Por Sergio Garcia
La votación a favor de la ley bases, así sea por un desempate de Victoria Villarruel, le devolvió al gobierno algo del oxígeno que necesitaba. Los mercados financieros que ubicaban el riesgo país para arriba y las acciones y bonos argentinos para abajo cambiaron de tendencia, al menos por ahora. Negar que el gobierno logró por primera vez dentro del Congreso su propósito sería equivocado. Podemos decir que una vez que diputados confirme la ley bases y el paquete fiscal, el gobierno se encontrará con las primeras herramientas legales para seguir con su macabro plan. Es un hecho que no hay que ocultar, ni sobredimensionar. Un ejercicio necesario para comprender el momento actual y la relación logro-límites del gobierno es analizar como un todo y en dinámica lo sucedido estos seis meses.
El verdadero alcance político de las votaciones de ayer no se reduce a una foto de un día, y a un momento particular. Hay que ver todo el proceso en su dimensión para comprender el hoy y el mañana. Así como decimos que la ley finalmente se votó, también decimos que la misma es nefasta en su contenido y notoriamente inferior a los planes iniciales de Milei. Y algo importante, más allá de los cambios, modificaciones y retiro de puntos que a continuación abordaremos, hay que destacar que dentro del Parlamento fracasó la política de Milei de ir por todo y no negociar nada. Esa política se dio contra la pared y no por casualidad ascendió en el gobierno Guillermo Francos, que representa el ala negociadora, emblema de la vieja política y funcionario convencido que no había ninguna posibilidad ni relación de fuerza para ir por todo, que era muy necesario ir dejando partes importantes en el camino. Eso fue lo que sucedió.
Ley ómnibus, ley bases y el mundo de lo posible
Si seguimos la hoja de ruta política que se inició en diciembre veremos con toda claridad la siguiente secuencia: ley ómnibus de más de 600 artículos y posterior caída de esa ley. Reanimación tras la derrota anunciando una ley bases y un Pacto de Mayo que no sucedió, se atrasó el debate de ley bases y pasó con mucha pena y nada de gloria el 25 de Mayo en Córdoba. Tuvo que iniciar nuevas negociaciones y hubo un retiro por parte del gobierno de algunos puntos de la ley bases para ganar votos en el Senado. Al no alcanzar con todo esto, en la propia sesión del Senado su debilidad se evidenció en el retiro de varios puntos muy sensibles: varias privatizaciones importantes, retiro del capítulo previsional que tenía ataques a las jubilaciones y a la moratoria, obligación de no poder eliminar organismos de cultura, CNEA, INTI, entre otros. Y obligatoriedad de tener que mantener el nivel presupuestario en ciencia con cierta movilidad. Nada de esto cambia el hecho de que la ley votada es siniestra, con reforma laboral antiobrera, entrega a las grandes corporaciones y facultades extraordinarias en algunos temas a un presidente que hace campaña diciendo que es un topo que destruye el Estado desde adentro. A ese siniestro personaje le dan más poder. Un recorrido similar tuvo el paquete fiscal, con votación ajustada a favor y caída de dos puntos de importancia pare el gobierno: ganancias y blanqueo. Lo votado y lo que no pudieron votar, configuran la realidad contradictoria que vive el gobierno.
Si pudiéramos resumir lo acontecido valdría el ejemplo histórico de victoria pírrica, la cual marca con altísimo costo un paso adelante en una batalla, en este caso del poder gobernante. Que se rearma para intentar capitalizar ese paso, sacarle provecho y relacionarlo además con los datos inflacionarios que dan este mes, a causa de una profunda recesión, el más bajo en dos años. Pero a la vez quedó muy lejos de la magnitud de leyes que necesitaba para todos los cambios estructurales que se plantea. Y quedó más erosionado socialmente, con mayores niveles de descontento y franjas crecientes de votantes propios más críticos a su gestión. Sin que su caída sea pronunciada y manteniéndose una fuerte polarización, el resultado de esta contienda indica que Milei avanzó en lo que pudo y hasta donde le permitió su propia debilidad, no en lo que quería y necesitaba. A partir de esa situación vendrán nuevas batallas. Ya veremos su resultado.
Cueva de bandidos de la casta
Sí, pensaste bien. Estamos hablando del Senado. Esa oligárquica y privilegiada institución política que hace parte de un régimen anquilosado que no tiene nada progresivo. Lamentablemente, en esta ocasión la aprobación o rechazo de una ley quedó en manos de este cuerpo en nada confiable, como nuevamente quedó demostrado. La realidad de una institución en descomposición política siempre está por encima de cálculos de números para una votación.
Para llegar al resultado final de empate y desempate se pasó por episodios y situaciones típicas de lo peor de las castas políticas burguesas. Vimos al negociador del gobierno supuestamente «anticasta» repartir negocios con senadores de varias provincias. También chantajear a otros y en un deja vu de la famosa Ley Banelco, esta vez ingresaron el expediente de la senadora Lucila Crexell para la Unesco con un salario de alrededor 15 mil dólares por mes. Senadora que, «casualmente», terminó votando a favor de la Ley Bases. De ese nivel de podredumbre política hablamos.
Entre los opositores a la ley no faltaron tampoco muestras de cinismo y de una hipocresía en los hechos cómplice de Milei. Hubo senadores peronistas hoy fuera de Unión por la Patria votando a favor, demostrando una vez más que el PJ siempre tiene algo para aportar negativamente, también otros votando algún capítulo a favor después de la votación general. También vimos a dos senadores por Santa Cruz públicamente llamando a no dar quórum primero y votando en contra en la votación. Solo que esos mismos senadores, extrañamente se ausentaron en la votación del capítulo sobre facultades extraordinarias para Milei. votación que, tampoco por casualidad, ganó el gobierno. Y siguieron ausentes en otras votaciones más.
Y un párrafo aparte merece el senador Martín Lousteau, quien busca hacer las veces de senador radical responsable, revestido de progre en ocasiones y de sensato en otras. Con esa misma supuesta racionalidad explicó que iba a dar quórum porque hay que dar el debate. Una capitulación a Milei de principio a fin. Porque su ausencia o presencia en ese momento particular, hacia caer la sesión o no. Y decidió hacerse presente en un favor político impagable al gobierno. Después se opuso a la ley y buscó diferenciarse para la tribuna, en términos futbolísticos.
Represión planificada y régimen autoritario
Las imágenes brutales contra periodistas, jubilados, diputados y manifestantes en general, además de ser muy repudiables merecen ser analizadas en toda su dimensión. No fueron aisladas, ni excesos. Vimos la expresión en el terreno de la calle de una política reaccionaria muy profunda y planificada. Política que se manifiesta desde el inicio del gobierno de Milei, con protocolo antipiquetes y provocaciones permanentes.
Bullrich comanda la implementación del accionar represivo, pero no hablamos de una iniciativa individual, es una política de Estado. La misma hace confluir diferentes aspectos como la represión concreta a manifestaciones con gases, palos y balas de goma. Combinando esto con infiltrados y personal de seguridad camuflado de civiles, y provocaciones permanentes sobre las primeras filas de manifestantes.
Todo esto va de la mano de la presentación de nuevas leyes represivas nacionales y provinciales e intentos de cambios del código penal para avalar todo su accionar represivo. De hecho, es buscar un régimen político distinto y mucho más antidemocrático, donde directamente prohibían manifestaciones y el derecho a huelga, que no por casualidad estaba dentro de la Ley Ómnibus y la Ley Bases inicial, aunque luego no pudieron sostener esa propuesta. No es casual que tras la movilización y las detenciones, operen demoras en dejar ver a los detenidos, en que abogados puedan acceder a todo lo que legalmente les corresponde. Con jueces y fiscales que acusan a cualquiera por sedición, incitación a la violencia, perturbación del orden, dictando prisión preventiva y otras aberraciones legales al servicio de un plan represivo.
Acompañando todo este giro por demás reaccionario está el rol de grandes medios de comunicación que utilizan su poder mediático para avalar mentiras y difundir una versión inventada sobre cada hecho. Así de repente titulan mensajes del tipo «la violencia no pudo frenar la ley» algo completamente opuesto a lo que sucedió. Fue el Estado con sus fuerzas de seguridad quien aplico una violencia brutal contra manifestantes, precisamente para vaciar la Plaza y que se pueda aprobar la ley. Es la misma violencia de ese Estado que a través del gobierno envió en solo seis meses a varios millones de personas a la pobreza e indigencia y ocultó millones de kilos de alimentos.
Enorme movilización, pese a todo
La jornada del 12 de junio merece un destaque particular; con una gran cantidad de trabajadores y jóvenes que se hicieron presentes en Plaza Congreso, colmando ese emblemático lugar y abarcando las calles hacia la 9 de Julio. Si bien no tuvo la dimensión de la histórica Marcha Universitaria o de la concentración en el primer paro nacional de fines de enero, fue sin duda muy numerosa, expresando el malestar social creciente y las ganas de la población de hacerse sentir. Fuertes columnas de trabajadores, sectores en lucha, jóvenes, jubilados, movimientos sociales, asambleas y también gente suelta que llegó en la medida que muchos iban saliendo de sus lugares de trabajo. Una combinación de sectores que logró mostrar una Plaza llena con sus calles aledañas tomadas, pese al intento del gobierno por ocultar esa potente movilización obrera y popular. Tuvo además importantes acciones en gran parte de las ciudades del país.
Si algo la hace todavía más importante es que la movilización de miles se garantizó pese a todas las direcciones mayoritarias del mundo sindical, social y político. La no convocatoria por parte de la CGT a un paro nacional que profundizara la lucha y alentara la movilización fue un obstáculo que miles superaron para ir a la lucha contra la ley bases. Esa central mayoritaria ni siquiera convocó a marchar de conjunto y solo lo hicieron una parte de sus gremios, los cuales emprendieron la salida de la Plaza con bastante anticipación. Alrededor de las 15hs la locutora invitó a ir desconcentrando, cerrando el círculo de un accionar lamentable por parte de los dirigentes sindicales, en primer lugar, los traidores que no convocaron a movilizar contra una ley que incluía una reforma laboral. Y en segundo lugar quienes sí convocaron, pero retaceando la permanencia en la Plaza cuando era necesario extender la presencia todo lo más posible. La propia Patricia Bullrich, siniestro personaje fascistoide, decidió emprender su operativo represivo un rato después que muchas columnas estaban retirándose, siguiendo los consejos de la locución de gremios cegetistas y de sus aliados.
El peronismo es un todo en debacle
La vieja y burocrática CGT jugó un rol lamentable. Ubiquemos esa cuestión en el plano político y desplegándola en su integralidad. No se trata de un accionar casual. Hace parte de un todo que es la política nociva del peronismo frente a Milei. Una política que todos sus voceros se encargan de explicar públicamente: quieren que Milei siga, se vaya desgastando y en todo caso ganarle en futuras elecciones. No quieren derrotar a Milei ahora ni que caiga su plan.
Porque esa es su política, han venido dejando correr el ajuste. Dentro del Congreso permitiendo en diferentes ocasiones que los libertarios tengan presidencias de comisiones que no les corresponden o dejando pasar un tiempo valioso para presionar por sesiones en temas de urgencia. La no convocatoria a un paro nacional de la CGT se inscribe en esa política. La dirección burocrática de la CGT no escuchó a las bases que piden un plan de lucha. Se la pasaron explicando por televisión que iban al Congreso a reunirse con senadores y que en particular articulaban con Unión por la Patria. Pero estos senadores peronistas tampoco le pidieron a la CGT que acompañe la sesión con un paro nacional, porque unos y otros, desde su lugar, impulsan una línea de no confrontación hasta el final. Una línea de denuncia que no quiere derribar el plan Milei, solo desgastarlo. Y al aplicar esa línea le terminan dando oxígeno permitiendo que avance con el ajuste. El propio Massa le explicó a un medio masivo de comunicación que hay que dejar que Milei aplique y se demuestre que eso va a andar mal. Mientras tanto, millones caen en la pobreza y la indigencia y ahora una ley nefasta logra aprobarse.
De esto hablamos cuando decimos que el peronismo como estructura política no va más, sus tesis políticas son caducas, sus orientaciones nocivas. Y sus trabajadoras, trabajadores y jóvenes que honestamente quieren enfrentar y derrotar a Milei, necesitan una nueva alternativa política. Seguir insistiendo dentro de la estructura del PJ es un camino de ida hacia una nueva frustración.
La izquierda sí se ve
Al igual que ante otras jornadas de lucha de meses pasados, nuevamente la izquierda política y social apareció con destaque, contrastando con el papel decadente de la vieja burocracia sindical. Volvimos a presenciar el hecho positivo de una coordinación multisectorial independiente, que se reúne, debate y organiza, con lógicas dificultades y diferencias en su seno, priorizando la mantención de ese espacio y la activación de iniciativas comunes. La conclusión posible es la importancia de darle continuidad a ese espacio en la nueva etapa que se abre tras la votación de esta ley.
No es menor a la vez resaltar que en el plano político la izquierda y en particular el Frente de Izquierda Unidad ocupan un valioso espacio, que no es mayoritario y bien pudiera crecer mucho más. Tiene un lugar conquistado a defender y desde donde partir a futuro para nuevos desafíos.
Alrededor del debate en el Senado y en estos meses contra Milei, el FIT-U fue la única coalición de unidad de la izquierda que coherentemente enfrentó al gobierno en la calle y dentro del Parlamento. También frente a gobiernos aliados de Milei como Macri en CABA, donde nuestra compañera Cele Fierro en Legislatura da pelea contra sus políticas. La izquierda desde nuestro frente hace mucho, pero tiene el límite de ser solo un frente electoral y perder la posibilidad de avanzar mucho más, de hacer mucho más. Tener una estrategia de fondo para agrupar a miles, canalizar la bronca en organización política y prepararse a futuro como alternativa de poder. Seguimos insistiendo en nuestra propuesta de realizar un gran Congreso Abierto del FIT-U que convoque desde nuestro programa anticapitalista y socialista y se anime a debatir colectivamente estas cuestiones que hacen a una estrategia contra Milei y más allá de él.
Lo que viene es más tensión y luchas sociales
El gobierno logra una votación que le es importante y a la vez no significa que haya salido de la crisis económica y política que atraviesa este momento, la cual se combina con un fuerte deterioro de los índices sociales. El dato inflacionario del mes es una foto de un momento recesivo, de caída abrupta de la producción y el consumo, pérdidas de empleo y subempleo, malvivir de millones de familias. Ningún análisis serio preanuncia bonanza económica y recuperación. Podrán tener una ley votada pero no tendrán paz social, el deterioro de la vida de millones alimenta las luchas presentes y futuras.
En el Senado acaba de ser derrotada ajustadamente una oposición política inútil, pero esa derrota no se traslada directamente sobre la población. Estamos convencidos de que el desgaste del gobierno es palpable. Las escenas de compra de votos y represión salvaje alimentan la bronca y realzan el descontento social. Las luchas por salarios dignos, alimentos, educación y salud pública, contra los tarifazos y por jubilaciones que dejen vivir van a continuar. Muy posiblemente, luego de unos días de reacomodo social y reflexión sobre lo que acontece, van a crecer y expresarse todavía más.
Nos preparamos para eso. El gobierno también. Saben perfectamente que no tienen un cheque en blanco y que una ley no garantiza ninguna tranquilidad a mediano plazo. Vienen meses de mayores tensiones sociales, entre ascenso sostenido y represión planificada, descontento social creciente y aplicación del ajuste. La confrontación es clara y el resultado está por verse. Tenemos que organizarnos desde abajo en cada lugar de trabajo, de estudio y barrio popular. Hay fuerza social para frenarlos y derrotarlos.
En momentos como este que cierran una etapa de lucha específica contra una ley, es esencial comprender que nada termina. Estamos ingresando a un nuevo momento de la pelea, a otras batallas que irán transcurriendo por otros carriles. Batallas que daremos a fondo, en cada lucha social que apoyamos e impulsamos y en el terreno político también, de manera prioritaria y estratégica.