El ataque realizado por Irán fue inédito, anunciado y limitado. Las reacciones aún no han sido totalmente explicitadas. Es necesario derrotar al sionismo y sus protectores imperialistas. No se puede depositar confianza en el reaccionario régimen de los ayatolás. La movilización de los pueblos ha de continuar en dirección a una salida estratégica para Palestina y Medio Oriente.
Por Rubén Tzanoff
Misiles y drones sobre Israel
La destrucción del consulado en Damasco, Siria, en la cual murieron integrantes de la Guardia Revolucionaria, fue una provocación a la que Irán respondió el sábado 13 de abril por la noche. Lo hizo con el inédito lanzamiento de más de 300 misiles y drones, principalmente desde Irán y también desde Siria, Yemen, Irak y Líbano, países en los cuales actúan milicias afines a Teherán. El sistema de defensa israelí conocido como “Cúpula de Hierro” asistido por EE. UU., Reino Unido, Francia y Jordania, interceptó en el aire el 99 por ciento de 170 drones, 30 misiles de crucero y 120 balísticos. Después de la vulnerabilidad defensiva puesta de manifiesto ante el sorpresivo ataque de Hamas del 7 de octubre, Netanyahu y el régimen de ultraderecha se han esmerado en magnificar el restablecimiento de la seguridad.
Sobre aviso
El ataque llevó al presidente iraní Ibrahim Raisi a platear que se le ha “enseñado una lección al régimen sionista” y a especulaciones sobre el fin de la doctrina de la “paciencia estratégica”. Por lo pronto, lo que hubo fue una acción limitada y anunciada con 72 horas de anticipación a los gobiernos de la región, con lo cual también puso sobre aviso a Israel y EE. UU. Tuvo más características de advertencia propagandística que respuesta contundente al genocidio y la ocupación de Gaza. El reaccionario régimen de los ayatolás intenta demostrar que “hace algo” por Palestina, por la agresión en Damasco y por los asesinatos de sus comandantes y científicos, dentro y fuera del país. Actúa presionado tanto por la movilización de los pueblos de la región como por las acciones que se desarrollan fronteras adentro, que incluso se expresaron en las calles el mismo día del ataque a Israel.
Incertidumbre sobre las futuras reacciones
Netanyahu pidió que se reúna el Consejo de Seguridad de la ONU, el ala más radical del Gobierno ya se manifestó a favor de un “ataque aplastante” contra Teherán y el ministro del Gabinete de Guerra, Benny Gantz, advirtió que la represalia será “de la forma y en el momento que sea correcto para nosotros” . Por su parte, el jefe del ejército iraní, Mohammad Bagheri, advirtió que “nuestra respuesta será mucho mayor si Israel toma represalias contra Irán” y que las bases estadounidenses podrían ser atacadas si Washington respalda un contraataque israelí. Según New York Times, Joe Biden le manifestó a Netanyahu que no apoyará un asalto directo en territorio iraní y pretende evitar una escalada regional, cuestión que también agravaría la crisis de la economía capitalista mundial, la inestabilidad financiera y política.
Hegemonía en disputa, perspectiva incierta
Como se plantea en la nota del camarada Imran Kamyana en “Algunos puntos sobre el conflicto Irán-Israel“: ”…esta situación debe verse en el contexto de crecientes contradicciones entre las potencias imperialistas regionales y globales, no sólo en Medio Oriente sino en todo el mundo, que podrían explotar incontrolablemente a pesar de toda su “comprensión” y diplomacia entre bastidores. Esto podría conducir a un derramamiento de sangre masivo en forma de nuevas guerras, así como a una crisis sin precedentes en la ya frágil economía global. Incluso los políticos imperialistas son conscientes de este hecho y lo temen. Esta es la razón por la que los estadounidenses temblaron y corrieron para detener el ataque iraní y trataron de resolver el problema involucrando a potencias desde China hasta los estados del Golfo para el arbitraje. Tomará algún tiempo aclarar la situación posterior al ataque iraní; el factor clave será si Israel tomará represalias. Y si es así, cuál sería la naturaleza de las represalias. En caso de represalias israelíes, Irán tendrá que responder de manera más agresiva que antes y la situación sólo empeorará. Sin embargo, parece más probable que la tensa situación se alivie canalizándola hacia condenas institucionalizadas y retórica engañosa, y que se hagan esfuerzos para suprimir el conflicto Irán-Israel, al menos temporalmente.”
Yanquis “Go home”
Momentáneamente, Netanyahu pasó de estar en el foco de las críticas internacionales a recibir el respaldo del G7, la UE y la OTAN, acompañado del pedido de “moderación” para que la situación regional no se desmadre por completo. El primer ministro intenta aprovechar las circunstancias para descomprimir la crítica situación interna que lo aqueja, recolocar a Israel ante la opinión pública mundial y montar una alianza internacional anti-iraní con la finalidad de desmantelar su desarrollo nuclear. Ya se verá si puede lograrlo o no ya que, más allá de sus ansias, está en curso una solidaridad movilizada sin precedentes en apoyo a Palestina, centrada en el repudio a los genocidas y que se acrecienta con cada minuto de heroica resistencia de su pueblo. Los actuales acontecimientos han demostrado por enésima vez que el imperialismo norteamericano actúa como si Medio Oriente estuviera ubicado en una dependencia de la Casa Blanca. La injerencia estadounidense no es garantía de “paz y democracia” para la región sino de apoyo a Israel y de más guerra; por eso ha de ser categóricamente rechazada ¡Fuera EE. UU. de Medio Oriente! ¡Rechazo a cualquier ataque sionista o imperialista a Irán!
Que no desvíen el foco de atención Nada debe impedir desviar el foco de la atención con la falsa creencia de que Israel es “víctima” de la agresión de sus vecinos. Es necesario continuar con el rechazo activo al genocidio, a los crímenes de guerra, a la violación de los derechos humanos que el Estado de Israel lleva a cabo contra el pueblo palestino y que amenaza con profundizar en Rafah. No hay justificativo alguno para apoyar a Israel, por el contrario, es el responsable de 75 años de agresión colonialista al pueblo palestino en su propio territorio y a los pueblos árabes en toda la región; como gendarme del imperialismo inglés primero y del imperialismo norteamericano después. La salida para lograr una paz justa y duradera pasa por el desmantelamiento del Estado sionista, el regreso a la situación previa a 1948 y la instauración de una Palestina única, laica, democrática, no racista y socialista, que sólo podrá lograrse sí avanza la revolución socialista en Medio Oriente.