Compartimos las primeras reflexiones sobre las elecciones presidenciales del 23J. Triunfó el PP, pero sin los votos suficientes para gobernar con Vox, que sufrió una fuerte caída. No hubo “efecto Meloni” de ultraderecha. El PSOE salió segundo, pero Pedro Sánchez podría continuar en el poder. También existe la posibilidad de una nueva convocatoria electoral. El régimen del ’78 vuelve a caer en la incertidumbre. Para aprovechar las oportunidades que brinda la realidad, la extrema izquierda necesita cambiar el rumbo. Hay un gran desafío para los socialistas revolucionarios.
Por Rubén Tzanoff
Los principales resultados
La participación fue del 69%, un 3% más que en las presidenciales de 2019. El Partido Popular (PP) ganó con el 33,05% de los votos (136 diputados). El Partido Socialista Obrero Español (PSOE) salió segundo con el 31,70% (122 diputados), siendo determinante la votación catalana donde su filial, el Partido de los Socialistas de Catalunya (PSC) ganó por amplio margen. SUMAR (el partido de Yolanda Díaz, vicepresidenta segunda del actual gobierno), llegó al 12,31% (31 diputados). La ultraderecha de Vox sacó el 12,39%.
Entre las variantes de las nacionalidades, el Partido Nacionalista Vasco (PNV) perdió la supremacía sobre Euskal Herria Bildu (EHBildu). Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) Junts perCatalunya (JxCat) y la Candidatura de Unidad Popular (CUP) han perdido votos y escaños. El Bloque Nacionalista Galego (BNG) revalidó el diputado que tenía y Adelante Andalucía hizo una pobre elección.
Algunas reflexiones
El PP y el PSOE reunieron el 64,75% de los votos (258 diputados sobre 350 a elegir) con lo cual el bipartidismo ha recobrado energía. El PP ganó las elecciones alimentado con los votos que perdieron Vox y Ciudadanos, que no se presentó a la contienda. El crecimiento de los populares fue importante, aunque inferior a las expectativas. Vox, que había avanzado el 28M, perdió 600.000 votos y pasó de 52 a 33 diputados, lo cual es una pérdida significativa. De esta forma, el PP y Vox no pudieron reproducir los triunfos obtenidos en decenas de ayuntamientos y las autonomías de Valencia y Extremadura para llegar al poder central.
El adelanto electoral le ha permitido al PSOE mantener las chances de Pedro Sánchez de volver a gobernar. En el espacio reformista habrá reconfiguraciones a partir de la primera presentación de SUMAR y el retroceso en curso de Podemos.
Sin “efecto Meloni”
La mayoría de las encuestas y de las organizaciones sobredimensionaron el “giro a la derecha” y lo ubicaron como inminente. Pero un sector del movimiento de masas decidió evitar el “efecto Meloni” (entendido como el arribo de la ultraderecha al poder) votando al PSOE y a SUMAR, aun disconformes con el gobierno. La ausencia de una dirección revolucionaria con influencia de masas es una debilidad que se manifiesta en forma permanente.
Lo cierto es que el crecimiento de los sectores más reaccionarios es facilitado por los reformistas en el poder, que hacen falsas promesas, aumentan la desigualdad, deterioran el nivel de vida y dejan a los neofascistas manejarse institucionalmente a su antojo.
Las posibilidades de formar gobierno
Para la conformación del próximo Ejecutivo son necesarios 176 escaños, ante lo cual se barajan distintas opciones. La primera es que Pedro Sánchez consiga el apoyo de SUMAR, EHBildu, PNV, ERC y JxCat y conforme un bloque de investidura parecido al que en 2019 le permitió ganar la moción de censura a Rajoy. ¿Qué facturas le pasarán a Sánchez para permitirle seguir en La Moncloa? ¿Cuán débil e inestable sería un gobierno así surgido?
La llave de la investidura parece encontrarse en las manos de JxCat, ya que si se abstiene asumirá Sánchez. ¿Qué decidirá su dirigente Carles Puigdemont, que reclama la amnistía desde el exilio, tiene orden de extradición de la justicia española y ha perdido la inmunidad europarlamentaria? En los primeros días post elecciones, el expresidente catalán se ha manifestado dispuesto a dialogar con Sánchez.
Sí JxCat decidiera votar no a la investidura, se tendrían que convocar a nuevas elecciones a principios de 2024. ¿Quién las ganaría? ¿Se mantendría un escenario similar o cambiaría drásticamente? Sánchez puso de manifiesto que quiere evitar una repetición electoral y vaticinó que: “Esta democracia encontrará la fórmula de la gobernabilidad”.
Por su lado, el candidato a presidente PP, Alberto Núñez Feijóo, reclama el derecho a gobernar en minoría, para lo que necesitaría la abstención del PSOE. El Estado español y el régimen del ‘78 han vuelto a “meterse en un berenjenal”, el de un país con crisis recurrentes e incertidumbres renovadas.
El presente y la perspectiva han activado las alarmas de la Unión Europea y de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE), que ha pedido responsabilidad para formar un gobierno “estable y moderado”.
Un balance necesario
Adelante Andalucía, el proyecto que impulsa Anticapitalistas obtuvo sólo 9.064 votos (0.2%) y se quedó sin representación en Cádiz. En Catalunya la CUP perdió los dos diputados que tenía y alrededor de la mitad de los votos. Es un hecho que no aparece como una alternativa al retroceso de ERC y JxCat, causado por las claudicaciones al Referéndum del 1-O y a las movilizaciones masivas por la autodeterminación. Lamentablemente, el gran beneficiado fue el PSC, un pilar del régimen y del 155.
¿Por qué no aparecen como alternativa?
Anticapitalistas desdibuja los límites de la independencia de clase y reemplaza los objetivos revolucionarios por un proyecto de regionalismo “progre”. Los motivos que llevaron a la CUP a la situación actual serán motivo de análisis entra los militantes de esa organización. Fraternalmente, expresamos nuestra opinión a partir de votar críticamente a la CUP y de compartir las luchas.
La CUP se reivindica anticapitalista, pero hace acuerdos de investidura y de gobierno con ERC. Llama a la movilización y la autoorganización, pero se acerca a los reformistas para priorizar el ingreso a las instituciones, sin priorizar una orientación de instalación en la clase trabajadora. Se presenta en Catalunya, pero descarta la disputa a nivel del Estado español. Propagandiza su política, pero cambia permanentemente de figuras públicas. Son contradicciones que se repiten y tienen un costo cada vez más elevado.
Por un frente de extrema izquierda
Más allá de los matices, llegue quien llegue a la presidencia, seguirá provocando más pobreza y desigualdad bajo las órdenes de los imperialistas de la UE. Permitiendo que la inflación licue los salarios sin aumentarlos lo necesario. Sosteniendo medidas reaccionarias como la ley mordaza y la reforma laboral.
La crisis capitalista, el desgaste de la socialdemocracia y el reformismo abren grandes oportunidades para intervenir en la lucha de clases y en los procesos políticos. Es un proceso que está en sus inicios y que se profundizará. Para aprovechar las oportunidades que brinda la realidad, es necesario construir un frente de la izquierda radical que hoy no tiene una expresión sólida, unida y extendida.
Desde Socialismo y Libertad (SOL) – Estado español apelamos a la CUP y Anticapitalistas para que cambien de rumbo y llamen a construir un frente de extrema izquierda con un programa contra el gobierno, el régimen del ’78 y el sistema capitalista. Una alternativa atractiva y útil para la clase trabajadora, los movimientos feministas, ecologistas y defensores de los migrantes. Una referencia ineludible en la lucha callejera contra los neofascistas y la ultraderecha. Con propuestas que vayan desde las necesidades inmediatas a las de fondo: que gobiernen los trabajadores y el socialismo.
En el mismo sentido, llamamos a la reflexión a la CRT, Corriente Roja, Izquierda Revolucionaria y Lucha Internacionalista, en el camino de lograr una confluencia. Es un gran desafío que los socialistas revolucionarios tenemos por delante.