Nicaragua: el gremio médico bajo ataque de la dictadura orteguista, otra vez.

Salud en Nicaragua

por Ricardo Rugama.

La persecución política hacia médicxs y profesionales de la salud continúa en Nicaragua. En 2018 se denunció el despido de médicas y médicos por atender heridos durante las protestas;  y en 2020 por exigir que se implementaran medidas de prevención ante la pandemia de la COVID-19. Ahora, en  2021, el ministerio de salud amenaza con sanciones por “difundir noticias falsas” y la fiscalía ha citado a un médico por atender a una opositora a Ortega, esto ha provocado el exilio de varios médicxs, mientras muchos siguen muriendo por la negligencia gubernamental. 

Este es el primero de dos artículos de denuncia sobre la persecución al gremio médico de la dictadura orteguista.

Primera etapa: la orden de no atender pacientes.

Tras la rebelión popular de abril 2018 los trabajadores de la salud han estado en el centro de la represión política del régimen de Ortega y Murillo. Las represalias a los trabajadores de salud comenzaron después que muchos desobedecieran la orden orientada por la entonces ministra de salud y ahora asesora de la presidencia en asuntos de salud, Sonia Castro (1); de no atender en hospitales públicos y previsionales a manifestantes heridos durante las protestas.

Uno de los casos más representativos es el de Álvaro Conrado, un adolescente de 15 años que en las protestas cercanas a la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI) fue herido por un balazo en el cuello proveniente del área donde estaba en ese momento la policía (2). Álvaro fue llevado por otros manifestantes y la Cruz Roja al entonces Hospital Cruz Azul del Instituto Nicaragüense de Seguridad Social, donde se le negó la entrada y por tanto se retrasó el tiempo de una intervención que podría haber salvado su vida. Fue llevado al Hospital Bautista, un hospital privado de Managua donde falleció 3 horas después (3).

Muchos trabajadores de salud se opusieron a estas orientaciones que violaban toda ética profesional y médica, por lo que inició un proceso de persecución y despidos, también orientado por Castro (1). Para agosto de 2018, la Asociación Médica Nicaragüense denunciaba de manera pública que habían sido despedidos al menos 135 médicos, principalmente especialistas y subespecialistas de hospitales públicos y centros de salud (4).

En octubre del mismo año, la Unidad Médica Nicaragüense (UMN), organización nacida a raíz de la unión de profesionales médicos que brindaron atención en las protestas, registraba al menos 215 médicos y médicas despedidas, también en su mayoría especialistas y subespecialistas (5). Hasta febrero de 2020, habrían sido despedidos más de 405 trabajadores de la salud (6).


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Además de haber sido despedidos de manera injustificada, muchos trabajadores siguen sin recibir el dinero que le corresponde según la ley, como la liquidación, vacaciones acumuladas o antigüedad en el caso de los que llevaban años o décadas laborando en el sistema público (7). Fueron despedidos sin seguir ningún tipo de proceso institucional, en clara violación a sus derechos laborales y las leyes que regulan el sistema de salud, y en varias ocasiones tras actos intimidatorios, agresivos y amenazas contra su integridad física y la de sus familias.

La burocracia sindical del FSLN, FETSALUD, dirigida por el presidente de la Asamblea Nacional y operador político del régimen, Gustavo Porras, les da la espalda a los trabajadores despedidos y promueve abusos contra opositores. Creando un ambiente hostil para médicos y médicas que prefieren callar para conservar sus empleos y seguir brindando atención a la población necesitada.

La persecución política llegó hasta las aulas de clase, donde al menos 8 estudiantes de ciencias médicas fueron expulsados de la UNAN Managua en 2018, sin seguir el debido proceso según las normativas de la institución, con múltiples irregularidades y sin derecho a la defensa (8).

En esta primera ola represiva, muchos médicos, médicas, estudiantes de medicina y profesionales de la salud tuvieron que migrar de manera forzada, un porcentaje importante fue al país vecino Costa Rica donde se conformó la Asociación Unidad Médica Nicaragüense (ASUMN), y el resto a otras partes de América y Europa. En la mayoría de los casos sin oportunidad de ejercer su profesión y sin un permiso de trabajo, viviendo situaciones de precarización laboral y dificultades para asumir el costo del día a día, además del racismo, xenofobia y otras situaciones difíciles del exilio que continúan hasta hoy.

Nicaragua tiene 9 médicos por cada 10,000 habitantes (9), lejos de los 23 por cada 10,000 que recomienda la OMS. En esta etapa de la represión Ortega y sus operadores en el Ministerio de Salud, decidieron despedir médicos y trabajadores de salud por no aceptar sus indicaciones políticas, que en ese caso era negar la atención médica a personas heridas. Violentaron sus derechos humanos y laborales, forzando la migración de muchos profesionales. A corto, mediano y largo plazo esto tiene un impacto negativo en la calidad de los servicios de salud pública, de por sí insuficientes en un sistema empobrecido, a los que accede la mayoría de la población que no puede costear una consulta privada.


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En las siguientes entregas expondremos las dos siguientes fases de la represión, que continúa al día de hoy. Hacemos un llamado a la población nicaragüense a mantenerse organizada y si no lo estás te invitamos a organizarte. La gran mayoría de estos datos que forman parte de la memoria colectiva que se está construyendo en la lucha contra la dictadura y contra el sistema de explotación se han recopilado gracias a esfuerzos ciudadanos, muchos nacieron al calor de las protestas. Creemos que para dar vuelta a todo este sistema corrupto necesitamos construir herramientas y una de ellas es un partido político con un acuerdo programático para luchar por todo. A pesar de las adversidades, esa es la tarea que desde Alternativa Anticapitalista y la Liga Internacional Socialista impulsamos: la construcción de una herramienta política para el gremio médico y una mayoría social. Sumate.

1.       CENIDH, & FIDH. (2021). Accountability now! Extrajudicial executions and repression in Nicaragua, 2018-2020.

2.       GIEI. (s.f.). gieinicaragua.org. Obtenido de https://gieinicaragua.org/en/victima/alvaro-manuel-conrado-davila/

3.       Luna, Y. (3 de Mayo de 2018). Papa de Álvaro Conrado: “No quería un mártir, quiero justicia”. Confidencial.

4.       García, K., & Lara, R. (3 de Agosto de 2018). Médicos denuncian 135 despidos. El Nuevo Diario.

5.       Nicaraguense, U. M., País, J. c., & Nicaragua, C. (2 de Noviembre de 2018). Construimos Nicaragua – Facebook. Obtenido de https://www.facebook.com/ConstruimosNic/photos/a.2007658972858607/2007657622858742/

6.       MESENI. (2020). Situation of Human Rights in Nicaragua.

7.       Mora Cárcamo, R. (29 de Enero de 2021). Ni reintegro ni liquidación para médicos despedidos en Estelí. Obtenido de RadioABCStereo: http://www.radioabcstereo.com/nota/18924_ni-reintegro-ni-liquidacion-para-medicos-despedidos-en-esteli

8.       Rivera, E. (1 de Noviembre de 2020). Violaciones a Derechos Humanos de los Estudiantes Expulsados de las Universidades de Nicaragua. Obtenido de http://fedh-ipn.org/wp-content/uploads/2020/12/INFORME-AMPLIADO-AU-FEDH-Violaciones-al-Derecho-Humano-a-la-Educacion-de-los-Estudiantes-Expulsados-de-las-Universidades-en-Nicaragua-.pdf

9.       González, R. A. (1 de Noviembre de 2016). Nicaragua tiene 9 médicos por cada 10 mil habitantes. El Nuevo Diario.