Un nuevo Día Internacional de Lucha Contra la Violencia de Género, el 25N es un día de lucha en homenaje a las hermanas Mirabal quienes combatieron la dictadura de Rafael Trujillo a mediados del siglo XX. Las “mariposas” fueron brutalmente asesinadas por la dictadura dominicana y hoy continúan siendo una bandera y un símbolo de lucha a nivel mundial. La lucha y cada reclamo del movimiento de mujeres y disidencias hoy en el contexto de crisis capitalista, ascenso de la ultraderecha, y reacción contra nuestras conquistas debe tomar mucha fuerza. En todo el mundo saldremos a las calles a decir Basta de Violencia Patriarcal! No hay #NiUnaMenos en un mundo con genocidio, ajuste, represión y recorte de derechos.
Un 25N con la ultraderecha en ascenso
El contexto actual de gobiernos de ultraderecha con Trump, Netanyahu, Milei y Meloni tiene la característica de ser profundamente anti derechos y negacionistas de la opresión de mujeres y disidencias. Siguiendo la orientación de recuperar los valores tradicionales atacan permanentemente a las conquistas del movimiento feminista y disidente a través de recortes, desfinanciamientos y discursos de odio que reproducen, avalan y profundizan las violencias patriarcales y capitalistas con la complicidad de las iglesias y de los sectores más conservadores.
A la cara más cruda de la decadencia capitalista la vemos en el genocidio que Israel perpetra en Palestina, donde según datos de la ONU, el 70% de las asesinadas son mujeres y niños. El Líbano también sufre las consecuencias de los bombardeos y vuelve a repetirse la misma tendencia: la mayoría de muertes son de mujeres y niñeces. En Afganistán el gobierno talibán está llevando a cabo lo que se conoce como un “apartheid de género” que llega al extremo de sancionar leyes que prohíben que las mujeres puedan hablar en público, las obligan a cubrir por completo sus cuerpos y rostros, dejaron sin el derecho a la educación a las niñas a partir de los 12 años entre otras medidas ultra reaccionarias y que cercenan derechos humanos.
En Argentina Milei hace lo suyo avanzando a desmantelar los programas de prevención del embarazo adolescente, ataca a la Educación Sexual Integral, no destina los insumos para las ITS (infecciones de transmisión sexual) o para los tratamientos de hormonización. Por supuesto, a nivel discursivo, él y sus funcionarios se encargan de atacar constantemente a un movimiento que estuvo a la vanguardia de la lucha. Un mundo polarizado que muestra con claridad la intención directa de estos gobiernos contra el movimiento de mujeres y disidencias y la necesidad de luchar con fuerza y organizarnos para poner de pie un proyecto feminista, socialista, revolucionario.
Nuestras tareas, nuestros desafíos
Frente a esta realidad, el 25N nos encuentra con muchas tareas. Nuestro movimiento internacional dio en su cuarta ola sobradas muestras de una organización enorme con el Ni Una Menos, el #MeToo, el movimiento #EleNão que no solo conquistó derechos sino que dio debates muy profundos y se metió en cada rincón para cuestionar la relación patriarcado-capital, las relaciones interpersonales, la familia como institución opresora, la feminización de la pobreza, la legalización del aborto y sobre todo, sacamos la importante conclusión de que la pelea es en las calles. La cuarta ola feminista fue como nunca atravesando la propia intimidad y desafiando las imposiciones sobre el consentimiento y los vínculos.
Los paros y movilizaciones de cada 8 de marzo siguen demostrando la fuerza arrolladora y la gran capacidad de convocatoria. El primer paro en 2017 tuvo la adhesión de 57 países y en 2018 más de 100. En el 2024 se hicieron masivas movilizaciones en diversas latitudes.
Sin embargo, hay una pregunta que está presente ¿cómo con este historial de lucha hoy la marea está a la baja? Es difícil contestar con un solo motivo esta pregunta. Por un lado, las reacciones que sobrevinieron a la cuarta ola agruparon sectores que al sentirse excluidos de los avances feministas, vieron cuestionados los estereotipos que garantizan sus privilegios, responsabilizaron a las mujeres y disidencias de no querer la igualdad y buscar someter a la masculinidad. Sobre estas reacciones que le siguieron a cada ola feminista, pero en especial en esta cuarta ola, se asientan algunos ejes y propaganda de la ultraderecha.
También hubo responsabilidad de las conducciones llamadas progresistas, que donde gobernaron institucionalizaron la lucha, le restaron importancia ante la crisis social y económica responsabilidad de sus gobiernos también, y trabajaron para desarticular la acción callejera.
En el mundo no se dio la batalla cultural para ganar a más a la tarea de luchar contra el patriarcado, pero fundamentalmente el feminismo que se fortaleció fue un feminismo radical anti varones, excluyéndolos. Un feminismo de clase que pelee contra el patriarcado pero que sea anticapitalista y luche por las causas de fondo contra el sistema y en unidad con trabajadores es el que desde la Liga Internacional Socialista (LIS) levantamos en cada país, entendiendo que para tirar al patriarcado debemos ir contra todo el sistema con el conjunto de los trabajadores.
Este retroceso, abrió la puerta a que vuelvan a surgir con más fuerza los discursos de odio y con esa orientación política de desorganizar, se le dio cada vez más lugar a las expresiones reaccionarias y a las políticas de ajuste hoy encarnadas en gobiernos ultraderechistas. Ya lo había caracterizado así Simone de Beauvoir cuando dijo “Nunca olviden que solo hace falta una crisis política, económica o religiosa para que los derechos de las mujeres sean cuestionados.”
Es decir, todo lo que no avanza termina por retroceder, por eso es urgente volver a retomar las calles y construir un feminismo con una perspectiva socialista y de la clase trabajadora, porque esta orientación nos permite entender que toda opresión patriarcal es inherente al sistema capitalista e imperialista, donde las mujeres y disidencias la pasamos peor, con los trabajos peores pagos, con las tareas domésticas no remuneradas y expuestas a las más crudas violencias. Solo con el horizonte de construir el socialismo es que podremos dar la pelea de fondo por conquistar una sociedad realmente igualitaria, para eso, debemos tocar las bases de los sistemas de producción y ponerlas al servicio del pueblo para terminar con una burguesía que precariza cada vez más a toda la clase trabajadora y nos empuja a la barbarie.
Este 25N volverá a encontrarnos en las calles de muchos países del mundo, levantando la solidaridad internacional nuevamente, en especial solidaridad con las mujeres y niñeces de Palestina y el Líbano que son víctimas del peor genocidio desarrollado por Israel. A su vez, con la perspectiva de continuar dando los debates para romper con las conducciones que se pintan de feministas pero que no quieren dar la lucha a fondo y que militan diciendo que no se puede cambiar. Por supuesto, que se puede cambiar y al servicio de esta gran tarea está nuestra construcción internacional, para que de una vez por todas las decisiones las tome el conjunto del pueblo trabajador y no un rejunte parasitario que decide sobre nuestras vidas. Este 25N todes a las calles contra el genocidio, la violencia machista, el ajuste y el recorte sobre nuestros derechos. ¡Ni una menos seguimos exigiendo! Este día y siempre, hasta tomar el cielo por asalto, que será nuestro.
Juntas y a la Izquierda