El año nuevo ha comenzado con movilizaciones y huelgas que es necesario apoyar. También con recortes y anuncios de nuevos ajustes. Hacen falta nuevos dirigentes sindicales y políticos para dar vuelta todo.
Por Rubén Tzanoff
El 2023 finalizó con las calles europeas ocupadas por masivas manifestaciones de apoyo al pueblo palestino y con acciones de boicot al envió de armas a Israel, protagonizadas por trabajadores y sindicatos portuarios en Barcelona, Grecia, Italia, Polonia, Reino Unido, Irlanda del Norte y otros países. Es un proceso solidario que continúa y desafía a los gobiernos cómplices de Estado sionista genocida. Y el 2024 comenzó con huelgas y reclamos de los trabajadores por distintos motivos, principalmente por la pérdida de poder adquisitivo agravada por la inflación y por el deterioro de las condiciones laborales.
Otra huelga histórica en el Reino Unido
Luego de un año de grandes movilizaciones, sigue habiendo luchas históricas. Desde el 3 de enero los médicos residentes protagonizan piquetes, manifestaciones y una huelga de seis días, la más larga desde 1948, año de fundación del Sistema Nacional de Salud (NHS). El sector que componen profesionales recién licenciados y en curso de estudio de grados superiores, exige mejores condiciones salariales. Durante el verano, el reaccionario gobierno del Partido Conservador quiso negociar con la Asociación Médica Británica (BMA) un incremento salarial del 8,8%, pero fue rechazado ya que los trabajadores necesitan un 35% de aumento para compensar la pérdida de la cuarta parte de su poder adquisitivo desde 2008. En Gales, los residentes prevén realizar un paro de 72 horas a partir del 15 de enero y en Irlanda del Norte también evalúan ir a la huelga. También emprenderán acciones distintos sectores del transporte, comenzando por el Metro.
Se extienden los reclamos
Sólo para tomar algunos ejemplos, en Alemania, donde venimos señalando el creciente descontento existente, hubo manifestaciones de los agricultores y los conductores de los ferrocarriles de Deutsche Bahn han convocado a tres días de huelga y a su continuidad escalonada. En Catalunya hay dos luchas que interpelan al gobierno de Pere Aragonès (ERC): el paro indefinido de las enfermeras y del personal técnico sanitario por mejoras salariales y de las condiciones laborales. Como dicen las y los trabajadores: «Si colgamos la bata es que no podemos más» con la sobrecarga laboral y las situaciones de colapso, actualmente agravadas por el repunte del Covid-19, la gripe y la bronquiolitis. Los trabajadores de Iberia también han hecho huelga ante los cambios de empresas por el “handling” (servicios esenciales en tierra para pasajeros y equipaje), que han causado incertidumbre sobre el futuro de sus empleos y del convenio sectorial. No se trata de “relámpagos en cielo despejado” sino de la continuidad de un proceso de luchas que ya tuvo grandes expresiones en Francia y en la recomposición de las movilizaciones y las huelgas en el Reino Unido.
Nuevos anuncios de viejas recetas
Cuando en 2020 arreciaron las consecuencias del Covid 19, la UE flexibilizó los alcances más estrictos del pacto de estabilidad y crecimiento, destinó millones de euros a sus miembros y realizó concesiones bajo la forma de “ayudas”, para evitar un colapso económico y social. En el extremo de las mentiras, llegaron a decir que se trataba de un nuevo “Plan Marshall” que prácticamente sacaría de la crisis a la UE. Pasado el falso furor inicial, desde el 1 de enero pasado retornaron las exigencias de austeridad que, según la Comisión Europea llevarán a planes de ajuste diseñados a medida de cada país en un proceso gradual.
De las “ayudas” al “ajuste del cinturón”
Los anuncios implican la aplicación de “reformas estructurales” y la recuperación por distintas vías de parte de las “ayudas” otorgadas. O sea, habrá “ajustes del cinturón” a los trabajadores y el pueblo, sin recuperación económica, con salarios devaluados por la inflación, alquileres y tarifas carísimos, en países deficitarios y endeudados. Los gobiernos del Bloque imperialista ya han comenzado a obedecer las órdenes de Bruselas aplicando la anulación de las rebajas al IVA, la eliminación de subsidios sociales, el cobro de impuestos y la suba de las tarifas de luz y gas, entre otras medidas antipopulares.
Apoyemos activamente las luchas
Los reclamos con los que comenzó el año preanuncian una perspectiva de extensión y profundización de las acciones. A los gobiernos no les importan las condiciones de vida de los más necesitados, ni la salud de los pacientes, ni los salarios y las condiciones laborares obreras; sólo toman medidas para garantizar las millonarias ganancias patronales, de los bancos y los privilegios de los ricos. Por eso, es fundamental apoyar las luchas activamente y solidarizarse con los reclamos de la clase trabajadora para que la crisis la paguen quienes la generaron, es decir, los capitalistas.
Que lo nuevo se abra camino
Hay que exigirle a las conducciones sindicales mayoritarias que abandonen la pasividad y la complicidad con los gobiernos, que convoquen asambleas para debatir una agenda propia reivindicaciones obreras. Con planes de lucha, movilizaciones y huelga general para conseguir las necesidades más urgentes. Las y los jóvenes trabajadores y trabajadoras que encabezan la huelga de la sanidad en Inglaterra señalan el camino para que se surjan nuevos dirigentes democráticos y combativos. Al mismo tiempo y en ese proceso, es necesario poner de pie nuevas alternativas políticas de izquierda radical, para combatir a la derecha y a los reformistas defensores del capitalismo, en el camino de una salida socialista.