Despenalización del aborto en Paraguay: Yo decido

Por Juntas y a la izquierda Paraguay

Derechos, salud y justicia

Este sistema capitalista no está diseñado para las mujeres y mucho menos para velar por nuestros cuerpos y nuestra sexualidad. La estigmatización del aborto en Paraguay, en América Latina y el mundo no nos sorprende, pero debe terminar. El fundamentalismo religioso y los gobiernos conservadores no hacen más que estancar los procesos de lucha y el alcance de la conquista de los derechos en materia de Educación Sexual Integral y Derechos Humanos.

Hablar de aborto no solo tiene una mirada moralista subjetiva, en ella se encuentran más factores psicosociales, intereses religiosos y políticos y ante todo factores económicos funcionales al sistema patriarcal capitalista. 

El Ministerio de la Niñez y Adolescencia data que el 85% de los abusos de niños y niñas se da en el entorno familiar (incesto, violación, coacción). La interrupción voluntaria del embarazo es una realidad innegable, debatir sobre ella es crucial. Paraguay ocupa el primer puesto del Cono Sur en embarazos de niñas y adolescentes pues nacen 20.000 hijos de niñas y adolescentes de 10 a 19 años. Según el Ministerio de Salud Pública y Bienestar Social durante el año 2020 8.000 mujeres ingresaron a servicios hospitalarios, y se produjeron 3.877 complicaciones por prácticas de aborto, lo que evidencia que no hablarlo y penalizarlo de ninguna manera se convierte en un impedimento para su práctica clandestina. A cuentas del cálculo de la magnitud del aborto inducido en Paraguay de 2017 se practican 30.000 abortos por año, lo que continúa estando en la lista de causas de muerte en nuestro país. Aquí hacemos hincapié a lo señalado por Celeste Fierro: En los países donde el aborto es legal no solo se redujeron a cero muertes por aborto sino también la cantidad de abortos. Por eso el derecho al aborto es una cuestión de salud pública. El procedimiento se encuentra selectivamente penalizado por ser una práctica elitista. En varios consultorios, hospitales o clínicas privadas ésta práctica es realizada con todos los elementos e instrumentos sanitarios y seguros que requieren la protección de la vida de las mujeres que sí pueden costearlo. Sin embargo, aquellas que no pueden pagar un aborto se ven obligadas a realizarlo de manera insalubre y totalmente inseguras con el riesgo de quedar estériles, con secuelas, contraer infecciones y hasta la muerte. Por eso también el derecho al aborto es cuestión de justicia social.

Hablar de aborto legal es hablar de salud sexual, y hablar de salud sexual es hablar de Educación Sexual Integral (ESI) con derecho a la libertad, la seguridad, integridad y el derecho a la toma de decisiones reproductivas responsables y libres. Se trata de la autonomía y la expresión sexual emocional, para ello el aprendizaje del conocimiento científico con enfoque de derechos humanos es vital en la configuración de los lineamientos curriculares y su contenido en todas las instituciones educativas y en todos los niveles acorde a los procesos de formación, lo que a vez posibilita suprimir la práctica actual de reducir la ESI sólo a los aspectos reproductivos como métodos anticonceptivos y planificación familiar, e integraría a los derechos sexuales, componente que trasciende a hechos no aislados como casarse y formar una familia, viviendo una sexualidad plena, sin violencia. En Paraguay la salud sexual y reproductiva en términos de función, alcance e impacto no ha sido estudiada a profundidad, pese a la implementación del Plan Nacional de Salud Sexual y Reproductiva desde el 2014, por lo que fomentar la discusión sobre estos derechos es fundamental, dado que el goce de los derechos sexuales y reproductivos es un asunto de Derechos Humanos.

Movilización por el aborto de las compañeras de Juntas y a la izquierda de Argentina 

Todas las mujeres y personas gestantes tienen el Derecho Democrático a decidir sobre sus cuerpos con total autonomía de las cuestiones religiosas, políticas, familiares, policiales y jurídicas. El Estado no nos garantiza un sistema laico ni libre ni científico, al contrario, cumple el rol patriarcal, machista y misógino en función al capitalismo destructivo en el cual estamos emergidas sin poder asumir la maternidad por decisión propia.

Políticas sociales, precarización y resistencia

Los precarios contenidos de los programas sociales a nivel de políticas sociales sanitarias y todo lo que concierne a las políticas públicas están justificados con mínimas asistencias y significativas influencias religiosas que objetivamente no salvan vidas ni sacan de la pobreza a las niñas, adolescentes y mujeres. Esto a su vez promueve la ausencia de datos más actualizados y complejos, constituyéndose de esta manera en una de las principales limitaciones para avanzar en la discusión y en el diseño de políticas públicas que garanticen el bienestar integral de las mujeres.

La alta feminización de la pobreza en Paraguay mantiene a las mujeres en constante riesgo y vulnerabilidad. Un Estado que no garantiza el acceso de una vida digna menos lo hará en términos de educación sexual integral. Cantidades de mujeres, campesinas e indígenas, desconocen cómo abordar estas temáticas en materia de educación sexual, ni cómo orientar a otras generaciones, síntoma del inacceso de las mujeres a una atención médica, educación y oportunidades laborales, y certeza de que para este gobierno las mujeres no son prioridad, sino los grandes empresarios, llevando a cabo propuestas antiderechos que recorta el presupuesto para la vida integral de las mujeres, niñas y adolescentes destinándolo a la mafia empresarial con fines electorales, pagando la infinita deuda externa, y otorgando más subsidios a la iglesia y a las empresas privadas.

Los gobiernos nos necesitan pobres para controlar nuestra forma y reproducción de vida. El capitalismo ve la maternidad como trabajo doméstico no remunerado (economía del cuidado) y en este marco se constituye en un negocio, poniendo a las farmacéuticas, los hospitales privados, los insumos y mercancías para lactantes y niños a disposición dado el costo requerido para el crecimiento y sustento de una vida, situación a la que una mujer precarizada, sin vivienda, sin un trabajo asalariado y sin estabilidad financiera no podrá acceder. Ser madre debe ser una decisión, no una imposición.

La brecha de desigualdad y el inacceso a los derechos básicos es un problema, las mujeres aunque seamos de distintos estratos sociales tenemos algo en común: el no acceso a una salud integral, libre, laica, y gratuita. Por ello es urgente y necesario un gobierno de las y los trabajadores, con perspectiva de género.

Desde tiempos inmemorables las mujeres hemos luchado por la igualdad, por nuestra educación, por el derecho a opinar y por nuestra libre sexualidad oprimida por un Estado clerical que nos inunda sus ideologías feudales y se mantiene en la ignorancia supina acerca de la realidad de las mujeres, la clase trabajadora, y las comunidades.

Desde la Liga Internacional Socialista nos comprometemos con el pensamiento colectivo de la clase trabajadora y llamamos a la movilización permanente de todas las mujeres y disidencias porque esta lucha no la llevamos solas, la llevamos todes desde la sororidad que no tiene fronteras y desde el grito en las calles por una conciencia colectiva de clase, anticapitalista, ecosocialista, antiimperialista, internacionalista, feminista y socialista. 

Che reté che mba’e: mi cuerpo, mi decisión.

Repudiamos al gobierno que obliga a las niñas a ser madres incluso en casos de abuso sexual sin la madurez fisica y psicológica para ejercer la maternidad.

Abrazamos a las compañeras combativas de nuestra América Latina por el grito de la marea verde reivindicando ¡Iglesia y Estado: asuntos separados! 

Apostamos por la información científica, superando los tabúes retrógrados del sistema patriarcal al que repudiamos ¡Basta de fundamentalismo religioso!

Celebramos la conquista de la despenalizacion del aborto en Colombia y en varios países de América Latina.

Nuestro eje no se trata de impulsar a las mujeres a que aborten, sino de que ejerzan el derecho de decidir sobre sus propios cuerpos, la lucha es y será siempre para la conquista de más derechos, la lucha por el socialismo.

Desde la izquierda siempre defenderemos la despenalización del aborto, por eso congregate con nosotres en Alternativa Socialista Paraguay y la Liga Internacional Socialista, para que esa realidad, esa vida digna que tanto anhelamos sea posible.

FUENTES: