Esto es lo que confirmado la Corte Internacional de Justicia desde La Haya en un fallo trascendente que es otro golpe político para Israel. En la guerra, los genocidas asumen que sus planes de victoria rápida se esfuman. Las bajas de soldados israelíes abrieron interrogantes. Netanyahu está cuestionado, pero se mantiene. ¿Hay un nuevo momento en la guerra? El sionismo es una lacra política e ideológica para la humanidad.
Por Rubén Tzanoff
El Estado de Israel ha recibido una derrota política internacional de gran magnitud, ya que, el máximo tribunal de la ONU, la Corte Internacional de Justicia (CIJ) ha reconocido que “al menos algunos actos perpetrados parecen poder caer en el marco de la convención de genocidio»1. Según ha manifestado la jueza Joan Donoghue, presidenta de la CIJ «El tribunal considera que la población civil sigue siendo extremadamente vulnerable». Y «que la catastrófica situación humanitaria en la franja corre un grave riesgo de deteriorarse aún más antes de que el tribunal dicte su sentencia definitiva”. La decisión del Tribunal también ordena perseguir los discursos que inciten el genocidio, permitir la inmediata entrada de servicios médicos y asistencia humanitaria en el territorio palestino y que en un mes Israel informe los resultados de la aplicación de las medidas. En definitiva, La Haya ha dictaminado medidas cautelares para que el Estado agresor tome «todas las medidas» necesarias para «prevenir» que se cometa cualquier acto que suponga un genocidio en la franja de Gaza. De esta forma el tribunal respondió positivamente a la presentación de Sudáfrica por un “patrón de conducta genocida” y rechazó el pedido de Israel de desestimar la denuncia.
Hay que imponer que cumplan con el fallo
El ministro israelí de Seguridad Nacional, Itamar Ben Gvir, sugirió que el fallo tiene el valor de «un trozo de papel higiénico» y afirmó que “La ley internacional no significa nada para nosotros». Lo esperable viniendo de los genocidas. Aunque el tribunal no ha ordenado detener la guerra y todavía no se ha pronunciado sobre sí Israel ha cometido genocidio, es una derrota política importante ya que indica quiénes son las víctimas y quienes son los victimarios. Las decisiones son vinculantes, pero los sionistas las rechazan, por eso es necesario exigir que los gobiernos presionen por todos los medios a Israel para que las cumpla. Más que nunca, los gobiernos tienen que romper relaciones diplomáticas y económicas con Israel y dejar de enviarle armas. Lo fundamental será que se multipliquen y extiendan las movilizaciones solidarias y que sumen a los reclamos la exigencia del cumplimiento del fallo.
Mientras tanto sigue la agresión
Según Catar, las negociaciones entre Israel y Hamas siguen en curso, aunque desde posiciones alejadas. Mientras tanto, el cerco a Jan Yunis bloquea la ruta de escape de civiles palestinos. Miles de personas intentan llegar a Rafah, donde hay más de un millón de desplazados que sobreviven en las peores condiciones imaginables. El hospital Nasser, el más grande que aún funciona en la franja, ha destinado los patios del centro sanitario al entierro de cadáveres ante la imposibilidad de llevarlos a un cementerio. Otros dos hospitales más pequeños se encuentran bloqueados por las fuerzas israelíes que impiden la atención de nuevos heridos. Instalaciones de la organización humanitaria palestina Media Luna Roja fueron alcanzadas por fuego de artillería y parte de su personal fue arrestado. Aún así, los agresores no las tienen todas consigo.
Sin victoria rápida ni rehenes liberados
El exjefe del Estado Mayor y uno de los cinco miembros del gabinete de guerra, Gadi Eisenkot, declaró: “Quien habla de una derrota total de Hamas no dice la verdad”, “Los rehenes solo volverán vivos si hay un acuerdo para una tregua significativa”. Otros cuatro generales confesaron a The New York Times que ya no es posible “salvar a los rehenes y destruir a Hamas” porque una victoria rápida no está a su alcance. Y el ejército israelí informó sobre la muerte de 24 soldados en un solo día, 21 de ellos reservistas que cayeron en una misma acción, algo que fue calificado de “un desastre” y elevó el número de bajas invasoras a 217 soldados. A partir de ello, el ministro de Defensa prepara el terreno para la aceptación de más bajas diciendo: “la caída de combatientes es un requisito para alcanzar los objetivos”. Estos son algunos de los elementos que han llevado a diversos analistas a mencionar el inicio de un nuevo momento.
¿Un cambio en el terreno bélico?
Las afirmaciones que instalan la idea de un avance “arrollador” son parciales porque: no han logrado derrotar a Hamas, doblegar a la población, liberar a los rehenes e incluso han recibido ataques desde zonas “controladas”. Los agresores son unos cobardes que arrojan bombas desde las alturas, sitian ciudades y disparan desde los tanques, pero, para avanzar hacia los objetivos que persiguen, sus soldados deberán adentrarse de lleno en las calles, entre las ruinas de los edificios, en los túneles y enfrentarse cuerpo a cuerpo a la resistencia. Son conscientes que ello entraña grandes peligros, por eso encendieron las luces de las alarmas con el resultado de la incursión en la que murieron sus soldados.
Netanyahu en la mira
Otro tema ha vuelto a llamar la atención pública, es la situación de Netanyahu. El ultraderechista Netanyahu llegó a su tercer gobierno con muchos cuestionamientos que han crecido. El golpe que el 7 de octubre Hamas le dio a Israel hizo añicos su principal argumento en 16 años de poder: que era el único capaz de proteger al país de sus enemigos. Los reveces se multiplicaron en la medida que el primer ministro y sus propagandistas no han logrado convencer a millones de personas que son “víctimas que sólo se defienden de los palestinos”, por el contrario, laCIJ confirmó que Israel comete genocidio contra el pueblo palestino. Sus socios lo señalan por no respetar las convenciones de guerra y le enrostran la responsabilidad por permitir que Qatar enviara decenas de millones de dólares a Hamas para erosionar a la Autoridad Palestina y la OLP. Internamente hay algunas grietas, expresadas en la existencia de sectores que piden elecciones y en el reclamo de los familiares de los rehenes.
¿Hasta cuándo van a defender a un criminal de guerra?
La supervivencia política del líder israelí depende en gran medida de que logre liberar a todos los rehenes y por la fuerza no lo ha logrado. Depende de una derrota rápida y completa de Hamas y tampoco lo ha conseguido. Estos son algunos de los motivos coyunturales por los cuales quiere que la guerra se alargue hasta obtener algo de lo que prometió. Se mantiene porque el imperialismo lo sostiene y porque las grietas internas aun no tienen la dimensión suficiente para echarlo. Sostener a Netanyahu es defender a un criminal de guerra, a un genocida.
El sionismo a la altura de lo peor de la humanidad
Después de sostener a la ultraderecha de Netanyahu y su partido por 16 años los israelíes deberían distanciarse de ese oscurantista y su partido y echarlos con huelgas y movilizaciones. Deberían rechazar las masacres y exigir el fin de la agresión en Gaza, algo que están haciendo millones de personas en el mundo. Pasados 75 años de colonialismo, deberían sacar conclusiones históricas radicales y romper con el siniestro proyecto que fundó el Estado de Israel en base a apropiarse de territorios ajenos, de limpieza étnica y genocidio del pueblo palestino. No hacerlo implica continuar con las manos cada vez más manchadas de sangre. La única salida para lograr una paz justa y duradera es derrotar al sionismo y revertir las consecuencias de su criminal colonialismo con la instauración de una Palestina única, laica, democrática, no racista y socialista.
1 La Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio, aprobada por las Naciones Unidas en 1948, vigente en 152 países, incluso Israel define: «Genocidio significa cualquiera de los actos cometidos con intención de destruir, total o parcialmente, a un grupo nacional, étnico, racial o religioso». El delito no prescribe, aun así, el tribunal puede tardar años en investigar el caso en su totalidad.