2° Congreso de la LIS: Resolución sobre la guerra en Ucrania

Aspectos claves del análisis y la política marxista frente a la agresión imperialista de Rusia contra Ucrania y a la política imperialista de la OTAN

Apenas finalizada la Segunda Guerra Mundial, los dos aliados en la guerra -la URSS y los Estados Unidos- dividieron partes del mundo en sus «esferas de influencia». Los Estados Unidos dominaron en Europa Occidental y América Latina (entre otros países), mientras que la URSS dominó en Europa Oriental, partes de África y el sudeste de Asia. Mantuvieron una Guerra Fría, que incluyó muchas guerras por poderes.

El poder militar de ambas superpotencias era más o menos comparable. Sin embargo, la URSS fue perdiendo de manera gradual la carrera armamentista hasta quedar significativamente atrás de Estados Unidos y lo mismo sucedio en su economia.

Tras la disolución de la Union Sovietica, mediante la celebración de un referendum en 1991, Ucrania se convirtió en un Estado independiente.

La tierra de Ucrania y su pueblo estuvieron bajo el dominio de Rusia zarista durante muchos siglos, en los cuales el Estado ruso oprimió y explotó a Ucrania económicamente, culturalmente y políticamente, como cualquier Estado imperialista lo haría. Después de la Revolución de Octubre de 1917, Lenin y Trotsky tomaron una posición marxista internacionalista hacia los pueblos oprimidos y el Estado revolucionario les dio pleno derecho a la autodeterminación, incluido el derecho a separarse. El objetivo era crear una federación socialista voluntaria en la región y, en última instancia, en todo el mundo. Sin embargo, pocos años despues, bajo el gobierno de Stalin, la posición marxista de Lenin sobre la cuestión nacional fue cancelada y reemplazada por una política chovinista y represora.

El colapso de la Unión Soviética fue provocado no sólo por la insatisfacción dentro de Rusia (alimentada por la crisis de la economía planificada burocraticamente, la censura, las represiones estatales, etc.), sino también, en parte, por los sentimientos de opresión nacional de los pueblos de Europa del Este y Asia Central, que buscaron liberarse del abrazo asfixiante del dominio y control rusos (comúnmente conocidos como «rusificación»), que la burocracia contrarrevolucionaria soviética adoptó como política después de la muerte de Lenin y del obligado exilio de Trotsky de la URSS.

En este contexto, siempre han existido sentimientos de opresión y privación nacional en las masas trabajadoras de Ucrania; y el Estado ruso («Rusia») siempre ha sido percibido como opresor y una fuerza imperialista.

Después del colapso de la URSS, Rusia degeneró y se transformo en un país capitalista bajo un régimen autoritario de caracter «gangster/mafioso». Con los años Putin se convirtió en un representante autoritario de la clase reaccionaria y corrupta de capitalistas rusos que primero, como parte de la burocracia estalinista saquearon y destruyeron la Unión Soviética y luego se convirtieron en multimillonarios gracias al robo y saqueo de activos estatales durante la privatización.

Es verdad que aun en medio de su crisis, el imperialismo estadounidense sigue siendo actualmente el imperialismo más poderoso del planeta y por eso enfrentamos y denunciamos todas sus políticas y acciones en el plano internacional. Pero en gran parte de Europa del Este y Asia Central sigue siendo Rusia el que desempeña un rol opresor sobre otros pueblos y su objetivo es intentar extender su dominio todo lo que le sea posible.

Por lo tanto, independientemente de cómo considere cualquiera de nosotros a la ex URSS («un estado obrero degenerado» o » capitalismo de estado»), no hay dudas de que en 2022, cuando Rusia llevó a cabo una invasión a gran escala en Ucrania, mostró el accionar de un Estado capitalista de carácter imperialista cuyo objetivo es intentar fortalecer su influencia en toda la región y en el mundo. Su poder militar y económico no tiene comparación con el de Ucrania.

Los gobernantes imperialistas nunca reconocen sus verdaderos motivos para invadir otros países. Los Estados Unidos y sus aliados afirmaron que estaban tratando de «derrotar el fascismo» en la Segunda Guerra Mundial, aunque en realidad fue un conflicto entre imperialistas por el dominio mundial. De manera similar, la invasión de Irak fue justificada por la afirmación de que Irak poseía «armas de destrucción masiva». Tales excusas poco convincentes se pueden encontrar a lo largo de la historia de las invasiones imperialistas.

Rusia afirma que su invasión en Ucrania está dirigida a «desnazificar» y detener el «genocidio». Pero los resultados de las elecciones parlamentarias en Ucrania muestran claramente que solo el 2% de la población de Ucrania apoya a los nacionalistas de extrema derecha, lo cual es menor que en Francia, Alemania, Italia y la mayoría de otros países europeos.

Putin también afirma que la expansión de la OTAN obligó a Rusia a invadir Ucrania para protegerse del imperialismo occidental. Pero Rusia es una potencia imperialista, con el ejército más grande de Europa y el arsenal nuclear más grande del mundo. En términos de ingresos per cápita, Rusia supera la capacidad económica de Ucrania al menos cuatro veces. En este indicador, se encuentra en una proporción similar a la de Pakistán y Afganistán. Además, la población de Rusia es de 140 millones, mientras que en Ucrania es solo de 35.

Los análisis de Lenin sobre las guerras entre naciones siempre comenzaban y terminaban con el análisis de qué camino fortalecería o debilitaría el movimiento internacional de la clase obrera. Es muy importante destacar que Lenin diferenciaba claramente entre las «naciones opresoras» y las «naciones oprimidas». Él entendía que cuando los trabajadores en países opresores se ponen del lado de su propia clase gobernante contra los pueblos que conquistan o de alguna manera oprimen, eso debilita el movimiento obrero internacional. Simplemente porque esto divide a los trabajadores de diferentes países entre sí cuando sus intereses de clase son comunes. Las invasiones imperialistas sólo son beneficiosas para la clase gobernante de los países opresores. Por lo tanto, cuando los trabajadores de los países opresores apoyan una invasión imperialista van en contra de sus intereses por dos razones: 1) ayudan a fortalecer a su propio enemigo de clase en casa; 2) siembran desconfianza y división entre sus hermnos de clase del pais invadido.

El derecho de las naciones oprimidas a la autodeterminación debe incluir su derecho a resistir la invasión imperialista de cualquier manera que elijan. De hecho, ha sido esa fuerte resistencia la que viene haciendo muy difícil los planes militares de Putin dentro de Ucrania. De nuevo, se trata de la clase obrera. Apoyar el derecho de los ucranianos comunes a resistir la invasión rusa no significa apoyo político a la clase gobernante de Ucrania en contra de la clase gobernante rusa.

La invasión de Ucrania por parte de Putin solo ha fortalecido la posición debilitada de la OTAN a escala global y le ha dado la justificación para una mayor expansión. También le ha brindado al régimen de Zelensky una brillante oportunidad para implementar todo tipo de políticas antidemocráticas y contra la clase trabajadora que deben ser resistidas y combatidas con toda la fuerza de la solidaridad de clase y el programa socialista.

La política de derrotismo revolucionario no es apropiada aquí, ya que sólo se aplica a las guerras entre imperialistas, especialmente cuando se libran a escala global. En este caso, Ucrania no es una potencia imperialista.

Además, a pesar de todo el apoyo militar y financiero del imperialismo occidental al Estado ucraniano, la OTAN aún no ha entrado en la guerra directamente. Ni ellos ni tampoco China han querido hasta ahora dar pasos concretos en este sentido. Por lo tanto, esta aún no es una guerra mundial e inter-imperialista. Pero si se produce tal situación (lo cual sería extremadamente catastrófico y terrible), los revolucionarios, por supuesto, tendremos que reordenar la política partiendo de responder en primer lugar y como elemento central a una guerra inter-imperialista y nuestro rechazo a la misma, y a partir de allí continuar apoyando el derecho de los pueblos oprimidos a defender su nación y decidir su destino. Si este cambio cualitativo en la disputa inter-imperialista en algún momento se produce, la dirección de la LIS responderá en base a su programa y estrategia socialista.

En cuanto a la situación actual de la guerra en Ucrania, consideramos necesario referirnos aquí a la estrategia de los maestros marxistas en situaciones similares. En el contexto de la invasión imperialista de Japón en la China semicolonial, Trotsky había propuesto una política de lucha contra los invasores japoneses para las masas trabajadoras chinas, sin renunciar a su programa político y su independencia organizativa de clase. Las fuerzas imperialistas occidentales estaban totalmente involucradas en este conflicto y en diferentes momentos brindaron ayuda financiera, militar, política y diplomática a los nacionalistas chinos contra Japón. Entre ellos se encontraban los Estados Unidos, Gran Bretaña y Australia.

Durante la Revolución Rusa, en el período de un posible avance de Kornílov hacia Petrogrado, los bolcheviques decidieron llevar a cabo una lucha política contra el gobierno de Kerensky y una lucha militar contra las fuerzas de Kornílov dentro de una misma estrategia. Una política similar fue propuesta por Trotsky durante la Guerra Civil Española, que implicaba una lucha política contra los estalinistas y los socialdemócratas, por un lado, y una lucha militar contra las fuerzas de Franco, por el otro. En cualquier situación similar es importante tener en cuenta el equilibrio de fuerzas y analizarlo desde los intereses de nuestra clase.

Evidentemente los autoproclamados izquierdistas antiimperialistas, que directa o indirectamente apoyan y justifican el ataque de Putin están cometiendo un gravisimo error. De la misma manera, la aplicación de la política de derrotismo revolucionario en estas circunstancias equivale a fortalecer la agresión rusa. Muchos de estos grupos estan tan equivocados que se niegan a reconocer a Rusia no sólo como una potencia imperialista, sino también como un Estado capitalista. Tales tendencias ideológicamente insostenibles y oportunistas estan condenados al fracaso.

Por otro lado, el hecho de brindar apoyo o expresar elogios hacia la OTAN o apoyar al gobierno burgués de Zelensky en Ucrania es en igual medida un grave error ideológico y político. Nuestro apoyo a la resistencia del pueblo ucraniano lo hacemos desde una posición independiente y opositora al gobierno y a favor de los intereses globales de la clase trabajadora. Asi lo venimos haciendo al denunciar en medio de la guerra medidas del gobierno ucraniano que afectan los derechos sociales, sindicales y democráticos de los trabajadores y denunciando todas las políticas económicas pro FMI o pro Union Europea.

En las actuales circunstancias, llamar a los trabajadores ucranianos a ignorar la agresión rusa y tomar las armas contra el Estado ucraniano es equivalente a apoyar la agresión imperialista rusa. Pero si surgieran condiciones subjetivas y objetivas similares a las de Rusia de 1917, en las que los trabajadores ucranianos pudieran derrotar la agresión rusa y derrocar el gobierno de Zelensky y al capitalismo en Ucrania, entonces no debe haber ni un momento de vacilación en concretar esa tarea histórica.

La tarea de derrocar al gobierno de Zelensky en Ucrania es revolucionaria y pertenece únicamente a las masas trabajadoras ucranianas. Ninguna potencia extranjera tiene derecho a decidir por la clase obrera ucraniana.

En estos momentos, la campaña por el fin de la guerra y para que se termine la invasión rusa sobre Ucrania, debe realizarse con un programa anticapitalista más amplio, comenzando por el apoyo de clase a los ucranianos comunes que resisten la invasión rusa. La agresión rusa debe ser condenada y se debe exigir el retiro inmediato de sus tropas. Ya que un triunfo del pueblo ucraniano debilitará al régimen de Putin y abrirá una nueva situación favorable para la muy importante clase obrera rusa y para todos los pueblos del Este europeo, a la vez que tonificará la pelea de nuestra clase contra todos los gobiernos que pretendan aplicar planes antiobreros y antipopulares. Sobre la base de nuestra defensa del derecho del pueblo ucraniano a ser un país libre, también decimos que en las zonas de los territorios de Donetsk, Luhansk y Crimea estamos por el derecho a la autodeterminación de su población, sin tropas rusas allí, para que sea una decisión verdaderamente democrática.

Al mismo tiempo, no sólo exigimos la retirada de la OTAN de todo Europa del Este, sino también la disolución total de la OTAN y la anulación de todos sus pactos y planes militares que existen al servicio de su política expansionista. Y expresamos nuestro rechazo a todas las políticas guerreristas del imperialismo occidental y a los aumentos de presupuestos militares en sus países. Además, rechazamos las sanciones económicas que afectan la vida de las familias trabajadoras y de la población rusa, y por supuesto exigimos la libertad de quienes dentro de Rusia luchan contra la guerra. También presentamos un programa de expropiación revolucionaria de toda la riqueza y activos de las clases gobernantes rusas y ucranianas.

La posición histórica de Lenin y Trotsky sobre la cuestión nacional debe ser reafirmada, y como solución de fondo se debe presentar una confederación socialista voluntaria de todos los pueblos de Europa del Este, del Cáucaso y de Asia Central, sin ningún resurgimiento de la influencia imperial y sin desigualdad entre los pueblos. Y para desarrollar el conjunto de toda nuestra política frente a la guerra, seguimos bregando por fortalecer una organización revolucionaria dentro de Ucrania como lo venimos haciendo con la Liga Socialista Ucraniana, y también en el resto del este europeo a través de otros compañeros de la LIS que realizan allí el esfuerzo por difundir nuestras posiciones internacionalistas y socialistas.

En base a esta caracterizacion y esta política, la LIS debe seguir impulsando y participando en movilizaciones y otras acciones unitarias de solidaridad en todos los países del mundo donde sea posible y mantener la campaña internacional de apoyo a nuestros camaradas ucranianos.