Reino Unido: hay que aplastar a la ultraderecha

La extrema derecha aprovechó el asesinato de tres niñas para desplegar su violencia racista. Las respuestas oscilan entra la complicidad y la cobardía. Hay fuerza para plantarle cara a la ultraderecha.

Por Julio SantanaLIS Reino Unido

Asesinatos y ataques indiscriminados

En Southport fueron asesinadas tres niñas y otras diez fueron heridas en un acto de violencia repugnante. Cuando no había pasado ni media hora desde los apuñalamientos, por las redes sociales utilizadas por la extrema derecha comenzaron a circular mensajes atribuyendo los crímenes a “un sirio solicitante de asilo” o “a un inmigrante musulmán recientemente ingresado ilegalmente al país”, incluso dando a conocer un nombre falso. Aunque la policía reveló que se trataba de una persona nacida en Reino Unido, de padres ruandeses, de la cual no se conocía qué religión profesaba; los neofascistas ya habían vuelto a encender la mecha del odio racista, islamofóbico y anti inmigrante. Así, apelando a las mentiras y la desinformación, sembraron el caldo de cultivo que derivó en una semana de ataques generalizados a: musulmanes, hoteles donde se alojan solicitantes de asilo, mezquitas, viviendas particulares y pequeños negocios.

Polarización creciente

La situación se sigue polarizando ya que los ultras llamaron a continuar con las acciones con más de cien convocatorias en Inglaterra e Irlanda del Norte y también afloraron las contraprogramaciones vecinales antifascistas y antirracistas, incluso para defender los edificios que eventualmente pueden ser atacados. Las autoridades movilizaron alrededor de 6.000 agentes policiales. Se trata de los disturbios más violentos desde 2011, cuando en Tottenham los hooligans de ultraderecha, autodefinidos como “patriotas”, insultaron al islam y denunciaron la “invasión de extranjeros que violan a nuestras mujeres”, envueltos en banderas inglesas y con esvásticas, al grito de «queremos que nos devuelvan nuestro país» e «Inglaterra hasta que muera».  La barbarie volvió a asomar la cabeza en el Reino Unido.   

Los ataques reaccionarios se repiten en Londres y otras ciudades.

Cómplices, cobardes y descomposición

Los neofascistas están ejercitando el músculo de la violencia contra las personas en situación de mayor debilidad. Elon Musk, el reaccionario y anti obrero CEO de X, interactuó con algunos de los perfiles que publicaron contenidos desinformadores afirmando ante los ataques que «la guerra civil es inevitable». El ultraderechista Nigel Farage (Reforma UK) con representación parlamentaria, fue cómplice de la horda violenta al dejar correr las mentiras que circulaban por las redes. Desde la oposición, el Partido Conservador se hace el desentendido, pero es causante de lo sucedido ya que en su gestión ha tomado medidas tales como habilitar la barca Bibby Stockholm, como “cárcel flotante” para migrantes que los laboristas deberían cerrar inmediatamente. Además es importante señalar la cobardía en la respuesta del Gobierno del Partido Laborista que jamás apeló a la movilización y la organización para frenar los ataques. Lo que sucede expresa la descomposición y crisis del sistema capitalista británico que después de catorce años de gobierno conservador ha destrozado la economía y aumentado la miseria; mientras que un puñado de grandes empresarios se han llenado los bolsillos.

Conservadores y laboristas, ambos ajustadores

El anterior gobierno del Partido Conservador y el actual gobierno del Partido Laborista han decidido que una familia que tenga tres hijos sólo podrá recibir ayuda por el primero y el segundo. Y ahora la gestión “progresista” de Keir Starmer ha quitado las ayudas por combustible que se daban con las jubilaciones, con la miserable excusa que “hay jubilados que tienen muchos ahorros”  cuando, los que realmente los tienen, se lo han ganado trabajando o en gran parte los utilizan para ayudar a sus familias. Siempre les ajustan el cinturón a los de abajo y se lo aflojan a los de arriba, a los más privilegiados. De no resolver las demandas de los trabajadores expresadas en las huelgas de salud, educación, transporte y otras y profundizar los padecimientos, el Partido Laborista continuará alimentando el descontento social y por esa vía el auge de la extrema derecha.

Los mismos perros con distinto collar

Cuando los laboristas y los conservadores mencionan el respeto a la ley vigente, cabe preguntarse ¿a qué ley se refieren? porque Tommy Robinson, fundador de la extinta Liga de Defensa Inglesa ha atizado los ataques desde un lujoso hotel de Chipre de cuatrocientos euros la noche, después de haberse escapado cuando la justicia lo dejó en libertad (in)condicional después de haber sido arrestado la semana pasada en Kent. Este supremacista blanco,  autoproclamado “liberador de Inglaterra” que ha recibido varias condenas de cárcel vive como un privilegiado, recibe aportes y elude a la “justicia” como quiere. A un nivel inferior, hace algo similar a Donald Trump que cada vez que es condenado, igualmente sale en libertad. Farage y Robinson son los ultras mentirosos que intentan obtener apoyo para estar en mejores condiciones de ir contra los trabajadores y el pueblo.

Por movilizaciones masivas y unitarias en Londres y en todo el país

Los asesinatos de las niñas no deben quedar impunes, como tampoco los ataques racistas ultraderechistas, son acciones repudiables e indignantes. Al mismo tiempo, se reafirma que la ultraderecha llegó para quedarse y que aprovechará cualquier circunstancia para desplegar su violencia, esto recién comienza. Por eso hay que aplastar a los ultraderechistas allí donde asomen la cabeza. Hay fuerza para hacerlo porque hay otro polo positivo de la polarización social, se ha expresado en las huelgas obreras que sacuden al Reino Unido y en las multitudinarias y repetidas manifestaciones de solidaridad con Palestina, como ejemplo opuesto al odio racial y la islamofobia. Es indispensable impulsar la más amplia unidad de acción en la movilización. No es una tarea concerniente solamente a las víctimas directas, también deben tomar cartas en el asunto las organizaciones políticas, sindicales, defensoras de los derechos humanos, la izquierda y todos los que defiendan los derechos democráticos.  En particular, pueden cumplir un rol positivo los cinco diputados que ingresaron a la Cámara de los Comunes independientemente del laborismo, los honestos militantes del Partido Laborista y los dirigentes sindicales que apoyan a este partido; llamando a organizar manifestaciones unitarias y masivas en Londres y en el resto del país para plantar cara al fascismo con mensajes contundentes: “No Pasarán”, no al racismo, papeles y derechos democráticos y sociales para todos los inmigrantes. También es indispensable impulsar la autoorganización para la defensa ante los ataques. La necesidad de construir una nueva alternativa política de izquierda, anticapitalista y socialista se hace cada vez más urgente para superar las limitaciones insalvables del bipartidismo conservador-laborista.

Trabajadores protestan contra el genocidio frente al Ministerio de Asuntos Exteriores en Londres.