Brasil: Elecciones municipales 2024, primeras conclusiones y perspectivas

Por Revolución Socialista – LIS, Brasil.

Las elecciones municipales de 2024 marcaron un escenario de crecimiento de la extrema derecha y la ausencia de un proyecto de izquierda independiente y socialista capaz de impedir este proceso. La derrota electoral de Bolsonaro en 2022 fue insuficiente y limitada, la extrema derecha sigue disputando el poder político y necesitamos detenerla. El gran desafío para el próximo período es sacar conclusiones, romper con las ilusiones del falso progresismo de los Frentes Amplios y superar la dispersión del campo clasista, construyendo una alternativa política unitaria de izquierda anticapitalista.

La derecha…

Los números indican un previsible escenario de crecimiento de la derecha, incluyendo fenómenos de «renovación» expresados con el surgimiento de figuras como Marçal en São Paulo, una superación del propio bolonarismo de raíz que compitió con el actual intendente, Ricardo Nunes, bolsonarista declarado, en la primera vuelta. En Curitiba, surgió de las profundidades del reaccionarismo Cristina Graeml, una candidata que, aunque desconocida, pasó a la segunda vuelta con Eduardo Pimentel, ambos partidarios de Bolsonaro. En Belém, el fracaso del proyecto del Frente Amplio del PSOL de Edmilson Rodrigues entregó la segunda vuelta a dos variantes de la derecha, Igor Normando, del MDB, y Éder Mauro, del partido PL de Bolsonaro. Hay más ejemplos de este tipo, pero no es el objetivo de este artículo.

Tras esta segunda vuelta, la mayoría de las intendencias de Brasil serán gobernadas por la derecha y la extrema derecha. El PL, el partido de Bolsonaro, obtuvo 15,7 millones de votos, un aumento considerable respecto a las elecciones de 2020, cuando obtuvo 4,7 millones de votos. El segundo partido más votado es el PSD de Kassab, que ahora tiene 14,5 millones de votos, frente a los 10,6 de 2020, y el tercero es el MDB, con 14,4 millones de votos en estas elecciones y 10,9 en 2020.

El primer lugar en el ranking de intendentes electos fue para el PSD, que gobernará en 882 ciudades (225 más que en 2020), mientras que el MDB se quedó con 856 ciudades (63 más). Y la nefasta lista continúa con el PP, con 748 ciudades (58 más); União, con 585 ciudades (25 más) y el PL de Bolsonaro, con 512 ciudades (168 más). El PT quedó en noveno lugar, con 248 ciudades, 66 más que en las elecciones de 2020.

El centroizquierda y la izquierda…

El PT, aunque consiguió ganar en más ciudades que en elecciones anteriores, está muy lejos de alcanzar a la derecha y a la extrema derecha en la carrera. El PDT perdió una cantidad considerable de votos, cayendo un 40% en comparación con 2020. El PCdoB perdió el 76% de los votos. REDE perdió el 61 por ciento. Y así sucesivamente…

El PSOL, que fue una valiosa herramienta de oposición de izquierda y de superación del viejo petismo, lamentablemente continúa en una vergonzosa dinámica de adaptación al orden, asimilándose a los partidos tradicionales y sin presentar un programa y propuestas políticas a la izquierda del gobierno Lula y del desastroso proyecto de conciliación de clases representado por el Frente Amplio. Por eso Edmilson Rodrigues perdió en Belém, capital del estado de Pará, quedando en tercer lugar. En São Paulo, el «paz y amor» Boulos, guiado por la política de Lula y el PT, se negó a presentar el programa anticapitalista del PSOL y abrió un espacio político para el surgimiento del reaccionario Marçal, que estuvo a punto de quedar en la segunda vuelta, lo que habría dejado a Boulos fuera de combate.

La elección de la izquierda independiente demuestra una vez más el crimen que supone mantener una política autoproclamatoria y sectaria. La incapacidad de construir un proyecto unitario, o al menos un frente electoral, sigue siendo el principal problema al que nos enfrentamos para poder presentar una alternativa política de izquierdas con capilaridad de masas.

La Revolución Socialista en estas elecciones

Nosotros, de la Revolución Socialista, corriente interna del PSOL, nos hemos presentado como concejales en varias ciudades, entre ellas Belém y São Paulo, ciudades donde se han producido importantes enfrentamientos políticos de repercusión nacional. Fueron candidaturas que buscaron el diálogo con los sectores explotados y excluidos de las ciudades, que llevaron apoyo político a manifestaciones, huelgas y ocupaciones, y estamos muy orgullosos de ello, a pesar del boicot financiero que nos impuso la dirección burocrática del PSOL. Hicimos campañas militantes. Vale destacar que en esta situación de aislamiento, tuvimos el apoyo del PCBR en Belém y Curitiba, el apoyo del PCB en Curitiba y el apoyo de la UP en Juazeiro do Norte, fruto de acuerdos políticos y relaciones fraternas, que agradecemos y esperamos sirvan de puente para unir a toda la izquierda clasista y combativa.

Ahora, en la 2ª vuelta en Belém y Curitiba, recomendamos el voto nulo porque ninguno de los candidatos nos representa. No hay «mal menor». A diferencia del caso de São Paulo, donde hacemos un llamamiento explícito a votar críticamente por Boulos.

La extrema derecha ha salido reforzada de las elecciones. ¿Por qué?

La centroizquierda, los reformistas y los falsos progresistas gestionan el Estado para ponerlo al servicio del capital. Por eso, cuando gobiernan, aplican ajustes fiscales y planes de austeridad para responder a los intereses de empresarios, banqueros y patrones.

Como escribimos en un artículo anterior, «aún en campaña, el presidente se niega a subir el sueldo a los funcionarios, sigue negándose a convocar concursos en las distintas áreas y empresas del Estado federal y, por supuesto, ajusta los presupuestos de sanidad, educación y asistencia social. Además, a pesar de su discurso «verde», el gobierno de Lula ve el país en llamas y rechaza cualquier política que ponga límites al agronegocio y a la industria extractiva.»

La única forma de frenar a la extrema derecha en las elecciones es presentar un programa radical anticapitalista y de izquierdas que se presente como alternativa de poder y ocupar así el espacio político que se abre ante el fracaso de los falsos progresismos que defraudan las expectativas de las masas.

Construir el partido revolucionario es, más que nunca, la tarea principal

Repitiendo una máxima marxista que sigue siendo cierta: las elecciones burguesas no resuelven la lucha por el poder, sólo la lucha de clases plantea la posibilidad de derrotar a la burguesía. Esto no significa que los partidos revolucionarios no debamos participar y concurrir a las elecciones, al contrario, debemos participar y hacer todo lo posible para llegar a las masas con nuestro programa y nuestra política.

Estas elecciones son una oportunidad para reflexionar y sacar conclusiones, la izquierda necesita hacerlo, de lo contrario veremos crecer a la extrema derecha y nos derrotará. Nuestra obligación es hacer todos los esfuerzos posibles para superar los errores, tanto las desviaciones oportunistas como las sectarias, y construir una alternativa política anticapitalista y socialista dirigida a la clase trabajadora.

Por un lado, tenemos que luchar contra las políticas de los reformistas y oportunistas que propugnan la conciliación de clases como salida. No es cierto que la extrema derecha se enfrente a los Frentes Amplios, esto ya es más que evidente si analizamos los procesos electorales en gran parte del mundo, no sólo en Brasil. Este es uno de los debates que tenemos dentro del PSOL. Lamentablemente, la mayoría de las corrientes hoy favorecen esta política.

Por otro lado, también es necesario superar el sectarismo y la autoproclamación. Existe este problema en la izquierda clasista que debemos resolver si queremos salir de la marginación política y construir una alternativa de izquierdas para las masas. Hasta ahora, hemos visto cómo estos partidos han practicado políticas «para marcar posición» que no construyen ninguna fuerza capaz de competir con los reformistas y falsos progresistas, verdaderos responsables del crecimiento de la extrema derecha.

Revolución Socialista, sección de la LIS (Liga Internacional Socialista), no abandona la tarea estratégica y fundamental de construir un partido revolucionario, única alternativa capaz de frenar la barbarie capitalista. Para construir este partido, actuamos en unidad, con el objetivo de reagrupar a los revolucionarios. Como tendencia interna del PSOL, luchamos contra la política de la dirección mayoritaria, que está destruyendo el PSOL y llevándolo por el camino equivocado de la conciliación de clases. Sabemos que las contradicciones crecen y por eso necesitamos unir a los sectores clasistas para debatir el futuro del partido.

En este sentido, llamamos a los militantes socialistas revolucionarios de izquierda a unir fuerzas y militar con nosotros para fortalecer un partido que combata a la extrema derecha en las calles, único lugar donde será derrotada. Necesitamos organizarnos a nivel nacional e internacional y luchar por el único sistema alternativo a la barbarie capitalista: el sistema socialista.