Internacional significa llevar adelante las campañas que se resuelvan y socializar todo lo votado.
Estamos convencidos del fracaso seguro de todo proyecto internacional que se base en un partido que domina al resto. Por eso nos proponemos funcionar en base al respeto y el apoyo a todas las direcciones nacionales. Y en nuestro primer Congreso Mundial de mediados de 2020 votaremos los Estatutos que regirán la vida interna de nuestra Internacional.
Se inicia una etapa apasionante donde saldremos a intervenir en las luchas y procesos más dinámicos, desplegando toda clase de campañas e iniciativas a fin de impulsar la movilización de la clase obrera, las mujeres y la juventud, y construir nuestras organizaciones.
La Liga Internacional Socialista es un proyecto al servicio de unir a las y los revolucionarios del mundo. Está abierto a la incorporación de todas aquellas organizaciones y activistas que coincidan con sus bases programáticas y metodológicas. Es tarea de quienes hoy la integramos hacer que se desarrolle en cada país e internacionalmente hasta convertirse en el polo de atracción y reagrupamiento que la actual etapa de la lucha de clases reclama.