Visto y considerando
-Europa del Este (Europa Oriental) abarca 21 países. Es una región en cambio permanente a partir de la caída del estalinismo. Es una región en la que hubo y hay procesos de lucha y políticos en distintos países, con avances y retrocesos en la relación de fuerzas entre las clases. Más allá de esta realidad, esta resolución se focaliza en tres países: Rusia, Bielorrusia y Ucrania.
-En los países de Europa del Este, desde la caída de la ex URSS avanzó el proceso de restauración capitalista, que fue iniciado por la burocracia estalinista y continuado sin excepciones por todos sus sucesores desde el gobierno y el régimen de cada país. Las condiciones de vida sociales y democráticas de las grandes mayorías siguen siendo malas y empeorando con cada crisis capitalista. Rusia, Bielorrusia y Ucrania tienen situaciones políticas y socioeconómicas diferentes. Sin embargo, también hay una similitud general del momento. A pesar de los fracasos evidentes de las autoridades burguesas de estos países, su completa incapacidad para contrarrestar el Covid-19 y mejorar las condiciones de vida de los trabajadores y el pueblo; los regímenes burgueses de los tres países han avanzado en la restauración capitalista, han logrado una relativa estabilidad y la derrota de las oposiciones sociales y políticas. Más allá de los distintos ritmos, hubo y hay luchas, aunque parciales y descoordinadas por responsabilidad de las direcciones políticas y sindicales traidoras. En Rusia y Bielorrusia, tampoco se impuso la oposición burguesa liberal que se postula como reemplazo de Putin y Lukashenko, que no logró articularse, sufre la represión y el encarcelamiento de sus principales dirigentes.
-En la Federación de Rusia, el régimen de Vladimir Putin se ha recuperado del movimiento de protesta masiva asociado con el arresto y encarcelamiento del líder de la oposición Alexei Navalny (enero-febrero de 2021), manteniendo su poderío, su impunidad y apoyo social. En Bielorrusia, el régimen de Alexander Lukashenko provocó una derrota del movimiento de masas a las masivas manifestaciones contra la falsificación de los resultados de las elecciones presidenciales del 9 de agosto de 2020. En Ucrania, el presidente Volodímir Zelensky puede considerarse el ganador sobre el amplio movimiento social de base «¡Alto al genocidio arancelario!», que se desplegó ampliamente en el invierno y la primavera de 2021 y creó un grave peligro para el poder burgués.
-Estas «victorias» de las autoridades sobre las movilizaciones y reclamos de los trabajadores y los pueblos van acompañadas de un aumento de la represión política contra las fuerzas de oposición y las organizaciones de trabajadores, de ataques a la libertad de expresión y otros derechos democráticos y sociales elementales. Sin embargo, sería un error dar por liquidados los procesos de lucha. En primer lugar, porque las necesidades sociales y democráticas del pueblo trabajador no fueron satisfechas. Es más, se profundizaron con la crisis mundial de la economía capitalista y las consecuencias de la pandemia. Y, en segundo lugar, porque la situación mundial, incluso en plena crisis sanitaria, estuvo signada por grandes rebeliones y estallidos populares que impactaron a millones de personas. En la perspectiva, lo más probable es que se repitan, se extiendan y contagien a los movimientos de masas de países que actualmente están más atrás o sufrieron derrotas. No se puede descartar que los procesos se reaviven o que haya estallidos en el marco de la situación mundial.
-En esta resolución se abordan aspectos parciales de similitudes y diferencias entre los regímenes de Rusia, Bielorrusia y Ucrania, en lo que se refiere a las políticas que aplican, a su relación con el movimiento de masas y con las distintas expresiones del imperialismo. Sin embargo, es necesario continuar intercambiando opiniones, precisando aspectos y estudiando para arribar a una caracterización más precisa sobre los regímenes del Este Europeo, en cuanto a su génesis y perspectiva.
-En Rusia, Putin introdujo metódicamente a sus amigos personales al nivel más alto de la clase dominante y los privilegió en los negociados del Estado. Su política estaba asociada con la intervención activa del Estado en el formato de la propia clase capitalista. Algunos grandes oligarcas de la era Yeltsin fueron reprimidos (Berezovsky, Khodarkovsky, Gusinsky). Otros, que ya eran cercanos a Putin o le juraron lealtad, tomaron un lugar en el estrato oligárquico (Sechen, Rotenberg, Deripaska, Usmanov). Esta situación de estabilidad condicional en las alturas podría ser apoyada durante mucho tiempo, pero las sanciones económicas internacionales causadas por la anexión de Crimea en 2014 afectaron directamente los intereses del capital ruso y causaron un daño significativo al modelo de capitalismo de Putin.
-Putin no ha logrado reducir la dependencia de la economía rusa del comercio internacional de hidrocarburos (gas, petróleo, productos de su procesamiento), que se encuentra controlado por el círculo más cercano al presidente, la élite oligárquica. Segmentos significativos del capital ruso están insatisfechos con el aislamiento económico del país de los mercados extranjeros debido a las sanciones internacionales. Están interesados en hacer algún tipo de transición suave, del «bonapartismo» de Putin a un nuevo formato de poder estatal que tenga en cuenta los intereses económicos y políticos de un segmento más amplio de la clase capitalista.
-En el pico de la confrontación con el movimiento de masas en apoyo de Alexei Navalny segmentos significativos del partido burgués gobernante pro-Putin “Rusia Unida” intentaron entablar un diálogo con los manifestantes, temiendo la escalada de las protestas callejeras. Es muy posible que la “curación milagrosa» de Navalny en un hospital alemán fuera el resultado de estas contradicciones en la clase dominante. Y ellos, a su vez, se expresan y retroalimentan en las contradicciones y la competencia de varios grupos de influencia en la administración del Kremlin. En los círculos políticos de Rusia, el irónico dicho de que «hay muchas torres diferentes en el Kremlin» es ahora más popular que nunca.
-En Rusia existe el llamado «síndrome generacional», que también tuvo lugar en las protestas bielorrusas. Putin comenzó a desempeñar los deberes de presidente por decisión de Yeltsin, el 31 de diciembre de 1999. Toda una generación de rusos, que creció en condiciones de poder indiscutible y antidemocrático, está esperando cambios. La personificación de la protesta callejera en el invierno de 2021 no fue tanto en términos de apoyo a Navalny como en términos de odio a Putin.
-El principal poder parlamentario de izquierda de Rusia, el Partido Comunista de la Federación Rusa (PCFR) postestalinista (dirigido por Gennady Zyuganov) se ha incorporado al sistema de poder capitalista desde hace décadas. El PCFR ha estado trabajando para «vaporizar» el descontento popular dentro del país y apoyar activamente a Putin en su agresiva política exterior imperialista. En el invierno de 2021, el PCFR también apoyó de hecho, al régimen instando a las masas a abstenerse de participar en «protestas liberales» (como las llamaron a las movilizaciones por Navalny).
-La clase obrera rusa no tenía ilusiones particulares en el político burgués Navalny. Sin embargo, el llamado del PCFR y sus pequeños satélites estalinistas a los trabajadores para que abandonaran las protestas democráticas fue un apoyo débilmente disfrazado al régimen de Putin. Este llamado incluso ha causado cierto movimiento y fermento dentro del Partido Comunista, donde varios jóvenes líderes regionales atacaron a la antigua dirección liderada por Ziugánov. Casi el 19% de los votos recibidos por el Partido Comunista en las recientes elecciones parlamentarias del 17 al 19 de septiembre de 2021 mostraron que la clase trabajadora está buscando a la izquierda, no una alternativa liberal al régimen de Putin. Y, por otro lado, las contradicciones internas dentro del PCFR entre su antigua ala burocrática conservadora y la generación más joven de funcionarios del partido se han intensificado significativamente.
-Antes de los eventos del invierno de 2021 parecía que el régimen de Putin era más estable que nunca, y la oposición de derecha liberal e izquierda fue empujada de nuevo a la marginación o incorporada por el Kremlin. Pero los acontecimientos recientes han demostrado que el régimen de Putin ya no es tan estable como parecía. Y las amplias masas populares y, sobre todo, la clase obrera tampoco están dispuestas a soportar tal «estabilidad».
-En Bielorrusia, elrégimen capitalista de Estado de Lukashenko, que se basa en la violencia policial abierta y un poderoso aparato estatal burocrático, ha recibido un respiro largamente esperado. A través de represiones políticas masivas contra trabajadores y activistas de la oposición, así como a través del apoyo abierto y perentorio de la Federación de Rusia, el régimen logró extinguir la ola de protestas callejeras. Y ataca a dirigentes, activistas populares y trabajadores que no controla, como los que integran el Sindicato Independiente de Bielorrusia.
-Es necesario sacar conclusiones y prepararse para una nueva fase de la lucha, teniendo en cuenta las lecciones y la experiencia del levantamiento popular de masas de 2020. El derrocamiento del régimen autoritario de Lukashenko es el requisito indispensable para liberar fuerzas del movimiento de masas y avanzar hacia posiciones políticas, sindicales y organizativas independientes. Es necesario construir organizaciones de clase que superen las limitaciones de la oposición liberal bielorrusa que demostró sus vacilaciones y debilidades durante las movilizaciones masivas.
-El curso neoliberal asociado con la destrucción del potencial industrial de Bielorrusia, que es la parte liberal de derecha del movimiento de oposición, es extremadamente indeseable y perjudicial para el naciente movimiento obrero bielorruso. Preservar el potencial industrial es la preservación de la propia clase obrera. Por lo tanto, cualquier consigna del ala derecha de la oposición, relacionada con el curso hacia la privatización de las empresas industriales más grandes, debe ser criticada y enfrentada resueltamente, por ser una medida para profundizar la restauración capitalista.
-También es necesario ser muy cautelosos con las consignas del «curso europeo de Bielorrusia”. Europa Occidental es atractiva para los trabajadores por sus estándares sociales y un sistema desarrollado de sindicatos, pero la derecha liberal utiliza los eslóganes «pro-europeos» en su propio beneficio reaccionario, no para mejorar las condiciones de vida de las grandes mayorías.
– La formación un partido obrero bielorruso, será la mejor garantía de la verdadera independencia del movimiento obrero de cualquier influencia externa, ya sea la influencia de la burocracia estatal o la influencia de la burguesía opuesta al régimen de Lukashenko. Esto significa que presentar la consigna de crear su propio partido de los trabajadores, que luchará resueltamente tanto contra el régimen de Lukashenko como contra el curso de posibles reformas neoliberales de la parte liberal de derecha de la oposición, es oportuno y extremadamente relevante en la situación actual de Bielorrusia.
-Recordamos la famosa frase de Lenin en vísperas de la Revolución de octubre de 1917: «hoy es temprano, mañana es tarde». Una situación similar se está desarrollando ahora en Bielorrusia en el contexto de la formación de la agenda laboral del momento actual. Por un lado, hasta el derrocamiento del régimen de Lukashenko, es deseable que los trabajadores mantengan la unidad de acción en la movilización con la oposición, para no debilitar la protesta anti-Lukashenko. A la par, el ala trabajadora de la oposición ya debería llevar a cabo la agitación pública y la propaganda entre los trabajadores que protestan, por el programa laboral y la idea de crear su propio Partido de los Trabajadores sobre la base de comités de huelga y sindicatos independientes del régimen. Si perdemos este punto, el ala trabajadora en caso de derrocamiento del régimen de Lukashenko no estará preparada para resistir a las fuerzas liberales de derecha que hasta hace poco eran aliados circunstanciales, en términos del derrocamiento de un régimen autoritario.
-En Ucrania, el régimen de Zelensky ha recibido un respiro al frustrar un movimiento de protesta de base masivo contra las tarifas de servicios públicos, irrazonablemente altas en la primavera de 2021. Los activistas del movimiento de protesta del invierno-primavera de 2021 fueron declarados «agentes de Rusia» y se inició un proceso penal generalizado contra ellos. Sin embargo, los intentos de las autoridades burguesas de estabilizar de alguna manera la situación socioeconómica en Ucrania para el otoño de 2021 enfrentaron un fuerte aumento en el costo de los precios mundiales del gas. El pago mensual de los pensionistas ucranianos por el gas supera significativamente el tamaño de sus pensiones. Zelensky prometió públicamente a la población que en esta temporada no se aumentará el precio de la calefacción, pero esto fue refutado de inmediato por la propia situación.
-La guerra continúa en el este de Ucrania (Donbass), donde el imperialismo ruso ha creado dos «repúblicas» cuasi dependientes y está tratando de aumentar su influencia en Ucrania. La agresión del imperialismo ruso en Ucrania se complementa con la presión económica sobre Ucrania por parte del imperialismo occidental. Ambos regímenes burgueses, tanto Rusia como Ucrania, utilizan la guerra para resolver sus intereses políticos, y los residentes comunes de Donbass soportan las principales dificultades de la guerra. Sin embargo, la agenda pacifista en sí misma en esta situación no ayuda al movimiento obrero. Las fuerzas prorrusas utilizan ahora activamente los llamamientos a una «paz» abstracta para reconocer el statu quo actual y corregir los resultados de la anexión de parte del territorio ucraniano por el imperialismo ruso. Por lo tanto, en lugar de una «paz» abstracta, pedimos el fin inmediato de la ocupación de una parte del territorio ucraniano por parte de las fuerzas armadas imperialistas de Rusia y sus «apoderados» militares. La verdadera autodeterminación del pueblo de Donbass no puede realizarse en las condiciones de la ocupación militar rusa.
-No hay un solo partido de izquierda en el parlamento ucraniano, y a pesar de las contradicciones entre los partidos parlamentarios burgueses, hay un fuerte «consenso oligárquico» en el que todas las dificultades y fracasos del gobierno son soportados por la población empobrecida. La economía del país está dividida entre un grupo de los mayores capitalistas ucranianos: los «oligarcas». En esta economía, desde el exterior, están tratando de entrar nuevos actores que, con la ayuda del «Occidente condicional» y sus poderosas palancas de influencia en Ucrania, tratan de debilitar la influencia política y económica de los oligarcas locales sobre el presidente Zelensky.
-La agenda política actual de Ucrania simplemente pasa bajo el signo de la lucha de los llamados «Soros” (el símbolo en Ucrania de los representantes del capital estadounidense y europeo, asociado con el nombre del mayor capitalista financiero transcontinental George Soros), como un instrumento de gestión externa del condicional «Occidente» y los grandes grupos financieros e industriales ucranianos, que recibieron su propio símbolo: «oligarcas». Y Zelensky, ocasionalmente asusta a algunos de ellos por el hecho de que finalmente se pasará al lado de sus oponentes. Este acto de equilibrio inestable en sí mismo muestra la debilidad del aparato estatal burgués ucraniano, que además es extremadamente corrupto.
-En abril de 2021, se estableció la Liga Socialista Ucraniana en Ucrania. Una de las principales tareas de nuestros camaradas es la tarea de unir a los trabajadores militantes de los sindicatos independientes de Ucrania en torno a la lucha por un programa socialista. El movimiento obrero de Ucrania se encuentra ahora en una situación extremadamente difícil. La ausencia incluso de los partidos de izquierda más «rosados» en el parlamento ucraniano complica la situación. El parlamento conservador de derecha y liberal de derecha se ha preparado para la adopción de una serie de leyes anti obreras y antisindicales, según las cuales los trabajadores de Ucrania pierden por completo la oportunidad de luchar por sus derechos a través de sus sindicatos. Los derechos sindicales, de acuerdo con los planes del partido presidencial gobernante «Servidor del Pueblo», deben reducirse al mínimo, y los empleadores tienen derecho a despedir masivamente a los activistas de los trabajadores sin ninguna ayuda de los sindicatos.
-La acción a gran escala de los sindicatos ucranianos unidos del 7 de octubre de 2021 demostró claramente a las autoridades burguesas la fuerza de la resistencia social a la adopción de leyes anti obreras. Cada vez más trabajadores están siendo incluidos en la lucha social. Esta lucha aún no ha encontrado su expresión política en la forma de un partido militante de los trabajadores. La Liga Socialista de Jóvenes Ucranianos pide la creación de tal partido.
-Es muy importante no fomentar ilusiones sobre la política de todos los imperialismos en Ucrania. Rechazamos resueltamente la idea de buscar el llamado «mal menor». Solo un número pequeño de activistas de izquierda encuentran un “mal menor” en el «imperialismo ruso» o en el «occidental». Es de esperar que con el tiempo haya un reagrupamiento de los núcleos y vanguardias de izquierda ucranianos, que luchemos simultáneamente contra la agresión imperialista rusa y contra el estrangulamiento económico de Ucrania por parte del imperialismo occidental. La Liga Socialista Ucraniana actúa con un programa de izquierda para Ucrania, antiimperialista y con la lucha social más firme contra las reformas neoliberales.
– En 2021, se fundó la sección ucraniana LIS-ISL – «Liga Socialista Ucraniana» (USL), se fortaleció y ganó influencia en el entorno político sindical y de izquierda. Un análisis profundo y exhaustivo de esta región de Europa del Este se está volviendo cada vez más relevante para desarrollar un programa obrero y socialista.
El 1° Congreso de la LIS resuelve:
1-Apoyar las luchas y reclamos de los trabajadores y los Sindicatos Independientes del Este Europeo por sus derechos democráticos y sociales. Rechazar la represión, la persecución y los encarcelamientos de dirigentes y activistas obreros, de jóvenes y trabajadores por opinar distinto y defender sus ideas políticas. Contra la restauración capitalista y sus medidas de ajuste. Hacer una campaña de apoyo a los trabajadores ucranianos que enfrentan las reformas anti obreras de Zelensky y el partido “Siervos del Pueblo”.
2-Buscar el relacionamiento con activistas, grupos y/o partidos de los países del Este de Europa, progresistas o revolucionarios, a partir del contacto y las campañas internacionales de la LIS. Que sean independientes de los partidos burgueses y burocráticos o en crisis con sus direcciones, desde posiciones de izquierda. Con los objetivos de avanzar en acciones comunes y en la extensión de nuestra organización internacional.
3-Apoyar el crecimiento de la Liga Socialista Ucraniana y fomentar la creación de un Partido de Trabajadores en Bielorrusia, a partir de la fundación de un núcleo socialista, revolucionario e internacionalista, en las condiciones que permita la actual situación represiva en el país. Mantener y ampliar el relacionamiento con grupos progresivos y revolucionarios de Rusia y otros países del Este Europeo, a partir de un claro perfil como integrantes de la Liga Internacional Socialista.
4-Plantear el repudio a los ataques de Rusia a Ucrania y la ocupación de su territorio. Rechazar cualquier injerencia imperialista y la concepción del campismo, que prioriza a algunos imperialismos sobre otros. Abajo los gobiernos y regímenes autoritarios de Rusia y Bielorrusia.
5- Realizar un evento de propaganda con militantes y simpatizantes durante el 2022 en Ucrania, abierta a participantes de otros países del Este, con el formato de una escuela de formación u otro que resulte adecuado.
6- Mantener una reunión de periodicidad anual de la LIS con camaradas de Europa del Este para evaluar lo actuado, debatir la política y mantener iniciativas ofensivas de crecimiento y relacionamiento con otros sectores de la vanguardia obrera y popular.
7-Realizar una campaña propagandística permanente, antiimperialista y anticapitalista, explicando pacientemente y con las adecuaciones necesarias que el socialismo, revolucionario e internacionalista, con un gobierno de los trabajadores y el pueblo y un régimen de democracia obrera, son la única salida para cambiar cualitativamente las condiciones de vida democrática y social de las grandes mayorías. Sin burgueses ni burócratas, corruptos y privilegiados en el poder, alejados tanto de los liberales como de toda variante estalinista o burocrática. En definitiva, un sistema en que no haya explotadores ni explotados, ni opresores ni oprimidos, con plenas libertades democráticas, donde la clase trabajadora pueda debatir todo y decidir su propio destino.