Liga Internacional Socialista

Aunque algunas corrientes cuando debaten de política suelen tergiversar la postura ajena, a veces al menos dejan más clara la propia. Es lo que viene pasando con la polémica sobre la guerra Ucrania-Rusia: el PO es cada vez más funcional a Putin.

Pablo Vasco

A la nota del PO del 18 de diciembre¹ ante nuestra respuesta², le reconocemos un solo mérito: ponen entera nuestra cita de la declaración conjunta LIS-L5I-OTI: “coincidimos en la política revolucionaria hacia Ucrania, donde vemos la combinación de dos procesos: la invasión de un país por parte de la potencia imperialista que lo dominó históricamente; y el conflicto interimperialista global que se dirime también en las trincheras ucranianas. En la medida que no hay una confrontación directa entre la OTAN y Rusia, identificamos que el proceso predominante es la resistencia del pueblo ucraniano a la invasión del imperialismo ruso. Por lo tanto, la política revolucionaria implica apoyar a la resistencia para que gane y defender el derecho a la autodeterminación del pueblo ucraniano, como así también del Donbass, y a la vez enfrentar las políticas antiobreras de Zelensky y luchar por la disolución de la OTAN”.³

A partir de ahí, el PO vuelve a su penoso hábito de deformar nuestra posición: “De los ‘dos procesos’ combinados queda solo uno: ‘la resistencia del pueblo ucraniano a la invasión del imperio ruso’.” No, camaradas. Ese “queda solo uno” corre por cuenta de ustedes. Es elemental: que en una ensalada mixta predomine la lechuga no implica la desaparición del tomate. Que en este conflicto predomine la resistencia ucraniana a la invasión rusa no implica que la disputa interimperialista y la OTAN desaparezcan. Es más: en el mundo no hay ni habrá ninguna guerra o conflicto nacional puro, que de alguna manera no involucre a uno o más imperialismos. A su vez, esa injerencia imperial no anula la cuestión nacional: es una combinación dialéctica de procesos.

No en nuestro nombre

Es malo, asimismo, adjudicar al otro palabras que no dice. Como a la vez que apoyamos a la resistencia ucraniana proponemos “enfrentar las políticas antiobreras de Zelensky y luchar por la disolución de la OTAN”, según el PO esto último sería una “frase de circunstancia”, “minimizada”, que “queda descalificada”…

De nuevo el PO repite su mismo método arbitrario con tal de calumniar. ¿Desde cuándo el PO es juez de intenciones? ¿Qué clase de método es ése de difamar lo que afirma el oponente, tildándolo “de circunstancia”? Lejos de ello, la denuncia contra EE.UU., la OTAN, los imperialismos europeos y el gobierno burgués de Zelensky es parte integrante de nuestra política desde que se inició la invasión de Rusia a Ucrania, hace ya casi tres años. Y obviamente es parte de la política de nuestra sección, la Liga Socialista Ucraniana, que además de tener militantes caídos en combate sufre la persecución política y sindical del gobierno antiobrero de Zelensky.

El PO despotrica contra la unidad política LIS-L5I-OTI porque esta última corriente estuvo cercana a ellos durante años hasta que se alejó y converge con nuestras posiciones y métodos.

Ni Zelensky es Chiang Kai-shek… ni 1932 es 1937

Como el PO no logra refutar la categórica postura de Trotsky -y Marx y Lenin- ante este tipo de guerras, citada en nuestra nota, busca descalificarla como “modelos de dudosa aplicación” y encima pifia la fecha: no una sino dos veces habla de 1932, siendo que la referencia es a la guerra sino-japonesa de 1937.

En concreto, aunque el gobierno chino de Chiang Kai-shek era burgués, Trotsky, manteniendo total independencia política del mismo, se ubicaba en el bando militar de China en su guerra contra el Japón imperialista.

Por si el PO lo desconoce, citamos otro texto de Trotsky de 1937 al respecto: “He escuchado también argumentos del tipo de: ‘sosteniendo esta guerra dirigida por Chiang Kai-shek contra el imperialismo japonés le hacemos un servicio al imperialismo británico y estadounidense y podemos convertirnos en su instrumento’. De nuevo el ultraizquierdismo deviene un hándicap para la acción revolucionaria. Un ejemplo: en una fábrica los guardias de la compañía atacan a los obreros, hieren y matan a varios. Los obreros están indignados de tal forma que los mismos faquires sindicales se ven obligados a llamar a la huelga. Nuestro ultraizquierdista aparece en escena, con el dedo levantado por encima de su cabeza a modo de advertencia: ‘No haremos huelga’, dice, ‘no solamente porque los dirigentes sindicales son faquires incapaces de asegurar nuestra total emancipación sino también porque, con nuestra huelga, le haremos un servicio a la firma de la competencia y así nos convertiremos en el instrumento de otro explotador’.

“En el caso de una huelga los obreros sólo podrían acoger tales argumentos con indignación, Pero si se proyecta a la escala grandiosa de una guerra esta misma actitud es infinitamente más criminal y digna de provocar cólera. Está claro que Chiang Kaishek no puede asegurar la liberación de China; pero trata de impedir que ésta sea reducida todavía más al esclavismo, y ello constituye un pequeño paso hacia su ulterior liberación. Participaremos en ese pequeño paso con toda nuestra energía.

“En última instancia, es falso que ‘ayudemos’ a Gran Bretaña. Un pueblo que es capaz de defenderse con las armas en la mano contra un bandido mañana será capaz de rechazar a otro. Un partido revolucionario, que comprenda esto y que ocupe consciente y valientemente su lugar a la cabeza de un pueblo que defiende los restos de su independencia, es el único partido capaz de movilizar a los obreros durante la guerra y, tras la guerra, de quitarle el poder a la burguesía nacional.”⁴

Por si esa cita le resultara al PO muy extensa, agregamos una tercera, más corta, también de 1937: “La experiencia pasada no nos permite alimentar ilusiones sobre el programa social del mariscal Chiang Kai-shek. Pero si existe en un mundo una guerra justa, esa es la guerra del pueblo chino contra sus opresores. Todas las organizaciones obreras, todas las fuerzas progresistas en China, sin abandonar su programa ni su independencia política, deben cumplir hasta el final con su deber en la guerra de liberación, independientemente de su actitud ante el gobierno de Chiang Kai-shek.”⁵

¡»Dejemos las citas bibliográficas», dice en su nota el PO cuando Trotsky y la historia lo contradicen!

Cada vez más funcional a Putin

Según el PO, “el proceso existente [en Ucrania] sí es una confrontación de la Otan -Estados Unidos y demás potencias aliadas- contra Rusia, sus países afines y, a su turno, China que es el objetivo estratégico del imperialismo”. Es “el foco hoy más caliente de un estado de evolución creciente hacia una guerra mundial…” Y agrega “los vasos comunicantes de la guerra en Europa con el conflicto en Medio Oriente… [incluido] el golpe en Siria- o las tensiones militares en el Mar de la China y los conflictos armados en África”.

En suma, como para el PO toda guerra o conflicto hoy ya es prólogo o parte de la tercera guerra mundial, propone “guerra a la guerra; derrotismo revolucionario; el enemigo es Zelensky, Putin y sus regímenes; confraternización de trabajadores rusos y ucranianos, por gobiernos obreros”. Aparte de omitir el derecho a la autodeterminación nacional del pueblo ucraniano, hasta ubica como primer enemigo al gobierno del país invadido antes que al del imperialismo invasor. Putin, agradecido. El error viene de su caracterización de Rusia y su gobierno, ajena a la realidad. De allí su nostalgia del “ex bloque soviético”, el “antiguo bloque del Pacto de Varsovia” y “los antiguos territorios integrantes de la Unión Soviética”. Según el PO, Putin gobierna “en beneficio de la oligarquía burocrática/burguesa” para “mantener el control de la restauración capitalista”… ¡como si ésta ya no estuviera consumada desde hace años! Una corta estadía en Moscú bastaría para disipar semejante ilusión, compartida por todos los stalinistas y neostalinistas del planeta. El campismo, de fiesta.