Por Rubén Tzanoff
En noviembre de 2010 Julián Assange, creador del sitio web WikiLeaks, publicó miles de documentos del gobierno estadounidense clasificados como “confidenciales” y “secretos”. Lo hizo con la ayuda del analista de inteligencia en Irak del ejército norteamericano, Chelsea Manning, quien fue condenado a 35 años de cárcel, indultado y vuelto a encarcelar. Las filtraciones también llegaron a la prensa internacional, con la publicación de las comunicaciones entre el Departamento de Estado y sus embajadas alrededor del mundo. En los videos se muestran las masacres de las tropas yanquis contra civiles en la invasión a Irak, y las atrocidades realizadas tanto en ese país como en Afganistán.
Más de una década de persecución
En agosto de 2012 Assange se asiló en la embajada ecuatoriana ubicada en el Reino Unido, y aunque en 2017 obtuvo la ciudadanía, le fue retirada en 2019 por Lenin Moreno quién, además, dejó de brindarle asilo a partir de lo cual fue detenido por agentes de civil de Scotland Yard. En Suecia sufrió acusaciones de violación y acoso sexual. Assange sufrió un largo periplo de persecución que le causó severos daños físicos y mentales. Finalmente, el viernes 17 de junio la ministra del Interior británica, Priti Patel, firmó la orden de extradición de Julián Assange a Estados Unidos, avalada por todo el arco político tradicional del Reino Unido. Assange tiene 14 días para apelar la decisión que, si es rechazada, implicaría su extradición en un plazo no mayor a los 28 días.
No hay justicia imperialista
El gobierno del ultra reaccionario Boris Johnson y el régimen monárquico se justifican en no haber determinado que la extradición sea incompatible con “sus derechos humanos, incluido el derecho a un juicio justo y a la libertad de expresión”, y que durante su estancia en Estados Unidos, “será tratado apropiadamente, incluso en lo que se refiere a su salud”. Son mentiras escandalosas, en Estados Unidos no habrá un juicio justo sino una condena que puede incluir la pena de muerte. Lo que sucede con Assange es una muestra de la brutalidad que ejerce el capitalismo imperialista sobre quiénes dicen la verdad sobre sus crímenes, generalmente amparados bajo el paraguas de los “secretos de Estado” y la “seguridad nacional”.
Hay que denunciar y enfrentar al imperialismo occidental
La decisión de la extradición no se puede separar del actual contexto bélico, el cual están aprovechando para hacer barbaridades. En estos momentos, hay una guerra de invasión a Ucrania llevada a cabo por el imperialismo ruso que es necesario repudiar y derrotar. Y, al mismo tiempo, hay que denunciar los falsos lamentos y “defensa de la democracia” que cínicamente hacen los representantes del imperialismo occidental, encabezados por los norteamericanos y la OTAN. Ellos se mancharon las manos de sangre en Irak y Afganistán y, lejos de cualquier arrepentimiento, pretenden castigar a Assange por hacer púbicos sus crímenes. La injerencia y extensión del imperialismo norteamericano sólo provoca más guerras, al igual que la OTAN, una organización que hay que disolver.
Los falsos crímenes que denuncian los verdaderos criminales
Los criminales invasores imperialistas no quieren que sus atrocidades sean descubiertas ya que son cometidas bajo el falso argumento de enfrentar al “terrorismo mundial” cuando, en realidad responden a la imposición de sus intereses económicos de saqueo, a su posicionamiento geopolítico y al sofocamiento de los pueblos. Con el castigo a Assange pretenden dar un mensaje de lo que le puede pasar a quienes denuncien los asesinatos que cometen los imperialistas en los países donde despliegan su ejército y actúan criminalmente con la OTAN. El accionar bélico criminal del imperialismo occidental siempre es escondido y, cuando gana la luz es negado o vilmente justificado. El crimen no es difundir públicamente los asesinatos sino cometerlos
Mordaza al periodismo independiente
La persecución a Assange y WikiLeaks es un ataque al periodismo independiente, de investigación y a los que denuncian individualmente. Como fueron los casos del ex agente de la CIA Edward Snowden, quien reveló cómo la Agencia de Seguridad norteamericana utiliza redes como Google para espiar vidas privadas, o las investigaciones sobre los Panamá Papers y Pandora Papers, entre otras. Son muestras de la impunidad que el sistema capitalista imperialista no puede soportar.
Movilización contra la extradición y por la libertad
La detención y extradición de Assange, independientemente de la opinión que tengamos sobre sus posiciones políticas y actitudes personales, es un ataque del capitalismo imperialista contra los derechos democráticos elementales. Es necesario reavivar la campaña mundial contra la extradición y por su inmediata liberación sin cargos, al igual que la de todas las personas implicadas por colaborar con Assange. Es necesario exigir la apertura de todos los archivos de guerra, la abolición de los secretos de estado y el castigo a los invasores, criminales y torturadores al servicio del imperialismo, se encuentren en el país que se encuentren. Estos son los criminales a los que hay que castigar.